El ateísmo. Se entiende por ateísmo la negación teórica y práctica de la existencia de Dios o la existencia de cualquier realidad trascendente al hombre. Sin embargo, esta definición convencional, como la del término «ateo», es usada habitualmente con gran irresponsabilidad y confusión, por lo que ha de ser revisada desde las coordenadas del materialismo filosófico. Ni la fe ni el ateísmo son términos unívocos, sino análogos, con acepciones muy diversas y encontradas. El ateísmo se refiere a las doctrinas que niegan la existencia de Dios. Pero la religión no puede definirse en función del Dios ontológico y esto obliga a distinguir de inmediato el ateísmo de la irreligiosidad o impiedad. Hay que distinguir entre el ateísmo politeísta y el ateísmo monoteísta al igual que distinguimos entre el teísmo politeísta y el teísmo monoteísta. La definición del ateísmo dependerá en consecuencia de las distintas concepciones posibles de Dios, ya que no puede ser lo mismo el ateísmo respecto al Dios personal de la religión terciaria (ya sea el judaísmo, el cristianismo o el islamismo) que respecto al Dios de los filósofos, en tanto que principio abstracto y fundamento del mundo. Así, el deísmo, manifestado en personajes como Voltaire, propugnaba la lucha contra la Iglesia Católica («aplastar a la infame»), pero no renegaba de Dios como Supremo Hacedor, Arquitecto del Universo. En la actualidad, hablamos de ateísmo para referirnos al ateísmo monoteísta, al ateísmo por referencia al Dios ontológico (ya sea puro, ya sea preambular). El ateísmo es una situación a la que los hombres llegan después de haber creído en Dios, por eso ocurre que hay diferencias importantes entre un ateo católico, un ateo judío o un ateo musulmán. También cabe clasificar a los ateos no sólo en función de la existencia de Dios, sino también en función de la esencia o sistema de atributos en función de los cuales se define el ateísmo. Además, no es lo mismo llamar ateo a un hombre que se mantiene por educación, temperamento o cultura, enteramente al margen de Dios, que llamar ateo a un hombre que se considera «privado» o mutilado por haber perdido la fe religiosa que tuvo antes. En el primer caso, hablamos de ateísmo negativo, y en el segundo, de ateísmo privativo. El ateísmo esencial total. El ateísmo esencial total niega por de pronto la existencia de Dios, porque al menos en la Teología natural tradicional la esencia de Dios implica su existencia, y ésta es la clave del llamado argumento ontológico de San Anselmo. El materialismo filosófico llega a la inexistencia de Dios mediante la imposibilidad de su Idea, recorriendo el argumento ontológico de Leibniz o Malcolm en sentido ateo: Dios, el Ser necesario, por su propia esencia existe necesariamente sólo si es posible; pero si Dios no es posible no puede existir. De este modo, el materialismo filosófico, en rigor, lo que demuestra es la inexistencia de la Idea de Dios, su imposibilidad como Idea contradictoria. Desde este reconocimiento de la imposibilidad de su Idea, no puede ser recorrido, bajo ningún caso, el camino hacia su existencia. El ateísmo esencial total significa la negación de la misma Idea de Dios. El ateísmo esencial total no niega propiamente a Dios, niega la idea misma de Dios y con ello, por supuesto, niega el mismo argumento ontológico. Por consiguiente y siguiendo la argumentación de San Anselmo, la propia esencia de Dios implica su inexistencia. El ateísmo esencial concluye que no tenemos una idea de Dios clara y distinta, sino tan confusa que en el fondo, la idea de Dios es una pseudoidea o una paraidea, a la manera como el llamado concepto de decaedro regular es un pseudoconcepto o un paraconcepto, es decir, un término contrasentido. Desde la perspectiva del ateísmo esencial las preguntas habituales ¿Existe Dios o no existe?, o bien, ¿Cómo puede vd. demostrar que Dios no existe?, quedan dinamitadas en su mismo planteamiento, y con ello su condición capciosa. En efecto, cuando la pregunta se formula atendiendo a la existencia se está muchas veces presuponiendo su esencia Y esto supuesto, es obvio que no es posible la inexistencia de Dios, sobre todo teniendo en cuenta que su existencia es su misma esencia; y dicho esto sin detenernos en sus consecuencias, principalmente en ésta: que quien niega la esencia de Dios está negando también su existencia, precisamente