El
pensador, ensayista e ideólogo peruano Víctor Raúl Haya de la Torre (1895-1979),
(A partir de ahora lo nombraré como VRHT) buen discípulo y secretario del ideólogo
mejicano José Vasconcelos (1882-1959), es el fundador el día 7 de mayo de 1924
en Méjico del APRA (Alianza Popular Revolucionaria Americana), un proyecto de
partido político revolucionario antiimperialista continental iberoamericano que
aspira a lograr la unidad continental iberoamericana. Por cierto, debo de paso
decir que VRHT denomina a Iberoamérica como Indoamérica.
1. El Espacio-Tiempo histórico.
Dice
VRHT que “El aprismo arranca filosóficamente del determinismo histórico de Marx
y de la dialéctica hegeliana adoptada por él para su concepción del mundo.”[1]
Influido por
Hegel y por Spengler y Toynbee, así como por la Geopolítica, construye VRHT una
filosofía relativista política de la historia adaptada a sus fines políticos y
entre éstos el principal, a saber: la consecución de la unidad continental de Indoamérica. La
Nación o Pueblo-Continente indoamericano debe formar una entidad estatal.
Afirma
VRHT que aspira a la “emancipación mental indoamericana de los moldes y
dictados europeos”.[2] Pretende construir una
ideología política autóctona indoamericana y adaptada a la realidad de
Indoamérica. Sin embargo, no se trata de ningún indigenismo que signifique un
retorno a la época precolombina. Se trata de pensar los fenómenos políticos de
Indoamérica desde Indoamérica y teniendo en cuenta el relativismo espacial,
geográfico, temporal, histórico y por tanto político desde el que hay que
pensar la realidad de Indoamérica.
Según
VRHT, el devenir histórico discurre por
varios caminos y sin un mismo y sincrónico movimiento. No hay una historia
unilineal. Cada espacio continental tiene su propio ritmo histórico. Igual que
hay un Espacio-Tiempo histórico europeo, hay un Espacio-Tiempo histórico chino
o norteamericano y otro de Indoamérica. Todos los hechos políticos son
relativos y condicionados por el espacio y el tiempo en el que tienen lugar
según afirma VRHT. Sin embargo, matiza VRHT, “Espacio histórico no es, pues,
únicamente, la influencia de la Geografía sino la constante relación
telúrica del hombre y su tierra, su paisaje, su tradición, sus parentescos
étnicos, su arte y sus muertos. En suma, todo aquello que nos suelda y atrae
consciente y funcionalmente a una determinada región. Más justo habría sido
decir que el Espacio histórico significa la influencia de la Socio-geografía o
de la Antropo-sociogeografía si se le quería someter forzadamente a un
casillero estricta y escuetamente técnico-científico. Porque ya incorporando
una categoría sociológica al Espacio histórico entra en él la Psicología social
que es un factor singularmente importante para completar su sentido vital e
inseparable del Tiempo histórico.”[3]
Por
su parte, el Tiempo histórico significa el grado de desarrollo de las fuerzas
productivas de una formación económico-social además del grado de desarrollo
social y político de un país. “Hay algo más: el Tiempo histórico no es sólo
concebible y observable cuando un pueblo
adquiere la madurez de conciencia social que le capacita para ser protagonista
e intérprete de su propio proceso y del proceso del mundo. No bastan, pues, el
ámbito geográfico y una raza habitante para alcanzar la conciencia del
Espacio-Tiempo histórico y la categoría de Pueblo-Continente. Hace falta una
dinámica económico-social en apreciable desarrollo y un cierto grado de cultura
y de relación funcional con la multiplicidad y universalidad de los demás
procesos históricos del mundo.”[4] El
ámbito geográfico nacional del Perú es insuficiente para Haya de la Torre. Sólo el continente indoamericano tiene
relevancia política e histórica.
