Uno de los fenómenos más interesantes y fascinantes en lo que se
refiere al análisis de la vida política es el fenómeno de las mutaciones
políticas psicológicas dadas en M2. Ocurre que individuos que durante tiempo
tuvieron una determinada convicción política o ideología política, mediante las
vivencias y experiencias habidas sufren determinados cambios o mutaciones. Se
produce una conversión o una caída de caballo en el camino de Damasco. El
individuo tras experimentar la conversión es otro hombre. La vida anterior es locura
y necedad, el resultado de la irreflexión, es una consecuencia de los pecados
de juventud, de la inmadurez, del engaño, de la falsa conciencia. Hablando de
España es sorprendente el número de conversiones y de defecciones políticas
habidas entre 1975 y 2005 por poner unas fechas convencionales.
En el caso español podemos constatar cómo una buena
cantidad de liberales proceden de la izquierda socialista, socialdemócrata o
comunista y ahora son liberales, conservadores y de orden. Nadie está libre del
cambio si uno tiene sentido común y pasa del error al acierto, de las tinieblas
a la luz, de la indecencia a la decencia. Es el caso de las mutaciones de
izquierda a derecha. Quien de joven no es comunista, es que no tiene corazón.
Quien de viejo es comunista es que ya no tiene cabeza, decía Willy Brandt,
canciller socialdemócrata de la República Federal de Alemania de 1969 a 1974 y
que en tiempos antiguos había sido militante del KPD.
El que estas líneas escribe ha experimentado en sus
propias carnes también la mutación desde
una posición progresista-comunista a una
posición ideológicamente liberal, conservadora y de orden, de ahí el interés
que ha suscitado en él la lectura de este buen libro titulado “Por
qué dejé de ser de izquierdas” de Javier Somalo y Mario
Noya, con prólogo del periodista liberal D. Javier Rubio y epílogo del
protestante y heresiarca español además de prolífico e incansable publicista de
libros César Vidal.
El libro aborda las mutaciones ideológicas de señalados
contertulios radiofónicos o televisivos españoles que actualmente son
liberales, conservadores y de orden que, partiendo inicialmente del paradigma
ideológico progresista han desembocado en el paradigma ideológico liberal. Se
trata de los siguientes individuos: Federico Jiménez Losantos, Amando de
Miguel, Pío Moa, Carlos Semprún Maura, Horacio Vázquez Rial, Juan Carlos
Girauta, José María Marco, Cristina Losada, José García Domínguez y Pedro de
Tena.
Don Federico Jiménez Losantos (1951-) fue el que primero
llegó al autoesclarecimiento ideológico. Se dio cuenta de que el comunismo era
una estafa, de que el progresismo era una mentira y de que los progresistas
eran, son y serán necesariamente una panta de malandrines y de vividores.
Comenzó Jiménez Losantos siendo rojo, filocomunista, compañero de viaje del
PCE. En 1977 con la legalización del PCE, abandona el Partido y se hace
liberal. Un viaje a China le descubre las maravillas del comunismo, digo del
estalinismo, célebre doctrina comunista que consiste en que tiene que haber un
dictador bueno o un tirano razonable que establezca una dictadura soberana y
constituyente revolucionaria que dure tanto tiempo como sea necesario para
llegar al comunismo y destruir los restos de la vieja sociedad. En esta tiranía
buena se cuenta con un Partido y un grupo de sabios militantes dialécticos
notablemente preparados. Son el proletariado. Al final, todo el mundo es bueno
y todo tiene un final feliz. Lo único que puede ocurrir son ciertamente
accidentes contingentes individuales, pero son insignificancias en el noble
sendero del comunismo y de la dictadura del proletariado. Jiménez Losantos
visitó en 1976 un campo de reeducación en China y se dio cuenta de que ser
anticomunista es una noble virtud. Si ya entonces Jiménez Losantos ya era
anticomunista, a partir del viaje a China regresó siendo un anticomunista
militante. He ahí la sabiduría de Jiménez Losantos. Librarse de tanta ideología
en el sentido adjetivo del término en cuanto deformación de la conciencia tiene
que resultar ciertamente difícil y más aún en los años setenta del siglo XX en
medio de tanta borrachera democrático-progresista.
