viernes, 13 de mayo de 2016

Adversus sophistas

El Sr. Prof. Dr. D. Jesús María Montero Barrado escribe en El Catoblepas, número 89 de julio de 2009 un intento de refutación de un escrito mío y otro de D. José Manuel Rodríguez Pardo. Luego vuelve a la carga respondiendo a D. José Manuel Rodríguez Pardo en el número 90 de El Catoblepas de agosto de 2009. Simplemente quiero escribir una breve nota contestando a sus afirmaciones.
         Según afirma, hay una corriente revisionista de la historiografía progresista de los años setenta y ochenta del siglo XX que le ha sentado muy mal porque no es científica ni rigurosa esta corriente conservadora revisionista. Se olvida de que ya en los años sesenta y setenta se había llegado a un gran rigor en el análisis de los hechos de la II República y de la Guerra Civil Española de la mano de Ricardo de la Cierva y de los hermanos Salas Larrazábal por ejemplo. En este sentido, el revisionismo comenzó en los setenta de la mano de historiadores progresistas. Esto coincidió con la liquidación del Régimen Franquista a partir de 1975. Se denigró la obra política del franquismo y se ensalzó la gestión republicana de 1931-1933 y de 1936-1939. Llevamos de hecho más de treinta años con actos, libros, exposiciones, propaganda ocupándose de esos minúsculos lapsos temporales como si el Régimen de 1978 procediera de aquellos actos políticos del Frente Popular o de los gobiernos de Azaña, sin reconocer que la causalidad histórica del franquismo ha sido mucho más intensa y decisiva. El revisionismo del revisionismo progresista es un metarrevisionismo para volver a poner la historia sobre sus pies.
         No he buscado ensalzar a Franco. He recensionado el libro de Pío Moa sobre Franco. “Franco, un balance histórico”, Planeta, 2005, Barcelona, 207 páginas. He expuesto los argumentos muy bien trabados de Pío Moa para fundar sus valoraciones positivas sobre el franquismo. Creo que la cuestión fundamental es la siguiente: ¿Es verdad lo que afirma Pío Moa en sus escritos? La respuesta es: sí. La documentación aportada por Pío Moa es abrumadora y contribuye a demoler el mito de las izquierdas buenas y santas que utiliza el bloque histórico social-progresista-separatista para consolidar mediante la demagogia y la demonización del PP y de todo lo que sea liberal y/o conservador con el fin de mantenerse en el poder y proseguir la realización de sus proyectos políticos.
         D. Jesús Montero afirma que se pretende desprestigiar al PSOE y a Santiago Carrillo. No es necesario desprestigiarlos a ambos, puesto que la historia del PSOE ahí está para que todo el mundo la quiera conocer y valorar la catadura moral de sus dirigentes políticos desde 1879. En cuanto a Carrillo, está fuera de toda duda su responsabilidad política directa en los asesinatos masivos perpetrados por el Frente Popular en Paracuellos entre el 7 de noviembre de 1936 y el 7 de diciembre de 1936. Los progresistas ensalzan su figura, con lo cual asumen que tales acciones criminales son buenas y deseables.
         La cuestión es si las afirmaciones de los historiógrafos progresistas son verdaderas y parece que no son ciertas. Podríamos detallar muchos hechos e interpretaciones de lo que ha pasado en España desde 1931.
 