El
Espacio-Tiempo histórico sólo existe si hay Historia así como conciencia de
ella. “El Espacio-Tiempo…..No existe sin la Historia. Vale decir, no es posible
sin la conciencia política que es la Historia.”[5]
Esta
conciencia social se interpreta de forma psicológica. Se trata pues, de “la
capacidad psicológica de un grupo social para realizar su historia y para
interpretarla desde su propia realidad.”[6]
Entonces,
“el relativismo de la política está determinado por la realidad geográfica y
social, por el grado de evolución económica, por la raza y la historia de cada
colectividad, que todo esto implica el espacio-tiempo histórico.”[7] Es un
relativismo político, histórico y cultural el que resulta de la teoría del
espacio-tiempo-histórico de Haya de la Torre. “La concepción del espacio-tiempo-histórico
de Haya de la Torre, no hace otra cosa que tratar de introducir en la historia
el relativismo aceptado en la física del siglo XX y el cual desconoció Marx.”[8]
2. La unidad continental de Indoamérica.
La
unidad de Indoamérica según VRHT se fundamenta, como ocurre en Vasconcelos, en
la existencia de la quinta raza, la raza cósmica, producida por el mestizaje
entre las viejas razas celtibérico-arábigas y africanas con las razas indígenas
de América.
Cuando
se le preguntó a VRHT por qué utilizaba el nombre de Indoamérica, respondió
que tal nombre formaba parte de la
identidad del APRA y de Indoamérica. “El nombre es parte de nuestra identidad”.
Aclara a continuación que “Nuestros países son un nuevo mundo. Por eso yo no
hablo de Tercer Mundo, sino de Novomundo. Aquí no hay luchas de razas ni de
religiones. En el Novomundo alumbra el porvenir del mestizaje. Hemos fundido
razas y vivimos pluralismo de creencias.” A continuación señala la influencia
que Vasconcelos ha ejercido sobre él. “José Vasconcelos llamó a estas tierras:
continente de la raza cósmica. Aquí la batalla principal se dirige contra el
subdesarrollo en todas sus manifestaciones. En este frente de batalla podemos
afiliar a muchos hombres y mujeres que no cargan el prejuicio racial. No padecemos
fratricidios.” Precisamente la conciencia indoamericana caracteriza al APRA. Se
trata de lograr la unidad política continental de Indoamérica.
En
un libro titulado “La defensa
continental” afirma VRHT:
“Después
de una detenida verificación, mantengo mis conclusiones de hace once años: el
término “Hispano o Ibero América”, y sus derivados “hispano o iberoamericano” o
“hispano o iberoamericanismo”, corresponden a la época colonial. Son vocablos
de un significado pretérito y ya anacrónico. Se refieren a una América
exclusivamente española –o portuguesa cuando del vocablo Ibérico se trata-, e
implican el desconocimiento de las influencias posteriores a la Colonia, que
han determinado nuevas modalidades en nuestro Continente. La leyenda negra
antiespañola está operando aquí en el intento de ruptura definitiva con todo lo
que tenga que ver con España y con la época colonial. En el fondo, la
independencia de España significa asumir la negatividad de España, esto es,
asumir la leyenda negra antiespañola.
El
término “América Latina” y sus derivados “Latinoamérica” y “latinoamericanismo”
son más amplios, más modernos a decir de VRHT. Corresponden cronológicamente,
al siglo XIX. Abarcan todo lo español y portugués de nuestra historia, sin
excluir el aporte africano, porque incorporan a Haití, que habla francés, a
nuestra gran familia continental.
