La palabra socialismo tiene un origen francés y apareció en revistas y periódicos de Francia allá por la década de 1830 y se refería a un control del Estado y de la economía capitalistas por parte de toda la sociedad entera considerada ella misma como la propietaria y la gestora del Estado y de la sociedad. Propiamente hablando, como todo hombre es social, todo hombre es socialista incluso los hombres que vivieron antes de 1830 y los hombres que viviendo posteriormente a 1830 no se confesaban socialistas. Es que socialismo se dice de muchas maneras. Ha habido una usurpación del término socialismo en favor de determinadas ideas políticas, económicas y sociales. El socialismo más fuerte del siglo XIX y XX ha resultado ser el marxista, el socialismo científico. en 1869 se fundó el partido socialdemócrata alemán. El socialismo alemán tanto reformista como comunista y revolucionario resultó a la postre ser el más poderoso de Europa. Por lo tanto, fue el más influyente en los restantes partidos socialistas marxistas y comunistas. La socialdemocracia era revolucionaria y estaba inspirada en su praxis política y social por el marxismo o materialismo histórico de Marx y Engels. Sin embargo, pronto ocurrió que las predicciones de Marx fracasaron, fallaron, la economía política marxista demostró su falsedad y ello fue de manera temprana: hacia 1900. En la década de 1890 aparecieron las posiciones revisionistas, reformistas en el seno de los partidos obreros europeos. Ya no querían una toma revolucionaria y violenta del poder político, con que hubiera democracia burguesa y reformas sociales y económicas al servicio del bienestar del pueblo, consideraban que era suficiente. Eran evolucionistas. La propia evolución interna, inmanente del sistema capitalista llevaría ineluctablemente al socialismo sin necesidad de una acción política revolucionaria. La socialdemocracia era así conformista, fatalista y cómoda: todo estaba resuelto: el destino del capitalismo conducía necesariamente en su propio desenvolvimiento interno al socialismo y sin necesidad de fomentar la conflictividad social ni la lucha de clases. La democracia burguesa avanzada con las oportunas reformas era suficiente. Las ideas socialdemócratas se impusieron en Europa Occidental después de 1945. Los Estados del Bienestar descansaban en el consenso socialdemócrata entre liberales, conservadores, democristianos y socialdemócratas. La socialdemocracia murió de éxito al difuminarse su ideario entre todos los partidos que aceptaban sus ideas y las ejecutaban.
La decadencia de la socialdemocracia se acentuó notablemente después de 1989. Ya el marxismo no era más que un clásico más de la filosofía occidental. Ya no era un programa político ni económico ni social. Comunistas primero y socialdemócratas después perdieron su referente y tuvieron que inventar a toda prisa nuevas ideas o ideicas o programas improvisados con los detritus del lumpemproletariado occidental ocioso: maricas, lesbianas, bisexuales, transexuales, ecologistas, feministas, animalistas, pacifistas, etc. Ya no había proletariado ni clase obrera universal. Ya sólo había grupúsculos marginales que eran la fuente de donde manaban las ideas de la socialdemocracia y del comunismo tardío. La socialdemocracia sólo se preocupaba de las minorías marginales, lo mismo hacían los izquierdistas comunistas o sus herederos. La clase obrera era un conjunto de grupos sociales acomodados en el Estado del Bienestar y eran liberales, conservadores y de orden y la socialdemocracia y los postcomunistas nada tenían que ofrecerles.
Así ha acabado la socialdemocracia en una corrupción ideológica que busca liquidar la sociedad burguesa desde un punto de vista ético y moral atacando las instituciones sociales: matrimonio, familia, etc. y cargando de impuestos y tasas ecologistas y llenando de leyes relativistas y protectoras de animales, plantas y favoreciendo el aborto y las políticas antinatalistas y de inmigración para destruir la conciencia nacional y patriótica en busca de una sociedad cosmopolita tolerante, democrática y relativista.