en virtud del mismo argumento ontológico que los teístas utilizan. Así pues, el ateísmo esencial sostiene que la idea de Dios es una pseudoidea, o una paraidea, una idea compleja inconsistente, del estilo del concepto de decaedro regular. Lo que el ateo esencial está negando no es la existencia de Dios, sino la idea de Dios de la Teología natural. Concretamente, el materialismo filosófico cifra la imposibilidad de la Idea de Dios en múltiples puntos, entre los que cabe destacar: Contradicción entre Dios como Ser infinito o Ipsum esse, y Ser egoiforme, personal, en tanto la conciencia es siempre finita. Contradicción de Dios como causa sui, en tanto límite contradictorio de las relaciones de causalidad circular. Contradicción de Dios como Ser simplicísimo, en tanto el Ser es originariamente pluralista y el monismo, una concepción metafísica que se abre camino a través de la vía del sustancialismo. Contradicción de Dios como creador del Mundo, en tanto una causa eficiente infinita anegaría al efecto por ella creado, destruyendo la propia relación de causalidad, aparte de que la causalidad es inmanente al mundo, en tanto supone cuerpos (totalidades jorismáticas) y las relaciones de causalidad no sólo cuentan con una causa eficiente y un efecto, sino también con un esquema material de identidad, que en el caso de la creación tendría que ser necesariamente la Nada, algo absurdo. Contradicción de Dios como ser omnisciente, en tanto el principio de symploké y la existencia de la materia ontológico-general que desborda a la “conciencia trascendental E” lo impiden. Contradicción de la idea de omnipotencia. Contradicción de la idea de eternidad atribuida a Dios (fundamentalmente por Boecio).
La fe. Fe significa un acto o una disposición personal subjetiva relacionada de algún modo con la verdad de un contenido, denominado creencia, entendida como la materia de la fe. Fe y creencia están relacionadas tan internamente entre sí como puedan estarlo los términos sujeto y objeto. Es oportuno distinguir entre Fe natural. Es la fe en las personas humanas y en lo que dicen. Y Fe religiosa. Es la fe en las personas divinas y en lo que revelan o comunican. La fe religiosa es, por naturaleza, oscura, porque su materia no es visible. San Pablo definió este tipo de fe: «Argumento [material] de las cosas que no se ven». Es la fórmula del padre Astete: «Fe es creer lo que no vimos». La fe natural tiene en principio una claridad mayor de la que tiene, reconocidamente la fe religiosa, aunque tal claridad comparativa de la fe natural no garantiza su verdad. La fe natural tiene una esfera de aplicación de radio muy grande. La fe natural es ubicua en el ámbito de la vida familiar, social, jurídica o política.
1. El ateísmo en la Antigüedad. Está vinculado a los nombres de Protágoras, Diágoras de Melos, Critias de Atenas. Teodoro de Cirene, Estilpón y a la doctrina de los sofistas. A Critias se le puede considerar como el prototipo del estilo de crítica a la religión del siglo XIX, particularmente de la de Freud. Sin embargo, el ateísmo de la Antigüedad se refiere a los dioses homéricos, cuya existencia o inexistencia puede comprobarse empíricamente, al contrario de lo que ocurre con el Dios de San Anselmo, cuya esencia implica la existencia. Defendió Critias que los dioses son una invención del espíritu humano y opinó que puede ser razonable la objeción psicológica de que la idea de los dioses tiene su origen en la necesidad humana de unos poderes superiores que hagan prevalecer la justicia frente a la injusticia. En opinión de Critias, se han enseñado dioses omniscientes para atemorizar a quienes creen que no son observadas sus infracciones de la ley y para atar internamente (es decir, religiosamente) a quienes se inclinan a despreciar los lazos externos (legales). De este ateísmo se distinguía, p. ej., el que defendieron Diágoras y Teodoro, basado en objeciones lógicas contra la religión, que afirma la existencia de unos dioses cuyo proceder en la distribución de felicidad e infelicidad es tan ciega y arbitraria, que no se puede además suponer que hay en ellos al mismo tiempo omnisciencia y justicia. No raras veces, el ateísmo de base lógica se mezcló, como en el caso de Teodoro el Ateo y en el megárico Kinesias, con la burla festiva de los usos religiosos que a veces llevaron también el ateísmo a hombres menos reflexivos.