Pero
el término “Indoamérica” es más amplio, va más lejos, entra más hondamente en
la trayectoria total de nuestros pueblos. Comprende la prehistoria, lo indio,
lo ibérico, lo latino y lo negro, lo mestizo y lo “cósmico” –digamos,
recordando a Vasconcelos-, manteniendo su vigencia frente al porvenir. Es
término “muy antiguo y muy moderno”, que corresponde justamente a la presente
etapa revolucionaria de nuestra América, apenas iniciada en México, en que
aparece la gran síntesis de la oposición de los contrarios que impulsa el
devenir de nuestra historia.”[9]
Indoamérica contiene lo indio, la prehistoria, lo ibérico, lo latino y lo
negro, lo mestizo y lo cósmico, viene a decir en “La defensa continental”
(1940). Lo que une a Indoamérica es lo indígena. Todos los habitantes de
Indoamérica, aunque no sean indígenas tienen ya algo de indígenas por el mero
hecho de existir, respirar, vivir sobre la tierra de Indoamérica. Es algo
telúrico, profundo. Además, lo que une a Indoamérica es la democracia, la
libertad. Es una relación telúrica profunda entre la geografía, la tierra y los
habitantes de Indoamérica.
Este
proyecto político está dirigido contra los EE.UU. Se inspira en él, pero va
contra él en cuanto imperialismo. La unión de Indoamérica sirve para que los
países integrantes de Iberoamérica tengan un papel histórico-mundial decisivo.
“Estados Unidos de Norte América son lo que son: Estados que se unieron para
alcanzar la fuerza que tienen actualmente. Los Estados Desunidos del Sur son un
conjunto de naciones envenenadas por odios de campanario, ancladas en el
revanchismo de viejas heridas, amarradas a las culpas históricas de los
oligarcas que empujaron a nuestros pueblos a guerras fratricidas. Por eso el
Aprismo levanta su bandera de hermandad: unión de países, para crear la
Indoamérica poderosa que soñó Bolívar”, La base teórica de la Idea de Unidad
Continental de Indoamérica reposa sobre la idea del Pueblo-Continente. Parece
pues, afirma Haya de la Torre, que el mundo va a definirse geopolíticamente en
un equilibrio continental.
La
solución de los problemas del Perú sólo se halla en la unión continental. La
política exterior tiene prioridad sobre la política interior. La dialéctica de
Estados es superior a la de clases. La
solución de los problemas de Iberoamérica es la unión continental. “Nuestra
campaña tiene que ser, pues, contra el enemigo de fuera y contra el enemigo de
dentro. Uno de los más importantes planes del imperialismo es mantener a
nuestra América dividida. América Latina, unida, federada, formaría
uno de los más poderosos países del mundo, y sería vista como un peligro para
los imperialistas yanquis.”[10] (la negrita y la cursiva son nuestras).
Esta
unión continental forma parte del antiimperialismo del APRA y de VRHT:
“Nuestros pueblos deben emanciparse del imperialismo, cualquiera que sea su
bandera. Deben unirse, transformando sus actuales fronteras en meros límites
administrativos y deben nacionalizar progresivamente su riqueza bajo un nuevo
tipo de Estado.”[11] El antiimperialismo del
APRA y su tesis de la unidad política de Indoamérica van inextricablemente
unidos. La lucha por la emancipación nacional frente al imperialismo exige
forzosamente la unión política y económica de Indoamérica. VRHT, analiza el
problema de Indoamérica en clave de política internacional o en clave de
dialéctica entre Estados. Hay que “Tender a la unificación de los países
indoamericanos para formar un gran organismo político y económico que se
enfrente al imperialismo….es sin duda, la tarea inicial y necesaria del APRA,
antes y después de su primera política en cualquiera de nuestros países.”[12] Eso
es, según VRHT porque “Ningún Estado latino o indoamericano –sostuvimos- podrá
cumplir una efectiva transformación socio-económica integral, aisladamente.