No hay que desdeñar por supuesto las lecturas de Jiménez
Losantos. Tampoco, por supuesto la existencia de enemigos de España entre los
progres y separatistas que ya entonces mostraban la escoria política que
constituían. El problema nacional también le ha preocupado seriamente a Jiménez
Losantos. Don Federico Jiménez Losantos es un español ejemplar que se lleva
batiendo el cobre por España y por la libertad desde los años setenta del siglo
XX. Dos temas fueron los que inclinaron a Jiménez Losantos a sus actuales
posiciones políticas: 1. La libertad…..Liberalismo. 2. España……patriotismo,
conservadurismo y orden. Patria y orden. Patria y libertad. El rechazo al
comunismo, al socialismo socialdemócrata y por lo tanto al pensamiento Alicia
por un lado y la defensa de la Patria, de España y de su indestructible unidad.
Cuando Jiménez Losantos asiste como pardillo al primer Congreso de Cultura Catalana,
ocurre que uno de CC.OO. un sindicato sucesor del Sindicato Vertical Franquista
tiene la lindeza de pedir perdón por hablar en español. –señalemos de paso que
en el libro se utiliza constantemente la expresión lingüística mal formada
“castellano”, complejos autonómicos que son residuos ideológicos en Libertad
Digital y en los liberales. Como si el español fuera una lengua de paletos,
regional como el vascuence, valenciano o catalán o gallego.- Como se ve, los
cambios a veces no llegan a ser todo lo profundos que sería deseable que
fueran.
Es que si eres un español normal, de bien, patriota,
sensato y decente, no puedes arrepentirte ni avergonzarte ni de ser español ni
de hablar en español ni tienes que pedir perdón por no saber hablar un idioma
regional, rural o familiar. Es más, debiera él pedirte perdón por no haber
superado esos residuos del Antiguo Régimen. El acto supremo de patriotismo
español bien podría ser el de olvidar tales lenguas regionales. Sería un paso
gigantesco en el fortalecimiento de la sociedad española. ¿Queremos modernizar
España? Entonces abandonad los idiomas regionales y dejadlos para los filólogos
profesionales. Un idioma que lo hablen menos de 50 millones de individuos no
vale ni un duro.
Jiménez Losantos se dio cuenta de los peligros que
entrañaba el separatismo. Se dio cuenta igualmente de la corrupción de los
estalinistas y de los revisionistas socialdemócratas, esto es, de los progres,
sucesores naturales de la derecha socialista en España a decir de Gustavo
Bueno. La izquierda comunista, la izquierda progresista y los separatistas
establecieron un pacto de acero para repartirse España y para desmenuzarla
llegado el caso con tal de sacar provecho de ello. Los comunistas como tontos
útiles del PSOE, como monaguillos, los separatistas como ladronzuelos
regionales y los del PSOE como pandilla de delincuentes que utilizaban la
política de manera instrumental, para saquear el Estado a nivel regional, local
y nacional, aunque esto último les diera y les sigue dando alergia. Se dio cuenta de que éstos eran los enemigos
de España y también de la libertad. España y Libertad serían sus dos motivos
recurrentes en su producción periodística.
Por esto los progres socialfascistas y/o separatistas le
comenzaron a llamar “fascista” a Jiménez Losantos, vaya panda de analfabetos
impresentables éstos que no saben qué es el fascismo. Su antifascismo les llevó
a promover, provocar, realizar y aplaudir y comprender y justificar el atentado
sufrido por Federico Jiménez Losantos en 1981. Los terroristas que lo hicieron
militan ahora en ERC, un partido socialfascista masónico republicano
independentista catalán.
Amando de Miguel (1937-) fue uno de los primeros
sociólogos que hubo en España. Fue ayudante de Fraga en la Universidad.
Comprobó el carácter de Fraga en sus propias carnes cuando afirmó que el
posfranquismo ya había llegado. Era el año 1968. Fraga le dijo que le prohibía
seguir escribiendo. Amando de Miguel le contestó: “Perdone, don Manuel, pero lo
único que me puede prohibir es publicar; escribir no. Seguiré escribiendo.
Fraga le conminó furioso tras esto a abandonar el despacho.
Amando de Miguel fue antifranquista. Estuvo en la cárcel
y después fue evolucionando hasta convertirse en un sociólogo conservador,
liberal y de orden.
Amando de Miguel llegó a ser partidario, simpatizante del
PSOE. Las corruptelas y la demagogia del PSOE le hicieron finalmente bascular
hacia el PP. No sólo eso, sino que además, ingresó en las filas del PP.
Don Pío Moa (1948-) pasó de ser un marxista revolucionario
radical y terrorista a ser un conservador tranquilo. Su evolución fue más
radical. Fue miembro-militante-socio del GRAPO, (Grupo Revolucionario Armado
Primero de Octubre) aunque debemos señalar que no cometió ningún delito de
sangre. El estudio pormenorizado del marxismo así como de su crítica de la
economía política le convencieron de las insuficiencias del materialismo
histórico y le decidieron a romper con el marxismo.
