La enseñanza en España es un reflejo de
la situación del sistema político: Monarquía parlamentaria oligárquica de
partidos donde florece la corrupción y es consentida por todo el mundo con un
silencio tácito. País donde no hay debate intelectual ni político sobre nada.
No se habla nada ni se critica nada. Esto es lo que se llama
"democracia". Mediante el procedimiento técnico del sufragio, regla
procedimental y mediante la convención de la supremacía de la mayoría, regla
convencional, los ciudadanos que votan optan entre las diversas oligarquías
políticas o partidos o élites de notables encuadradas en partidos carentes de
democracia interna. Estos partidos, a su vez designan los candidatos y se
reparten el poder institucional del Estado y su poder territorial siguiendo
cuotas electorales. De esta forma los ciudadanos sólo optan entre las siglas de
los partidos. No eligen ni nombran a nadie. Son los partidos la columna
vertebral del Régimen y escapan a cualquier control proveniente del pueblo.
Así, la “voluntad popular” es una ficción jurídica, una metáfora que expresa el
dominio absoluto de los partidos sobre las instituciones y la sociedad.
En este régimen una casta de
privilegiados disfruta de todas las ventajas y prebendas, goza de impunidad
penal y controla todos los resortes del poder social, económico e intelectual.
La cárcel está reservada en España a los pobres. No existe ningún movimiento
social ni político que represente a los sin nada, a los que están sometidos y
oprimidos. La izquierda es virtual, no real, no es más que una pieza del
sistema político diseñada para engañar a los incautos y desprevenidos, que
tranquilizan su conciencia moral o política conformista representándose que con
su voto están contribuyendo “al progreso”, “a la revolución”, y otras lindezas
por el estilo. La izquierda impide que los ciudadanos de izquierda se organicen
para destruir el sistema otorgando éstos su confianza a aquella y a sus
partidos y dejándose llevar por las organizaciones tótem del sistema para que
nada cambie aunque haya que emplear retórica gruesa y populista para embaucar
al vulgo. Así, entonces, la izquierda es un aparato del Estado. Nada entonces
que decir respecto a los partidos de derecha, claro está. ¿Qué se le puede
pedir a un partido de derechas? Nada. En este régimen los ciudadanos normales
estamos como espectadores y para aplaudir con las elecciones, acto de adhesión
inquebrantable al régimen de 1978 y que no sirven para configurar políticamente
la voluntad popular por las crecientes similitudes existentes entre los
partidos del Régimen y por la utilización sistemática de técnicas de mercado y
publicidad para configurar la voluntad popular. Así, las elecciones nada
deciden. En esta situación de corrupción generalizada, de existencia de unos
privilegios que nada tienen que envidiar a los privilegios de los privilegiados
del Antiguo Régimen anterior a 1789 y que con tanta finura criticara E. Sieyes,
el desánimo popular se hace evidente en la creciente abstención política de los
ciudadanos siervos ante la constatación de que no hay cambios y de su
impotencia política.
En este clima surgen los progres
-izquierda de diseño para dar gusto a los intereses de la burguesía- cuyo
discurso no se lo creen ni ellos mismos. Los progres no tienen ideas, sólo
intereses y castigan sin piedad a los discrepantes en los institutos, escuelas,
etc. Ellos partiendo de una presunta superioridad moral nos imponen sus
soluciones educativas (LOGSE, LODE, LOPEGCE), sus valoraciones, sus ideologemas
para justificar la catástrofe educativa española. Un día, Marchesi, célebre
caradura progresista del PSOE, tuvo la desvergüenza de afirmar que la culpa de
todo el caos actual es que no "se aplica la reforma educativa" sic.