Ninguno tampoco podrá lograr el revolucionario equilibrio de servirse de la
economía capitalista extranjera para constituir una propia, progresar y
resistir, sin malogro, a los inevitables excesos del imperialismo.”[13]
La
unidad política de Indoamérica va acompañada de la unidad económica. A este
respecto VRHT se inspira en la CEE para preconizar la unidad económica de
Indoamérica. “El Destino de América demuestra, sin quererlo, que la unión o
confederación de nuestra América es un imperativo revolucionario del más puro
carácter económico. No podrá realizarse por los Estados actuales, por las
clases dominantes pertenecientes a la internacional del capitalismo. Tendrá que
ser obra de la acción conjunta de los pueblos, de las clases oprimidas, en
defensa de de la opresión de fuera y de dentro.”[14]
Se
trata entonces de “Formar una sólida unión, bloque, anfictionía o federación
indoamericana para pactar en condiciones de equidad y de coordinación eficiente
con la Federación norteamericana, que debe ser nuestra aliada –no nuestra
dueña- en esta empresa de libertad común.”[15] Hay
que establecer un pacto por las libertades con los EE.UU. y para que no haya
imperialismo. Es un pacto por la democracia, porque existe el derecho de
intervención militar para proteger la democracia. “Porque, como ya queda dicho,
no son islas nuestros países, sino parte inseparable de un todo cuyo destino
histórico está señalado por la unidad de su geografía, por la hermandad de sus
razas y la comunidad de su pasado. Así, la convivencia interamericana debe
sujetarse a un equilibrio coordinado que mantenga, con el respeto de la
autonomía nacional de cada país, lo que es condición ineludible para su
existencia y libertad, parte a su vez de la existencia y libertad de la
comunidad republicana continental: el mantenimiento de la democracia y el
derecho a tomar parte en su defensa cada vez que peligre en cualquiera de
nuestros pueblos.”[16] Hay
que insistir en que es en principio una unidad muy laxa porque VRHT señala que
esta unión anfictiónica o federal, no sacrifica la fisonomía nacional de cada
país, ni sus intereses, ni su libertad, ni su sentido de patria. Es una especie
de alianza defensiva permanente, política, económica y militar.
3. El antiimperialismo.
VRHT
funda en la ciudad de Méjico, el 7 de mayo de 1924 la Alianza Popular
Revolucionaria Americana, APRA como ya hemos dicho más arriba. Los cinco puntos
básicos del programa del APRA son los siguientes:
- Antiimperialismo.
- Unidad política continental o Indoamérica.
- Nacionalización de tierras e industrias.
- Interamericanización del Canal de Panamá.
- Solidaridad con todos los pueblos y clases
oprimidos del mundo.
Hay que
señalar que de tales cinco puntos,
cuatro son de política internacional. Haya de la Torre tiene muy claro
que la dialéctica de Estados es el motor de la Historia mucho más que la lucha
de clases. La primacía de la política exterior o mundial si se quiere es algo
que queda claro. El objetivo del APRA es la unión continental más que el
socialismo o el reformismo en el interior de las fronteras políticas nacionales
convencionales establecidas del Perú.
“Económicamente, Indoamérica es una
dependencia del sistema capitalista mundial –parte o provincia del imperio universal del capitalismo
financiero-“[17]
Distingue VRHT dos tipos de imperialismo:
uno militar y saqueador que usa la violencia y las armas y otro simplemente
depredador, pero financiero y económico. Éste usa el dinero.