El abandono del marxismo le llevó a Pío Moa a romper
también con el socialismo, la socialdemocracia, las izquierdas de todo pelaje,
en suma. Entonces Pío Moa se dedica a estudiar la historia española del siglo
XX y a desmontar la “versión heredada” socialprogresista-bolchevique de la II
República, de la Guerra Civil Española y del franquismo. La versión oficial
sostenía que la II República fue benéfica, democrática y salvífica para España
y el pueblo español y que vinieron unos hombres muy malos de derechas que
establecieron una cruel dictadura a cuyo frente se encontraba un hombre malo y
mediocre llamado Francisco Franco. Esta dictadura era de unos fachas o
fascistas o cosa similar y fue nefasta para España. Pío Moa ya se había dado
cuenta de las falacias de los comunistas, anarquistas, socialistas y
progresistas y de su actitud dogmática y antidemocrática, así que entonces
llegaba la hora de poner también en tela de juicio su versión heredada de la
historia de España, resultado de la interiorización de la Leyenda Negra
Antiespañola. La reacción de los progresistas fue la habitual en estos casos:
el insulto, la mentira, la difamación, la denigración y el silenciamiento de
Pío Moa así como la petición de que fuera encarcelado. Reacciones típicas del
socialfascismo. Ni querían debatir ni discutir ni nada por el estilo. Se
trataba de silenciar a Pío Moa. Tácticas propias de la Komintern.
La izquierda a decir de Pío Moa sólo tiene un remedio:
Hacerse española y democrática. Tiene que abandonar la antiespaña. Tiene que
hacerse patriótica y aceptar la democracia y reconocer que han sido traidores a
España y antidemócratas. Eso es algo harto difícil.
Carlos Semprún Maura es el más viejo de todos. Nació en
1926. Este hombre fue comunista, estalinista. Creció en parís a partir de 1939
y allí conoció a los progres franceses, comunistas, estalinistas y gente muy
divertida. Fue la Bohemia la que lo sedujo y provocó su ingreso en tal mundo.
En 1956 pudo comprobar cómo la URSS conquistó Hungría y aplastó la insurrección
húngara y se dio cuenta entonces de que el estalinismo no era tan bueno como se
decía. Fue Carlos Semprún Maura un militante estalinista hasta la médula, como
su hermano, Jorge Semprún Maura. Lo más interesante, se dio cuenta de que en la
España franquista había más libertad y se vivía mejor que en los países
socialistas del Este de Europa, lo cual era rigurosamente cierto. Ya lo había
dicho Winston Churchill unos años antes. Se dio cuenta de que luchaba contra la
dictadura franquista para implantar una dictadura más atroz y peor que ella aún. Entonces abandonó el PCE
en 1957. Comenzó entonces una carrera de desilusiones izquierdistas-comunistas.
Se alistó en el FLP. Carlos Semprún era ya anticomunista pero marxista. Se hizo
trotskista, pero se dio cuenta a continuación de que el trotskismo también era
totalitario, fueron los propios trotskistas los que le alejaron del trotskismo,
otra forma de delirio comunista. De pronto, en una conversación personal con
Ernest Mandel (1923-1995) en un café de París. Carlos Semprún le dijo a Mandel
“Pues yo estoy en la barricada de enfrente”. Se había producido la conversión,
la caída del caballo en el camino de Damasco. Se había dado cuenta de que la
democracia capitalista era lo mejor y de que el comunismo era una verdadera
desgracia. Desde entonces se hizo liberal, no se considera de derechas, pero está
con la derecha liberal, capitalista y en su lucha por las libertades públicas.
Es un hombre de orden.
Horacio Vázquez-Rial era un comunista o izquierdista
revolucionario argentino que llegó nada menos que a ser trotskista y luego se
liberó de los trotskistas y se hizo un hombre cabal en política. Fue
revolucionario terrorista y luego se hizo bueno y de orden, como todos los
personajes de este libro. Todas las historias individuales tienen un final
feliz. Los pecados y necedades de la juventud acaban en la sensatez.
Horacio Vázquez-Rial se hizo incluso del Partido
Comunista, un partido estalinista, pero esto no le pareció suficiente y se hizo
trotskista. Horacio militó en el ERP-Combatiente, vamos que se hizo terrorista.
Según parece, Horacio no llegó a mancharse las manos de sangre. Tomó parte sin
embargo en un par de raptos.