Veamos:
  1. La II República se implantó por un golpe de Estado entre el 12 y el 14 de abril de 1931 por el abandono de los monárquicos y su entrega del poder a los republicanos. Las elecciones municipales las ganaron los monárquicos.
  2. La descentralización política, con el Estatuto de Cataluña no resultó ser ningún avance ni nada positivo para España. Los separatistas de antes son los antecedentes de los separatistas de hoy. Desde nuestro presente podemos considerar nefasta la política azañista de descentralizar España.
  3. En cuanto al voto de la mujer, hay que recordar que muchos partidos de izquierdas no querían que las mujeres votaran porque su voto sería conservador, decían ellos.
  4. Se olvida el profesor Jesús Montero de la gran cantidad de violencia que tuvo lugar durante el período de la II República. Fue una época muy violenta. Hubo muchos asesinatos y la represión fue brutal. La mayoría de los asesinatos los iniciaron los partidos de izquierdas. Sólo hay que consultar la prensa de aquellos años.
  5. En 1934 las izquierdas quisieron dar un golpe de Estado bolchevique contra la II República. Como dijo Madariaga, el Frente Popular perdió toda fuerza moral para criticar el Alzamiento del 18 de julio de 1936.
  6. Se olvida del asesinato del Jefe de la Oposición, José Calvo Sotelo. La legalidad republicana había desaparecido ya cuando se produce el Alzamiento del 18 de julio de 1936.
  7. Se olvida del formidable desarrollo de las fuerzas productivas que ha tenido lugar durante el franquismo en España. Si los historiadores progresistas valoran positivamente el socialismo real de la URSS y de Cuba por el desarrollo formidable de las fuerzas productivas que ha tenido lugar bajo tales regímenes, ¿Por qué no hacer las mismas valoraciones en lo que respecta al Régimen Franquista, que acabó con más gloria y con menos pena que los países del socialismo real del Este de Europa?
No debemos extendernos en acumular hechos y fenómenos históricos y políticos aquí.
Me gustaría que D. Jesús Montero intentara refutar a Pío Moa, esto es, que señale alguna falsedad en las afirmaciones de Pío Moa. Ningún historiador progresista ha conseguido al día de hoy refutar las valoraciones de Pío Moa o que demuestre que los hechos señalados por Pío Moa no tuvieron lugar. Tampoco D. Jesus Barrado Montero lo ha conseguido. Simplemente, no le gusta que se derrumbe su edificio de convicciones heredadas de la Transición política sobre el franquismo y la República y la Guerra Civil. La legitimidad del Régimen de 1978 descansa en la descalificación del franquismo y en el ensalzamiento de la II República, régimen que como todo el mundo sabe –a los hechos me remito- condujo a la guerra civil. Todo régimen revolucionario o toda revolución, genera la contrarrevolución. La guerra civil española hay que entenderla según la dialéctica entre revolución y contrarrevolución y triunfó la contrarrevolución. Die Weltgeschichte ist das Weltgericht, Hegel dixit y es verdad. La legitimidad del Régimen del 18 de julio venía de la victoria como dijo Franco y es así. La legitimidad del Régimen de 1978 viene de la legitimidad heredada del Régimen franquista a través de la figura del Jefe del Estado, del Rey, legítimo heredero de Franco.
En cuanto al separatismo, Montero Barrado defiende que es lo mismo el nacionalismo español que el nacionalismo fraccionario, que valen lo mismo, que da lo mismo. Da lo mismo que España exista o que no exista. ¿Qué rigor teórico es éste? ¿Qué rigor puede concedérsele a un historiador español que pone en el mismo plano a Sabino Arana que a Calvo Sotelo? Dice: “Cuidado, que con esto no quiero demonizar a quienes defienden lo español como una opción de agrupamiento político dentro de un territorio determinado con el mismo derecho que tienen quienes defienden otras formas de agrupamiento a los que se llama maliciosamente nacionalistas. Nacionalismo es tanto, pongamos por caso, lo español, lo vasco o lo catalán. Y desde ninguno, repito, ninguno se debe creer que, porque se busque justificarlo desde axiomas esencialistas tiene por qué ser lo correcto.”  Jesús María Montero Barrado, Objetividad histórica frente a la deformación de la realidad”. Catoblepas, 90. ¿Es esto acaso la objetividad y el rigor científico? ¿Qué credibilidad política y moral tiene quien niega la existencia de la Nación Española? ¿Qué rigor tiene un historiador que niega la Historia de España?
Más adelante habla de los logros de las lenguas vernáculas. ¿Qué interés público tiene fomentar idiomas minoritarios, familiares, locales y regionales? Sólo tiene sentido seguir por esa senda si se tiene un proyecto político secesionista. Lo de la realidad plural de las partes de España para justificar las autonomías o estatutos de autonomía no deja de ser una falacia en la que cae este profesor de historia. Si alguien pide la autonomía y te dice que hay diferencias, entonces hay que fomentar la autonomía, concederla y fomentar las diferencias. ¿Es eso racional? ¿Es eso deseable? Jesús Montero Barrado dixit: “Decir que era el inicio de un camino hacia la ruptura de España es como el que dice que fumando porros te conviertes en drogadicto o que permitiendo el divorcio acabas con la familia.” Pero hombre, ya que el presentismo es lo que D. Jesús Montero Barrado practica, debiera darse cuenta de lo que pasa en España en 2009, padeciendo una gravísima crisis política y constitucional por seguir por la senda iniciada en 1932 con el Estatuto de Autonomía de Cataluña. ¿Acaso ERC no era un partido terrorista y separatista? ¿Acaso el PNV no era y es un partido racista y separatista?
Conviene dar las interpretaciones históricas y políticas más coherentes y menos contradictorias con los hechos reales históricos acontecidos. Lo que no se puede hacer es mentir ni falsear la historia. Jesús María Montero Barrado no consigue demostrar la maldad intrínseca del franquismo ni la bondad intrínseca del Régimen del 1978 o de la República. Ahora en 2009 podemos valorar con distancia y frialdad lo que pasó entre 1931 y 1975. Pío Moa se ha limitado a analizar la II República con frialdad y olvidándose del paradigma progresista. Lo mismo ha hecho con la figura de Franco. Ese es su delito: conectar con la tarea científica de Ricardo de la Cierva y los hermanos Salas Larrazábal.

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