Falacia es un razonamiento
incorrecto o una inferencia incorrecta.
Según Juan
de Santo Tomás, las falacias son defectos de la
consecuencia. Según Juan de Santo Tomás se
distingue entre falacias por parte de la dicción y
falacias por parte de la cosa significada.
En el
fondo, podríamos decir que las falacias por parte de la
dicción son
las falacias formales. Según Juan de Santo Tomás:
"Todas las falacias que resultan por parte de la dicción, las
reducimos a la equivocación. Y nos dan seis modos de
falacias, tres de los cuales se encuentran en los términos
simples, a saber, la equivocación, la diversidad del acento y
la figura de la dicción".
"Ahora bien, por parte de
la oración
también se
encuentra equivocación, de tres maneras, a saber,
en la anfibología, que vuelve dudosa la acepción de
la oración en
la composición y la división, a
saber, cuando se cambia el sentido compuesto en dividido, o a la inversa; y
cuando la oración es falsa en sentido
compuesto se llama "falacia de composición",
y cuando es falsa en sentido dividido se llama "falacia de división"."
Las
otras falacias son las falacias materiales o falacias por parte de la cosa
significada. Según Juan de Santo Tomás
"son siete las falacias de este género,
a saber, falacia de accidente, falacia de pasar de lo que es según algún
respecto a lo que es de modo simple, falacia de ignorancia del elenco, falacia
de petición de principio, falacia del consecuente,
falacia de tomar como causa lo que no lo es, falacia de tomar muchas preguntas
como si fueran una sola."
Dentro
de las falacias materiales nosotros distinguimos entre las falacias de datos
insuficientes y las falacias de pertinencia. Las falacias de pertinencia son:
Falacia ad hominem, Falacia ad baculum, Falacia ad populum, Falacia ad
vercundiam, Falacia ad ignorantiam, Falacia del tu quoque. Las falacias de los
datos insuficientes son: generalización
inadecuada, de falsa prueba y de falsa causa.
Comenzaré
explicando las que cita Juan de Santo Tomás:
1. La falacia de accidente o
de correlación accidental es casi lo mismo que el cambio de
apelación;
pues la falacia de accidente proviene de significar algo como conveniente a dos
cosas que son una sola accidentalmente, y así la
unidad accidental con diversidad real es causa de esta falacia. Todo lo cual es
diversidad de apelación o a ella se reduce, o a
diversa acepción del medio, como en "Conozco que alguien
viene, Pedro es el que viene, luego conozco a Pedro".
2. La falacia de pasar de lo
que es según algún
respecto a lo que es de modo simple se reduce a la que consiste en pasar de lo
no distribuido a lo distribuido, o de lo no ampliado a lo ampliado sin
constancia y con distribución de lo ampliado; como si
dices "El etíope es blanco según los
dientes, luego es blanco de modo simple".
3. La falacia de ignorantia
elenchi se reduce a un defecto de la oposición,
porque algunas cosas parecen opuestas y no lo son, por no observar las leyes de
la oposición; como si dices: "La casa está
cerrada durante la noche, y no está
cerrada durante el día; luego está
cerrada y no está cerrada."
4. La falacia de petitio
principii se da cuando se supone o se asume lo que se debía
probar; por ejemplo, si deseas probar que Sócrates
es el padre de Platón, y asumes como medio que
Platón es
el hijo de Sócrates.
5. La falacia del consecuente
es post hoc, ergo propter hoc surge de un defecto tocante a la regla:
"Todo lo que se sigue del consecuente de una buena consecuencia se sigue
de su antecedente." Pues, debido a que juzgamos que algo es un consecuente
y que tiene conexión con otro, lo inferimos del
antecedente, cuando en realidad no tienen conveniencia. Y por eso la falacia de
consecuente tiene gran afinidad con la falacia de antecedente, como si dices:
"Si alguien es ladrón, deambula de noche, pero tu
deambulas de noche; luego tu eres un ladrón."
O del opuesto del consecuente: "Todo lo que se engendra tiene principio;
pero el alma no se engendra; luego no tiene principio."