El imperialismo es la fase superior del
capitalismo en los países desarrollados, pero es la primera fase del
capitalismo en los países explotados. Por lo tanto, conviene tener esto en
cuenta a la hora de ser antiimperialista:
“Empero, vale no olvidar que el sistema
capitalista del que el sistema capitalista del imperialismo es máxima expresión
de plenitud, representa un modo de producción y un grado de organización
económicos superiores a todos los que el mundo ha conocido anteriormente y que,
por tanto, la forma capitalista es paso necesario, período inevitable en el
proceso de civilización contemporánea. No ha de ser un sistema eterno –porque
lleva en sí mismo contradicciones esenciales entre sus métodos antitéticos de
producción y apropiación-, pero tampoco puede faltar en la completa evolución
de alguna sociedad moderna. Consecuentemente, para que el capitalismo sea negado,
abolido, superado, debe existir, madurar y envejecer con mayor o menor
aceleración, pero su presencia no puede suprimirse del actual cuadro histórico
del desenvolvimiento humano.”[18]
Además:
“La afirmación marxista de que el
imperialismo es la última etapa del capitalismo, Lenin, esta afirmación no
puede aplicarse a todas las regiones de la tierra. En efecto, es “la última
etapa”; pero sólo para los países industrializados que han cumplido todo el
proceso de la negación y sucesión de las etapas anteriores. Mas para los países
de economía primitiva o retrasada a los que el capitalismo llega bajo la forma
imperialista, ésta es “su primera etapa.”[19]
El antiimperialismo no será entonces un
anticapitalismo comunista o marxista, sino un antiimperialismo nacionalista
realizado por un frente nacional unido de tres clases: campesinado, pequeña
burguesía nacional y trabajadores manuales e intelectuales. Se trata de acabar
con el imperialismo pero sin producir consecuencias indeseables para el
desarrollo de las fuerzas productivas. “Tenemos, pues, planteado en Indoamérica
un problema esencial que siendo básicamente económico es social y es político:
la dominación de nuestros pueblos por el imperialismo extranjero y la necesidad
de emanciparlos de ese yugo sin comprometer su evolución ni retardar su
progreso.”[20]
Se trata de tomar del imperialismo lo útil
y desechar lo inútil y nocivo. “Se trata de construir las bases de una nueva
organización económica y política que cumpla la tarea educadora y constructiva
del industrialismo liberada de sus aspectos cruentos de explotación humana y de
sujeción nacional”.[21]
Se trata de ser antiimperialista, pero no
de ser suicidas. Se trata de acabar con la inundación, pero sin acabar con el
agua. La relación con el imperialismo será de amor-odio. “Luego, la América
Latina, como un todo, confronta forzosamente esta realidad: servirse del
imperialismo económico, vale decir, de la importación de capitales necesarios
para su desenvolvimiento industrial y defenderse del imperialismo político que
aquél lleva implícito. A fin de cumplir ambos propósitos la América Latina debe
unirse económica y políticamente. Porque su industrialización exige planes
continentales propios y coherentes que correspondan a la problemática de su
magnitud regional. Además, porque su defensa de los peligros imperialistas de
todo tipo político sólo puede encararse ventajosamente con la unión. El
contenido afirmativo de toda negación, resistencia o lucha antiimperialista es,
prioritariamente, el movimiento hacia la unidad de los Estados y pueblos latino
e indoamericanos. Sin ella, éstos vivirán siempre sometidos.”[22]
Mientras que los partidos comunistas de los países iberoamericanos han
sido fieles y eficaces representantes de los intereses de la Unión Soviética,
el APRA siempre ha sido antiimperialista de forma radical y consecuente. “el
aprismo, desde 1924 hasta la fecha nunca ha dejado de combatir a cualquier
clase de imperialismo económico en los países indoamericanos.”[23] El
PC desea una dictadura del proletariado de tipo soviético, de una clase. El
APRA desea una democracia funcional organizada por un Estado antiimperialista
dirigido por un frente unido de varias
clases: obreros, campesinos y clase media. Además, la independencia con
respecto a la III Internacional diferenciaba netamente al APRA del PC.
Tiene que quedar claro que “Desde su iniciación, el aprismo surgió como
un movimiento revolucionario continental, decidido a luchar teórica y
prácticamente contra dos enemigos poderosos y perfectamente identificados: el
imperialismo y el feudalismo. El feudalismo en cada campo nacional y el
imperialismo en el terreno continental.”[24]
La lucha contra el
imperialismo no es algo secundario o decorativo en la ideología aprista de VRHT.