Ante el riesgo de ser detenido o secuestrado o eliminado
en Argentina, Horacio Vázquez-Rial se exilió y se refugió en la España
franquista el 1 de noviembre de 1974. Se exiliaron de un país que era
formalmente una democracia burguesa, la Argentina, pero muy inseguro y en el
que se estaba practicando el terror político en gran escala y de allí dio en
exiliarse en un país que era una
dictadura, la España sometida al franquismo.
Retomó los contactos con las izquierdas comunistas,
socialistas, progresistas españolas. Él seguía siendo trotskista. Votó al PCE
en 1982. Nunca fue del PSOE ni sintió nunca especial simpatía por tal partido.
Gracias a su experiencia argentina, se dio cuenta de que el PSOE es el
peronismo español. El parecido del PSOE con el peronismo argentino era
sorprendente.
Paulatinamente se da cuenta de lo terrible que es el
comunismo, la dictadura de Cuba, el antisionismo o antisemitismo de los
progresistas españoles. Se da cuenta de que el antiamericanismo es decadente y
enfermizo. Estar a favor de los EE.UU. y de Israel es estar a favor de la
civilización y en contra de la barbarie.
1989. Cae el muro de Berlín y su distanciamiento con los
progresistas sigue acentuándose. Finalmente comienza a ver con buenos ojos al
PP, a Aznar. Eso es algo que ya le coloca definitivamente al otro lado de la
trinchera. En 2000 Horacio había ya virado resueltamente a estribor. Luego lo
que ha ocurrido es que Horacio Vázquez-Rial se ha hecho liberal, conservador y
de orden. He ahí el destino de los progresistas decentes. A fuer de decentes
los progresistas se hacen liberales. El progresismo ha matado al progresismo.
Federico Jiménez Losantos dice que si no se ha sido
comunista, si no se ha conocido por dentro a la bestia, al ogro filantrópico,
entonces es imposible ser liberal y yo añadiría que es imposible distanciarse
críticamente de tales locuras ideológicas y ser un hombre cabal en filosofía y
en política, como Crates con Metrocles.
Juan Carlos Girauta nació en 1961. Hace poco que cambió de doctrina política. Este hombre
coqueteó con la izquierda socialista catalanista. Se hizo del PSC-PSOE. La
corrupción del PSOE le hace abandonar semejante partido en 1986. El siguiente
paso es hacerse anti-PSOE, antisocialista militante, que es lo que ha llegado a
ser Juan Carlos Girauta. Pero fue la lectura atenta la que le proporciona una
nueva ideología política: el liberalismo.
José María Marco nace hacia mediados de los años
cincuenta en el seno de una familia de izquierdas. Obtiene una plaza de
profesor de francés en un instituto en 1982 y coquetea con el PSOE. Ellos no se
fían de él. Frecuenta la sección de enseñanza de la UGT. Su distanciamiento del
PSOE y de la UGT tiene lugar durante la década de los ochenta. La corrupción
socialista de los años noventa le inclina de manera irreversible hacia el
liberalismo. Poco a poco los progresistas le abandonan y le van cerrando todas
las puertas. Ha dejado de ser uno de los suyos. Así llega a comprender
finalmente que ha sido objeto de una monumental estafa política e ideológica.
Son cosas de la juventud y de la ingenuidad de tal etapa de la vida.
Cristina Losada es una mujer lúcida que ha estado en los
partidos revolucionarios socialistas, comunistas, bolcheviques y que ahora es
una señora liberal, conservadora y de orden y escribe en Libertad Digital. Las
falsedades de la versión oficial y heredada de la Guerra Civil la mantenían aún
ligada al progresismo. Fue leer a Pío Moa y tuvo lugar como por ensalmo la
disolución de tan precario vínculo. La aventura ideológica de Cristina Losada
comenzó en 1971 y terminó en 2001 en Manhattan.
Cristina Losada llegó a ser militante de la LCR. Fue así
una mujer trotskista. Cristina Losada trabajó en el diario franquista “Pueblo”.
Fue en este diario donde por vez primera se dio cuenta de que el discurso
político revolucionario no tenía nada que ver con la realidad. Le costó sin
embargo mucho tiempo aceptarlo. Con la transición desde el franquismo al
Régimen de 1978, Cristina Losada se da cuenta de que la gente no quiere la
dictadura del proletariado, ni la revolución, ni el socialismo. El mundo de
Cristina Losada se viene abajo con la transición política. Ella reconoce que
apostatar del marxismo no resulta a la postre una tarea fácil. Esto ha durado
muchos años. Fue la idea de la guerra civil española la que provocó la mutación
ideológica definitiva de Cristina Losada. La lectura de los libros de Pío Moa
ha resultado ser una bendición para muchos que nos hemos terminado de quitar la
mugre progresista. Así Cristina Losada cambió de posición política. El atentado
contra las Torres Gemelas de Nueva York el 11 de septiembre de 2001 fue el otro
factor de cambio ideológico.