Con esta gente que no se entera o que mejor dicho, finge no enterarse de nada,
vamos apañados. Ni creen en la libertad de expresión individual, personal, u
otros que también existen- ni en la crítica. Sólo quieren ellos medrar, trepar
y vigilar al enemigo. Los progres en los institutos gustan de ejercer la
dirección de los centros y de realizar maniobras con políticos, inspección,
sindicatos, partidos, alumnos, padres, profesores para aplastar toda disidencia
que ponga en peligro sus intereses. ¿Qué intelectuales españoles defienden la
LOGSE? Nadie. Sin embargo, la LOGSE sigue. Nadie inteligente ni honesto ni
serio cree en ella. Sólo los demagogos del PSOE-IU, los sindicatos de clase -el
gran fraude de nuestra época- las asociaciones de Padres de Alumnos -satélites
morales del PSOE o del PP- y las asociaciones de alumnos (Véase el Sindicato de
Estudiantes que ha convocado demagógicamente -siguiendo instrucciones precisas
del PSOE-IU- diversas huelgas "revolucionarias" de estudiantes en los
últimos tiempos, que cree en la LOGSE como su creo ideológico
"izquierdista". Esa es su revolución). A esto se llama
"enseñanza de calidad". Una calidad de mínimos.
Así se llega al establecimiento de un
salario mínimo interintelectual, un común denominador de la mediocridad y del
aplastamiento de la inteligencia. Esta es la más perdurable de todas las
corrupciones, la del saber. Llamaré la atención a los lectores acerca del hecho
de que ningún logsiano o progresista quiere debatir nunca para argumentar a
favor de sus tesis. Están invitados a hacerlo, aunque ellos en sus papeles
periodísticos quieren silenciar toda crítica y prefieren contestar con
difamaciones y calumnias -el viejo estilo fascista- No tienen argumentos o, tal
vez, no se crean nada de lo que proclaman, puro nihilismo, pura vaciedad.
Estamos condenados a una pervivencia de unos cuantos años de este lodazal
educativo y a que se empeoren nuestras condiciones de trabajo –pues tenemos al
enemigo dentro del cuerpo de enseñantes- progresivamente. El sistema se
configura como un sistema de beneficencia para pobres y para tontos -enseñanza
pública- y un sistema para las clases pudientes y para los inteligentes
-enseñanza privada-. Nadie me ha podido convencer todavía de la falsedad de
esta aserción. Un sistema educativo es bueno si los ricos van a él. Lo demás
son cuentos. Hace ya años que la burguesía ha abandonado la escuela pública,
tan grande es el grado de degradación conseguido por la progresía.
A los nacionalistas separatistas y
racistas les viene muy bien el sistema educativo español actual, que favorece
su propaganda -sus mediciones craneométricas, su culto a la lengua regional, su
autoritarismo, sus mentiras, su propaganda, su formación en el espíritu
nacional-aldeano-euskalerrista o catalanista que tanto da lo uno como lo otro-
Quien no está de acuerdo tiene como opción "democrática", el exilio,
el aplastamiento, el silencio. Es una
verdadera limpieza étnica. Al final sólo quedarán los puros,
los elegidos y entonces se podrán dar el "gran lujo" de
"tolerar" algunas voces disidentes. Sin disciplina, sin orden, sin
ciencia, sin saber, con muchas asignaturas en las que no se aprende nada serio
ni se hace nada -se aprueba de oficio- nuestros jóvenes están condenados al
paro, a la marginación, al alcoholismo y a la imbecilidad analfabeta
autosatisfecha para complacencia de los jerarcas de IU y PSOE que mandan a sus
hijos a la enseñanza privada, la mejor prueba de que saben correctamente cómo
está el patio. Las APAS, prolongación demagógica de partidos y sindicatos para
controlar y manipular a su antojo la enseñanza, pueden difamar, injuriar,
calumniar, perseguir a los profesores díscolos mediante la injuria, las
acusaciones anónimas, y quedar en una perfecta impunidad social y penal y con
la pasividad moral de la Administración. Es la liquidación de la enseñanza
empezando con el cultivo de la injuria y la calumnia. Así sólo se configura un
sistema de clientelismo entre el Estado (MECU, Inspección) y la masa,
manipulada y encuadrada previamente en organizaciones correa de transmisión de
instrucciones de partidos políticos y sindicatos (APAS) Yo te doy poder para
machacar los centros educativos, tú me votas y defiendes mis intereses. Tanto
el Estado como las organizaciones clientelares están interesadas en el actual
sistema de corrupción generalizada al servicio de los privilegiados de siempre:
evitar que los alumnos pobres produzcan problemas y masifiquen la Universidad.
Ahora resulta imposible que el talento de los alumnos pobres destaque.