6. La falacia de tomar como
causa lo que no lo es o falacia de falsa causa se da cuando se toma como medio
aquello que en verdad no es medio ni es la causa de que se una el predicado con
el sujeto, y que, sin embargo, parece ser la causa de ello, como si dices:
"La muerte es corrupción, luego la vida es generación,
luego vivir es ser engendrado, porque la vida y la muerte son contrarias";
pues ésta no
es la causa correcta, porque no son contrarias, sino privativas. Ocurre que un
argumento presenta como causa de un hecho algo que no hay ninguna verdadera razón para
considerarlo como su causa real.
7. La falacia de tomar muchas
preguntas como si fueran una sola es el engaño que
proviene de que con una sola pregunta se preguntan muchas cosas que exigen
diversas respuestas y que por ello no se pueden satisfacer con una sola
respuesta, sino que se deben distinguir; como si dices: "¿El etíope es
hombre blanco?", "¿La miel y la hiel son
dulces?", "¿El hombre y el caballo son
animales racionales?" Pues si respondes con una sola respuesta afirmativa
se infiere contra tí, diciendo: "El etíope es
un hombre blanco, luego es blanco". Y si respondes negativamente, se
infiere: "luego no es hombres"; y por eso se debe distinguir, en
cuanto a la interrogación, que es hombre, pero no
blanco.
Ahora vamos a analizar las
otras falacias materiales:
1. Falacia ad hominem.
Consiste
en que en vez de presentar las razones adecuadas o pertinentes contra una opinión determinada,
se pretende refutar tal opinión censurando a la persona que
la sostiene. Podemos encontrarnos con dos formas de argumentos ad hominem según que
el ataque que encierra el argumento se dirija directamente a la persona que
hace esa afirmación, o a sus circunstancias
especiales y presuntamente reprochables. A la primera se la reconoce con el
nombre de ad hominem ofensiva y a la segunda con el de ad hominem circunstancial.
2. Falacia ad baculum.
El término
"ad baculum" significa "al bastón"
y en este contexto se refiere a aquellos argumentos que apelan a la fuerza o
poder de algo o de alguien como razón
conclusiva para establecer la verdad de la conclusión. Es
frecuente usar este tipo de argumento falaz cuando faltan o fracasan los
argumentos racionales, y, naturalmente, quienes lo practican son aquellas
personas que tienen poder, ya sea económico,
político,
militar, social, etc.
3. Falacia ad populum.
Cuando
en un argumento se omiten las razones pertinentes que pueden llevar a la
aceptación o el
rechazo de su conclusión y se utilizan, por el
contrario, y se invocan como "razones" hechos o circunstancias
imaginarios o reales con la única finalidad de excitar los
sentimientos y emociones del auditorio, nos encontramos con un argumento falaz
que se denomina ad populum. Este término
significa que el argumento se dirige a un conjunto de personas -"al
pueblo"- con la intención de provocar en ellos
aquellos sentimientos que les hagan adoptar el punto de vista del hablante.
4. Falacia ad verecundiam.
Significa
apelación a la
autoridad. Se recurre al argumento de autoridad, al sentimiento de respeto que
se tiene hacia esa autoridad para conseguir así el
asentimiento hacia una conclusión.
5. Falacia ad ignorantiam.
Se
pretende que porque algo no se sepa o no se haya probado que es verdad,
entonces es falso.
6. Falacia del tu quoque.
Argumentos
en los que no se presentan razones oportunas para replicar a una acusación,
sino que en su lugar se devuelve la ofensa al acusador. Es un caso particular
de la falacia ad hominem.
Falacias de los datos
insuficientes.
1. Generalización
inadecuada. Se construye la conclusión
sobre una base de datos no apropiada para el caso.
2. Falacia de falsa causa, víd
supra.
3. Por insuficiencia de
pruebas. Si cuando se supone que se están
exponiendo todos los datos necesarios para demostrar o refutar una conclusión, se
omiten aquellos hechos desfavorables para la opinión
mantenida.
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