Otro personaje importante de esta semblanza de ilustres
hombres de España que han venido de las izquierdas al liberalismo es José
García Domínguez, nacido en 1961. Entró y salió del comunismo y del socialismo.
Conoció el fracaso y el poder. Fue su pasión poro la economía política la que
le acercó al liberalismo por el camino de la lógica. La corrupción, los
desengaños y su desconfianza vital fueron haciendo el resto. Había en 1975
muchos partidos marxistas leninistas y José García Domínguez entró precisamente
en contacto con lo más cafre, con el PCE. M-l cuyo referente era albania Él se
metió precisamente en ese grupo. Después pasa a ser militante del PCE, esto es,
del PSUC. Finalmente se afilia al PSOE-PSC en 1981. Lo abandona en 1990-1991,
con casi treinta años. José García Domínguez se queda en paro. Antes era un
liberado. Ahora no es nada ni nadie. Ha perdido el tiempo en el PSOE-PSC. Lo pasó fatal económicamente. Tuvo que
hacerse profesor de instituto para sobrevivir. Finalmente entra en el equipo
liberal de Libertad Digital y ahí sigue.
Pedro de Tena era un niño bueno y religioso y se hizo
militante antifranquista y luego finalmente liberal. Nació en Jerez de la
Frontera en 1951. Hacia 1989 comenzó a distanciarse de las izquierdas y del
marxismo y del anarquismo. En El Mundo comenzó en el periodismo de
investigación destapando el caso Juan Guerra. Esto le mostró la catadura moral
del PSOE. Finalmente llegó a trabajar en Libertad Digital.
Estas semblanzas de periodistas y escritores que
partiendo de posiciones socialprogresistas o socialcomunistas o revolucionarias
o como se las quiera denominar, llegan a ser sensatos, cabales en un sentido
liberal, conservador, tienen mucho de aleccionador. Esto nos ilustra acerca de
la locura y de la necedad de tales posiciones ideológicas. Desde luego, lo peor
del franquismo fue el antifranquismo. La vacuidad de tales ideologías
izquierdistas ha quedado de manifiesto ahora con la borrachera progresista de
pensamiento Alicia que venimos soportando ya tantos años en España. Al final,
lo más importante es el patriotismo. Sin la Patria no somos nadie ni nada. Sin
la plataforma política nacional, los individuos se convierten en individuos
flotantes progresistas.
De todos modos, estos liberales, desgraciadamente no han
terminado de romper en todos los respectos con el progresismo al que tanto
aborrecen. Todavía siguen creyendo en el dogma de la democracia. Son
fundamentalistas democráticos y sienten alergia por la eutanasia procesal para
asesinos. Les da miedo matar a un asesino convicto y confeso de crímenes
horrendos. Todavía no han llegado a la noble verdad de que la pena de muerte es
buena para la sociedad y para el Estado.
Además, tal pena no es pena, puesto que como dijo Epicuro, la muerte es
anestésica. Como dice además Gustavo Bueno, la pena de muerte no puede ser pena,
porque el sujeto de la pena desaparece. Estas consideraciones filosóficas aún
no las pueden pensar en libertad y sin prejuicios todos estos hombres
liberales. También creen que la intervención estatal o gubernamental es mala
per se. Eso es otro error grave, típico del liberalismo. Creen que hay derechos
humanos previos al Estado y a la propia sociedad. Se olvidan de que el Estado
tiene todos los derechos en sus manos y puede hacer lo que necesite para
garantizar su propia eutaxia política y
de que no hay derechos sin el Estado y que todo Estado es en cuanto Estado, un
Estado de derecho. Esta gente liberal necesita ahora abandonar el liberalismo y
hacerse realistas políticos o materialistas políticos. Tienen que leer a
Hobbes, Aristóteles, Hegel, Gustavo Bueno, Carl Schmitt y a Julien Freund y
culminarán así su evolución ideológica. Todavía conservan rasgos y restos de
progresismo en sus ideologías políticas. Deben dar un paso adelante y hacerse
sensatos y hombres cabales en filosofía y en política.
Leganés, 9 de marzo de 2009.
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