La
teoría de la verdad de Heidegger.
La
verdad es un tema clásico de la filosofía, tan clásico que ha formado parte de
la ontología el tratamiento de la verdad. Ha sido un tema ontológico. “La
filosofía ha juntado desde antiguo la verdad con el ser”. Si el problema de la
verdad es un problema ontológico, se ocupará de la verdad la ontología.
Heidegger
en “Ser y Tiempo” parte en su análisis del concepto de verdad primero, del
concepto tradicional de la verdad y trata de poner al descubierto sus fundamentos ontológicos. Lo
que llamamos concepto tradicional de verdad es un concepto derivado. La
investigación pone en claro que en la cuestión de la esencia de la verdad entra
necesariamente la cuestión de la forma de ser de la verdad. A una con ello se
aclara el sentido ontológico de la frase “hay una verdad” y de la especie de
necesidad con que “no podemos menos de suponer” que “hay” una verdad”.
Según
Heidegger hay tres tesis sobre la verdad desde el punto de vista tradicional:
Primero, el lugar de la verdad es la proposición (el juicio). Segundo, la
esencia de la verdad reside en la concordancia del juicio con su objeto.
Tercero Aristóteles, el padre de la lógica, es quien refirió la verdad al
juicio como a su lugar de origen, así como quien puso en marcha la definición
de la verdad como concordancia.
Según
Aristóteles, Avicena, Santo Tomás de Aquino: Veritas est adaequaio intellectus
et rei. Kant también sostiene tal tesis de la verdad como correspondencia.
Heidegger
se pregunta por el fundamento de tal concepción de la verdad: “¿Qué hay dado
por supuesto tácitamente en el conjunto adaequatio intellectus et rei? ¿Qué
carácter ontológico tiene lo dado por supuesto?”.
En
el proceso de la comprobación el conocer se refiere constante y únicamente al
ente mismo. En éste transcurre, por decirlo así, la verificación. El ente
mentado mismo se muestra tal como es en sí mismo, es decir, muestra que él es
en su identidad tal como en la proposición proferida se muestra, se descubre
que él es. Rechaza Heidegger la tesis de la adaequatio porque es en el ente en
donde se muestra que el ente es quien tiene que ser. “La comprensión no entraña
una concordancia del conocer y el objeto, ni menos de lo psíquico y lo físico,
pero tampoco entre contenidos de conciencia de unos con otros. La comprobación
entraña únicamente el “ser descubierto” del ente mismo. Esa es la aletheia, es
el ser “cómo” de su “estado de descubierto”. Este se verifica mostrándose el
objeto de la proposición, esto es, el ente mismo, como él mismo. Verificación
significa mostrarse los entes en su identidad. La verificación se lleva a cabo
sobre la base de un mostrarse los entes. Esto sólo es posible siendo por su
sentido ontológico el conocer que profiere proposiciones y que se verifica un
“ser, descubriendo, relativamente a los entes reales mismos”. Una proposición
es verdadera porque descubre el ente en sí mismo y permite ver el ente en su
estado de descubierto. El ser verdadero (la verdad) de la proposición es un ser
descubierto. La verdad no tiene en
absoluto la estructura de una concordancia entre el conocer y el objeto, en el
sentido de la adecuación de un ente a otro.
El ser verdadero considerado como ser
descubridor sólo es posible desde el punto de vista de la ontología sobre la
base del Sein in der Welt, esto es, una estructura fundamental del Dasein y es
el fundamento del fenómeno original de la verdad. La verdad es en primer lugar
lo verdadero: el Dasein, ser descubridor y en segundo lugar el ser descubierto,
la verdad como acto de descubrir. Ser verdadero significa el ser desubridor.
Según Heidegger esta definición tan arbitraria aparentemente de la verdad “se
limita a hacer la exégesis necesaria de lo que la más vieja tradición de la
filosofía antigua presintió originalmente y comprendió prefenomenológicamente.”
Esta definición de la verdad parte del
análisis de “las maneras de conducirse el ser ahí” que solemos llamar
inmediatamente “verdaderas”.
El ser verdadero como ser descubridor
es un modo del Dasein. Lo que hace posible este descubridor mismo es también
verdadero en un sentido aún más original. “Los fundamentos ontológico-existenciarios
del descubrir son lo que muestra el fenómeno más original de la verdad.”
El descubrir es un modo del sein in der
Welt y descubre en el mundo seres intramundanos, pues bien, éstos resultan ser
lo descubierto. Son verdaderos en un segundo sentido. “Primariamente
verdadero”, es decir, descubridor” (descubrimiento), sino “Ser descubierto”
(estado de descubierto)”.
Pero el “estado de descubiertos” de los
entes intramundanos se funda en el “estado de abierto” del mundo. El “estado de
abierto” es la fundamental forma del Dasein con arreglo a la cual éste es su
Da. El estado de abierto está constituido por el comprender y concierne
igualmente al mundo, al “ser en” y al “sí mismo”. Sólo únicamente con el
“estado de abierto” del “ser ahí” se alcanza el fenómeno más original de la
verdad. En tanto el “Dasein” es esencialmente su “estado de abierto”, y en
cuanto abierto abre y descubre, es esencialmente “verdadero”. El “ser ahí” es
en la verdad”. Esto último significa:
1.
A la constitución del ser del Dasein le
es inherente el estar en estado de apertura general. Con el ser del Dasein y su
estado de abierto y con igual originalidad es el estado de descubiertos de los
entes intramundanos.
2.