2. El ateísmo en la Edad Moderna. a. El ateísmo en los siglos XVI-XVII.- Pierre Bayle formula a finales del siglo XVII la teoría del ateo virtuoso, poniendo así en duda una de las concepciones tradicionales de la apologética cristiana. En esta época el ateísmo se manifiesta clandestinamente en los llamados «libertinos» del siglo XVII. No hay un ateísmo doctrinal sistemático en los siglos XVI y XVII. Una elemental prudencia recomienda no atacar de frente a la Iglesia. Los libertinos más conocidos son La Mothe Le Vayer, Gassendi y Pierre Bayle. El ateísmo se presenta como expresión extrema de una incredulidad divulgada. En el siglo XVII se consideró a Spinoza como iudeus et atheista por negar la personalidad de Dios en la fórmula Deus sive Natura sive Substantia.
La fe. Fe significa un acto o una disposición personal subjetiva relacionada de algún modo con la verdad de un contenido, denominado creencia, entendida como la materia de la fe. Fe y creencia están relacionadas tan internamente entre sí como puedan estarlo los términos sujeto y objeto. Es oportuno distinguir entre Fe natural. Es la fe en las personas humanas y en lo que dicen. Y Fe religiosa. Es la fe en las personas divinas y en lo que revelan o comunican. La fe religiosa es, por naturaleza, oscura, porque su materia no es visible. San Pablo definió este tipo de fe: «Argumento [material] de las cosas que no se ven». Es la fórmula del padre Astete: «Fe es creer lo que no vimos». La fe natural tiene en principio una claridad mayor de la que tiene, reconocidamente la fe religiosa, aunque tal claridad comparativa de la fe natural no garantiza su verdad. La fe natural tiene una esfera de aplicación de radio muy grande. La fe natural es ubicua en el ámbito de la vida familiar, social, jurídica o política.
1. El ateísmo en la Antigüedad. Está vinculado a los nombres de Protágoras, Diágoras de Melos, Critias de Atenas. Teodoro de Cirene, Estilpón y a la doctrina de los sofistas. A Critias se le puede considerar como el prototipo del estilo de crítica a la religión del siglo XIX, particularmente de la de Freud. Sin embargo, el ateísmo de la Antigüedad se refiere a los dioses homéricos, cuya existencia o inexistencia puede comprobarse empíricamente, al contrario de lo que ocurre con el Dios de San Anselmo, cuya esencia implica la existencia. Defendió Critias que los dioses son una invención del espíritu humano y opinó que puede ser razonable la objeción psicológica de que la idea de los dioses tiene su origen en la necesidad humana de unos poderes superiores que hagan prevalecer la justicia frente a la injusticia. En opinión de Critias, se han enseñado dioses omniscientes para atemorizar a quienes creen que no son observadas sus infracciones de la ley y para atar internamente (es decir, religiosamente) a quienes se inclinan a despreciar los lazos externos (legales). De este ateísmo se distinguía, p. ej., el que defendieron Diágoras y Teodoro, basado en objeciones lógicas contra la religión, que afirma la existencia de unos dioses cuyo proceder en la distribución de felicidad e infelicidad es tan ciega y arbitraria, que no se puede además suponer que hay en ellos al mismo tiempo omnisciencia y justicia. No raras veces, el ateísmo de base lógica se mezcló, como en el caso de Teodoro el Ateo y en el megárico Kinesias, con la burla festiva de los usos religiosos que a veces llevaron también el ateísmo a hombres menos reflexivos.
2. El ateísmo en la Edad Moderna. a. El ateísmo en los siglos XVI-XVII.- Pierre Bayle formula a finales del siglo XVII la teoría del ateo virtuoso, poniendo así en duda una de las concepciones tradicionales de la apologética cristiana. En esta época el ateísmo se manifiesta clandestinamente en los llamados «libertinos» del siglo XVII. No hay un ateísmo doctrinal sistemático en los siglos XVI y XVII. Una elemental prudencia recomienda no atacar de frente a la Iglesia. Los libertinos más conocidos son La Mothe Le Vayer, Gassendi y Pierre Bayle. El ateísmo se presenta como expresión extrema de una incredulidad divulgada. En el siglo XVII se consideró a Spinoza como iudeus et atheista por negar la personalidad de Dios en la fórmula Deus sive Natura sive Substantia.