Es tal lucha antiimperialista lo prioritario como objetivo político para VRHT y
para el APRA. Toda política de modernización de Indoamérica es antiimperialista
por definición: “No es posible separar la lucha contra el imperialismo
exterior, de la lucha contra el feudalismo nacional en Indoamérica. Porque no
se podrá combatir el imperialismo sin estructurar una nueva organización de la
economía nacional, a base del Estado. Y no se podrá controlar el Estado, sin
revolucionar la economía nacional, sin la transformación efectiva del sistema
feudal de producción, cuya clase dominante controla el Estado, directa o
indirectamente, con apoyo del imperialismo.”[25]
VRHT tiene clara la superioridad de la dialéctica entre Estados sobre
la lucha de clases. La lucha antiimperialista está por encima de la dialéctica
de clases. “No desconocemos, pues, los antagonismos de clase dentro del
conjunto social indoamericano, pero planteamos en primer término la tesis del
peligro mayor que es elemental a toda estrategia defensiva. El peligro mayor
para nuestros pueblos es el imperialismo. Él amenaza no sólo como fuerza
explotadora, sino como fuerza conquistadora.”[26]
En consecuencia, según
VRHT: “Sostenemos, pues, que la actual tarea histórica de nuestros pueblos es
la lucha contra el imperialismo……Ella nos impone subordinar temporalmente todas
las otras luchas que resulten de las contradicciones de nuestra realidad social
–y que no sean contradicciones del imperialismo- a la necesidad de la lucha común.”[27]
Esto se dice desde una
posición ideológica que se dice deudora del materialismo histórico: “Vale
decir, que nosotros aceptamos marxistamente la división de la sociedad en
clases y la lucha de esas clases como expresión del proceso de la Historia; pero
consideramos que la clase opresora mayor –la que realmente respalda todo el
sistema de explotación refinado y moderno que impera sobre nuestros pueblos- es
la que el imperialismo representa. Porque el Imperialismo desempeña en ellas la
función que la gran burguesía cumple en los países de más alto desarrollo
económico.”[28] Es primordial pues la
unificación de las 20 repúblicas en que se divide la gran nación Indoamericana
para conseguir luchar con éxito por la defensa de la soberanía nacional en
peligro.
La revolución que propugna VRHT
no es socialista, sino social, reformista, nacional y antiimperialista. Por eso
no hay que acabar con el imperialismo destruyendo sus logros económicos, sino
domesticando sus efectos indeseables. El APRA es un verdadero Partido
Revolucionario Antiimperialista Internacional Latinoamericano en palabras de
VRHT. También señala de paso las analogías entre el APRA y el PRI y con el
Kuomintang (Partido Popular Nacional). El APRA es un movimiento autónomo y autóctono.
No busca importar ideologías de fuera de Indoamérica. VRHT pensaba que “La
emancipación de los pueblos indoamericanos se deberá a los pueblos
indoamericanos mismos.”[29] El
Estado antiimperialista es la nueva forma política de transición al socialismo
desde el imperialismo. El modelo es Méjico. No es un Estado democrático
liberal, sino un Estado de guerra o de defensa antiimperialista. En Este Estado
Continental Indoamericano antiimperialista, según VRHT es fundamental la guerra
defensiva económica. Se trata pues de limitar la iniciativa económica privada y
de controlar el mercado y la propiedad privada. El Estado antiimperialista ha
de dirigir la economía y controlar la inversión de capitales. La democracia
sería una democracia funcional basada en las categorías del trabajo y de la
producción. Los sindicatos serían verticales. Dice VRHT que esta organización
vertical sindical se opone a la organización corporativista horizontal del
fascismo y al horizontalismo cuantitativo de la Democracia burguesa. Es una
especie de Estado corporativo el Estado que postula VRHT aunque él quiera
marcar sus distancias con el fascismo europeo. Esto que busca el APRA es la
negación de la democracia burguesa. Este Estado contratará con el imperialismo,
claro que sí, pero en condiciones más ventajosas. Hay que evitar a toda costa
el nacionalismo ciego y negativo racialista y retrasado. Esto se hace desde la
unión política y económica de los países iberoamericanos. Los límtes políticos
son arbitrarios:
“Las
fronteras políticas actuales de nuestros países corresponden a una etapa feudal
y son carentes de justificación en nuestro tiempo. Tales fronteras ayudan
solamente a preservar el feudalismo. De este modo se vincula el imperativo
histórico de la desfeudalización con la unión o federación de estados
indoamericanos para luchar contra el imperialismo extranjero, que respalda a
los feudalismos nacionales.”[30]
