El sistema educativo español
está en ruinas. Desde 1970 no para de ser cambiado y siempre a peor. El gran
mérito de las izquierdas comunista y socialdemócrata fue la reducción del
bachillerato español a escombros, satisfaciendo así las necesidades del sistema
económico capitalista en lo que a la formación social española se refiere. Hay
que enseñar menos y peor para adaptar a los alumnos a un paro crónico y
permanente o a trabajos precarios con un 25% de paro que se va a prolongar
muchos años aún.
Crearon un salario mínimo interintelectual, metieron a la
sociedad de las familias en los institutos y establecieron un paternalismo
progresista embrutecedor. Establecieron un régimen de escuchas, maledicencias,
amenazas, acusaciones, injurias y calumnias para los discrepantes e hicieron
predominar la estupidez sobre la inteligencia y la incompetencia frente a la
profesionalidad y colonizaron por último la enseñanza de tal manera que hay que
escribir mucho para que los alumnos no escriban nada y se sientan
autosatisfechos de su estupidez de consumidores satisfechos en su vacío
estúpido y conformista.
¿Para qué instruir exhaustivamente a los alumnos si el
paro va a ser su realidad permanente? La posibilidad de promoción social por
los méritos y la valía y el talento ha desaparecido totalmente. El progresismo
llama a esto calidad de la enseñanza e innovación pedagógica. Sonríen los
progresistas con estos inventos suyos y si hay fallos, que los hay, los achacan
al escaso gasto y a los profesores conservadores, de derechas y fachas. No
pueden admitir que la causa del fracaso escolar, del abandono escolar es el
diseño progresista de la enseñanza, cuando no el fracaso natural intelectual
normal derivado del hecho palmario de que no todo el mundo quiere ni puede
estudiar.
Pedagogía, una pseudociencia que los ideólogos
progresistas que han ocupado nuestras instituciones educativas se empeñan en
imponer y desde la que insisten en diagnosticarlo todo. Las cosas son mucho más
sencillas. Ellos con su sofistería han putrefactado la enseñanza en España.
Enseñanza empeñada en inculcar los valores del pacifismo,
del animalismo, del feminismo o ideología de género, del homosexualismo, del
armonismo socialdemócrata en suma. Dejar a la gente estúpida e indefensa ante
la demagogia criminal y suicida del progresismo. Fundamentalismo democrático y
científico empeñado en no dejar lugar a una reflexión rigurosa. Supresión de
las enseñanzas fuertes (griego, latín, filosofía) y sustitución de los saberes
fuertes por comodines para entretener a los alumnos en instituciones ya no
disciplinarias, sino posmodernas, de control y de clasificación de los alumnos
en una suerte de sala de espera para acceder al paro. Eso sí, un paro
socialdemócrata o liberal, democrático, con derechos humanos y sin recursos económicos.
Los directores y los jefes de estudios están empeñados en
darle la razón a la sociedad de las familias y a la Administración educativa en
contra de los profesores, utilizados como carnaza política para complacer al
vulgo ignaro. Profesores empeñados en parecer tan jóvenes como los alumnos y en
reírles las gracias así como en entretenerlos para ganarse su simpatía y no
sufrir desprecio y denuncias infames e impunes. Esta es la enseñanza en España
y supongo que en todas las democracias realmente existentes influidas por la
socialdemocracia y el liberalismo en un fundamentalismo democrático común a
ambas.
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