3. El ateísmo en el siglo XVIII.- En el siglo XVIII se manifiesta abiertamente la oposición contra el cristianismo. Los libertinos salen del armario y se llaman «filósofos». Su minoría atea es particularmente activa. Su defensor más brillante es Denis Diderot (1713-1784). El Barón D´Holbach, poseído de un fanatismo anticristiano, hace suyos los argumentos de los librepensadores y materialistas ingleses del siglo XVII, de un Toland y un Collins. Su Système de la Nature (1770) ofrece una explicación monista del mundo; en esta obra puede observarse la influencia de Spinoza y del mecanicismo. Algo muy parecido es el materialismo aparecido unos años antes en L´homme-machine de Julien Offray de la Mettrie. Por su parte el materialismo hedonista y epicúreo procedente de Gassendi y de Thomas Hobbes está representado por Helvetius y su libro De l´esprit (1758) quien proclama la omnipotencia de la educación y de la formación. Condillac, a pesar de su empirismo y sensualismo es espiritualista, sin embargo, sus discípulos Cabanis y Destutt de Tracy son materialistas y ateos. Los distintos sistemas ilustrados de filosofía moral del siglo XVIII se basan en una concepción atea del hombre. Se elogia a Epicuro, al hedonismo, al placer frívolo y fácil, por ejemplo, vemos eso en la Mettrie. El ateo no teme a la muerte. Se niega la inmortalidad del alma y ello no perturba lo más mínimo la paz de alma del ateo.
4. El ateísmo del siglo XIX.- Schopenhauer es el primer filósofo que se autodenomina ateo sin ningún problema. Nietzsche proclama la muerte de Dios. El ateísmo nietzscheano, como el de Schopenhauer es vitalista, pesimista, trágico. El absurdo de la existencia es una prueba de la inexistencia de Dios. El superhombre es el hombre que es capaz de vivir sin Dios. La muerte de Dios supone el fin de la gran mentira difamadora de este mundo. El ateísmo de Feuerbach sostiene que la idea de Dios es una proyección alienante de la esencia humana. El secreto de la teología es la antropología. Cuanto más poderoso es Dios, más insignificante resulta el hombre. Las propiedades de Dios son las propiedades del hombre en grado eminente. La religión es alienante porque es falsa y porque empobrece al hombre en su esencia. La crítica a la religión es la respuesta a la alienación religiosa. El ateísmo consiste en una rehumanización y renaturalización del hombre, en que el hombre se reapropie de su esencia alienada. Marx asume el ateismo de Feuerbach y su critica de la religion. Sin embargo, para Marx la alienacion religiosa es solo una parte de la alienacion humana. Gracias a su critica de la religion, Feuerbach ha redescubierto la esencia humana alienada en Dios, por tanto, denunciar este abandono no permite aun al hombre recuperar su esencia. Para luchar eficazmente contra la ilusion religiosa es necesario destruir un orden social y economico que produce la alienacion religiosa. No hay que criticar al cielo, sino la tierra de donde procede la alienacion religiosa. Si la religion es falsa, alienante, tiene su causa en el mas aca. Es el mas aca lo que hay que criticar para que la religion desaparezca como sintoma de una alienacion mas profunda de la que ella no seria sino efecto. La religion es el opio del pueblo, el espiritu de un mundo sin espiritu, la protesta contra la miseria real, el suspiro de la criatura oprimida, el sentimiento de un mundo sin corazon. La religion confia a otro mundo distinto de este, el real, la solucion de los problemas reales de este. Consuela a los miserables, alejandolos asi de la solucion real y manteniendo las causas de su miseria. No basta, sin embargo, con denunciar la religion y su funcion. La actuacion ha de plantearse a otro nivel, el politico, el social, el economico. La critica de la religion ha de convertirse en critica de la politica, la causa de la existencia de la religion. Suprimida la alienacion real, la economica y social, queda suprimida como efecto suyo, la alienacion religiosa. En el socialismo y el comunismo, el hombre sera ateo, porque habra desaparecido la principal causa de la existencia de la religion: la explotacion del hombre por el hombre, la alienacion social capitalista.
5. El ateísmo contemporáneo. Freud (1856-1939). Afirma que la religión es una neurosis obsesiva que es menester superar en el camino del hombre hacia su madurez. La religión es una ilusión infantil en un padre primero que ayude a superar las dificultades y miedos al hombre. Albert Camus (1913-1960). El mundo es absurdo. Carece de sentido. El suicidio parece ser la única solución. El mundo es amoral, ignora los valores. Los valores los construye el hombre, por eso es libre. Sartre (1905-1980). Dios no existe puesto que si existiera yo no podría existir, no podría ser libre. Si Dios existiera sería a la vez ser en sí y ser para sí y eso es imposible y absurdo, luego no existe Dios.
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