4. Conclusión. Redefinición política del continente iberoamericano.
Tenemos
que señalar las siguientes conclusiones en lo que a la Redefinición política
del continente iberoamericano se refiere, a las que hemos llegado después de
leer la obra de VRHT:
1ª
En primer lugar Iberoamérica se define políticamente a decir de VRHT como una
entidad política independiente de España y de lo español. Por eso se llama
Indoamérica, porque Indoamérica no es sólo lo hispánico, sino más bien lo
indio, aymaras, quechuas, mayas, etc. Además existen, señala VRHT diferencias
idiomáticas. En todo caso, no es el idioma español lo que vincula a los pueblos
de Indoamérica, sino más bien la raza. Es algo telúrico, profundo, cósmico lo
que vincula a los habitantes de Indoamérica entre sí y con la tierra
indoamericana.
2ª
En segundo lugar, Indoamérica se define políticamente por el antiimperialismo
frente a los EE.UU. Se rechaza entonces el panamericanismo y se prefiere usar
el término “interamericanismo”. Tiene que ser democrático.
3ª La unidad política de Indoamérica constituye
un pueblo o nación-continente.
4ª En todo caso la ideología política no debe
ser importada desde Europa, sino fabricada en Indoamérica y destinada a
resolver los problemas políticos autóctonos, de acuerdo con el Espacio-Tiempo
histórico.
5ª
Se llega así a un socialismo no comunista. No se cree en la dictadura del
proletariado, sino más bien en un régimen de Frente Nacional Socialista y
Antiimperialista mediante la alianza de tres clases: el proletariado, el
campesinado y la pequeña burguesía. Con los años, VRHT derivó hacia el
reformismo socialdemócrata.
[1] VRHT, “Espacio-Tiempo
histórico”, cap. I. “Obras Completas”,
Vol. IV, Lima, Perú, Editorial Juan
Mejía Baca, 1977 pag. 399.
[2] VRHT “Espacio-Tiempo
histórico”, Ediciones de Cultura Hispánica, Madrid, 1988. Publicado en
“Cuadernos Americanos” (Méjico, 1945). Incorporado en el libro “Espacio-Tiempo
histórico”. Recogido de Haya de la Torre, Obras Completas, t. VI, págs 407-421
[7]
VRHT, “La verdad del Aprismo”, La
posición política del Aprismo. Ediciones de Cultura Hispánica, Madrid, 1988.
Fragmentos del folleto que, con ese título, fue publicado por el Buró de
Redactores de Cuadernos Apristas. El autor fue Haya de la Torre, junio de 1940.
Reproducido de Obras Completas, t. I, págs. 274-290.
[8] Manuel Vázquez Díaz,
“Balance del aprismo”, “Sobretiro de Ciencias Políticas y Sociales, Año VI,
número 19. Enero-Marzo de 1960. México, D.F. pág. 63.
[9] VRHT, “La defensa
continental”, citado por Manuel Vázquez Díaz en “Balance del aprismo”, op. cit.
pág. 75.
[10] VRHT “El pensamiento de la nueva generación
antiimperialista latinoamericana contra el enemigo de fuera y contra el enemigo
de dentro”, (Discurso pronunciado en París, en junio de 1925).
[13] VRHT, “Problemas e imperativo de la unidad
continental”, mayo de 1960, “Obras Completas”, vol. I. Lima, Perú, Editorial
Juan Mejía Baca, 1977, pág. 391.
[22] VRHT, “Problemas e imperativo de la unidad
continental” (mayo de 1960). “Obras Completas”, Vol. I. Lima, Perú, Editorial Juan Mejía Baca, 1977, pág. 391.
[25] VRHT, “El
antiimperialismo y el APRA”, 1928, citado por Manuel Vázquez Díaz en “Balance
del aprismo”, op. cit. pág. 67.
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