Primeramente se les junta con los integrados -la marginalidad, a eso le llaman
la solidaridad-. Solidaridad de los pobres con los pobres, como siempre- y se
les nivelan sus conocimientos. Máquina de aplastar diferencias intelectuales al
alza, socialización en la mediocridad, máquina de expandir el cretinismo
político, moral, social. Burocracia infinita de papel, reuniones, mentiras,
intrigas, pura mentira que pocos se creen y que todos aceptan y acatan. Vivir
en la mentira, vivir de la mentira. Atacar a quien dice que el príncipe está
desnudo cuando los demás afirman que está vestido. La inspección técnica del
Ministerio de Educación no es técnica, sino político-ideológica y no duda en
injuriar ni en calumniar a los profesores dignos a sabiendas con tal de hacer
sangre ante el aplauso de las APAS para darle gusto al vulgo hablándole en
necio. Graves tiempos son estos en los que hay que luchar por lo evidente, por
la objetividad, en los que las falacias sofísticas de la pedagogía siguen
ocupando un sitio muy importante en el organigrama de los institutos. Corrupción
de la Enseñanza Primaria (juegos y chorradas). Corrupción de la ESO (Enseñanza
Secundaria Obligatoria) /Prohibición de suspender –una prohibición no escrita,
pero no por ello menos contundente y efectiva- Aprobados de oficio.
Bachillerato el más corto del mundo (vaciedad de contenidos) Universidad
corrupta -LRU del PSOE- Colocación de sus partidarios por méritos de “guerra”,
al igual que Franco colocó por méritos de guerra entre 1939 y 1954 a sus
partidarios intelectuales -Los profesores no numerarios de los años setenta,
tan luchadores contra el franquismo y tan sumisos con el PSOE y la corrupción
actual del régimen de partidos de 1978. Silencio en la Universidad. Se está muy
a gusto allí. Liquidación de asignaturas en el bachillerato que son fundamentales
para una formación intelectual digna en Occidente: Latín, Griego, Filosofía.
Algunos siguen diciendo que esto es "muy positivo" para el pueblo. El
pueblo no debe saber esas cosas "tan difíciles", sobre todo si los
marginales, los problemáticos, etc. entran en las aulas al lado de los normales
de las clases humildes. Los humildes inteligentes deben sacrificar su talento y
su inteligencia al servicio de los humildes no inteligentes e insociables. El
coste para las clases privilegiadas es nulo, cero. Perfecto: vender como
solidaridad el aplastar a los humildes y a los competidores de las clases
populares. Esa es la consecuencia: Todo el poder y el saber y los privilegios
para las clases oligárquicas. Los tontos que obedezcan y que crean en el
sistema y voten al PSOE o a IU creyendo en la bondad de tales fuerzas políticas
o que crean en la excelencia de las corruptas burocracias sindicales "de
clase", con su mensaje de siempre: "Qué buenos que somos nosotros con
nuestra revolución" para que todo siga como siempre, igual. Tiene que
haber muchos progres para que el sistema se legitime y legitime sus corruptelas
y clientelismos. La masa prefiere seguir presa en su infantilismo moral y
político. La salida del culpable estado de minoría de edad del pueblo sería la
solución. Por ahora es difícil por no decir imposible. Los progres tienen esa
función sofística de distracción de los ingenuos. Los progres son ociosos,
gorrones del sistema para la neutralización y el engaño de la masa. Los
sindicatos, servicio de orden de la patronal (Estado o empresa privada) para
mantener el orden en el corral. Los sindicatos son hoy los legítimos herederos
de los sindicatos verticales del régimen nacionalsindicalista del 18 de julio
del General Franco. Recibiendo subvenciones del Estado y de la patronal cumplen
con su función de encuadrar y disciplinar a los trabajadores de forma ejemplar.
También en un régimen pluralista se puede explotar a los trabajadores y se
puede hacer de ellos dóciles instrumentos del poder de la oligarquía política
de partidos y sindicatos amén de organizaciones sociales satélites de partidos
y sindicatos. Se trata de repartir subvenciones y prebendas y privilegios y de
saberlas dosificar hábilmente para obtener la obediencia al Estado.
Felipe Giménez.
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