A la constitución del ser del Dasein y
como ingrediente constitutivo de su
estado de apertura es inherente el estado de yecto. En éste se desemboza que el
Dasein es en cada caso ya, en cuanto mío y éste, en un determinado mundo y el
estado abierto es esencialmente fáctico.
3.
A la constitución del ser del Dasein le
es inherente la proyección. El Dasein puede comprenderse por el mundo y los
otros o por su “poder ser”. El Dasein se abre para sí mismo en su poder ser.
Este estado de apertura propio muestra el fenómeno de la verdad más original en
que el Dasein puede ser, es la verdad de la existencia.
4.
Ala constitución del ser del Dasein, es
inherente la caída. Es el Dasein perdido en el mundo. Por ello el Dasein es en
la “falsedad”. A la facticidad del Dasein son inherentes el estado de cerrado y
el de encubierto. El pleno sentido de la proposición “El Dasein es en la
verdad” dice también con igual originalidad “El Dasein es en la falsedad”. Pero
sólo en tanto que el Dasein es abierto, es también cerrado, y en tanto que con
el Dasein son descubiertos en cada caso ya entres intramundanos, son
encubiertos (ocultos) o desfigurados semejantes entes en cuanto entes que
pueden hacer frente dentro del mundo.
La
verdad tiene siempre que ser arrebatada a los entes. Los entes así resultan
arrancados al “estado de ocultos”. La verdad es un robo, un arrancar que
Heidegger designa como “proyección yecta”.
Se
llega al resultado de que 1. Verdad originariamente es el estado de apertura
del Dasein, estado al que es inherente el estado de descubiertos de los entes
intramundanos. 2. El Dasein es igual originariamente en la verad y en la
falsedad.
Heidegger
afirma a continuación que “Estas proposiciones tan sólo pueden resultar
plenamente evidentes dentro del horizonte de la exégesis tradicional del
fenómeno de la verdad si cabe mostrar lo siguiente: 1. La verdad comprendida
como correspondencia tiene su origen en el “estado de descubierto” por el
camino de una determinada modificación. 2. Es la forma misma del ser del
“estado de abierto” lo que conduce a que lo que se ve inmediatamente sea esta
modificación derivada y que esta modificación dirija la exploración teorética
de la estructura de la verdad.”+
Según Heidegger “las raíces de la
verdad de la proposición retroceden hasta el “estado de abierto” del
comprender. Pues bien, remontando por encima de esta indicación acerca del
origen de la verdad de la proposición, hay que poner de manifiesto expresamente
el carácter derivado del fenómeno de la correspondencia.”
Según Heidegger pues, el concepto
tradicional de verdad como correspondencia tiene un carácter derivado desde el
punto de vista ontológico.
No es la proposición el lugar primario
de la verdad, sino a la inversa, la proposición es un modo de apropiación del
“estado de descubierto” y como modo del Sein in der Welt se funda en el descubrir
o bien en el “estado de abierto” del Dasein. La verdad más original es la
que es la posibilidad de la condición
ontológica de la proposición sea verdadera o falsa.
La verdad en su sentido más original
pertenece a la estructura fundamental del Dasein: “pero con esto queda trazada
la respuesta a la cuestión de la forma de ser de la verdad y del sentido de la
necesidad del supuesto de que hay una verdad.
El Dasein está constituido por el
estado de apertura y está en la verdad. El estado de apertura es una forma de
ser del Dasein. “Verdad sólo la hay hasta donde y mientras el Dasein es”. Los
entes son descubiertos mientras hay Dasein. Cualquier verdad es sólo por el
Dasein.
“Toda verdad es –con arreglo a su
esencial forma de ser, la del ser ahí”- relativa al ser del Dasein. La verdad
ónticamente sólo es posible en el sujeto.
¿Por qué tenemos que suponer que hay
una verdad? “La verdad la suponemos nosotros porque nosotros, siendo en la
forma de ser del Dasein, somos “en la verdad”. No la suponemos como algo
“exterior” y “superior” a nosotros con lo que entramos en relación al lado de
otros “valores”. No somos nosotros quienes suponemos la “verdad”, sino que es
ella quien hace posible toda “suposición”.
Suponer la verdad entonces significa
comprenderla como algo por mor de lo cual el Dasein es.
“El ser de la verdad está en una
relación original con el Dasein. Y sólo por ser el Dasein estando constituido
por el estado de apertura o el comprender, puede comprenderse lo que se llama
el ser y es posible la comprensión del ser”.
El ser y la verdad son igualmente
originales. Ser sólo lo hay hasta donde la verdad es y la verdad depende del Dasein.
Hasta
aquí hemos expuesto la teoría de la verdad de Heidegger expuesta en “Ser y
tiempo”. En “De la esencia de la verdad”, de 1943 Heidegger alteró algo su
doctrina de la verdad. El enunciado apoya la correspondencia con la cosa en el
estar abierto del comportamiento, en la apertura. Pero “¿De dónde obtiene el
enunciado representante la indicación de regirse por el objeto y acordarse
según la conformidad? ¿Por qué ese acordar concuerda con la esencia de la
verdad? ¿Cómo puede ocurrir algo como la realización del don previo de una
dirección y la ordenación en una correspondencia? Sólo si este don previo ya se
ha liberado en lo abierto para lo patente que impera desde allí, y que liga
todo representar. El liberarse para una dirección que liga, sólo es posible
como ser libre para lo patente de lo abierto. Ese ser libre señala la esencia
hasta ahora incomprendida de la libertad. La apertura del comportamiento como
posibilitación interna de la exactitud se funda en la libertad. La esencia de
la verdad es la libertad.”
Para poder hacer una acción de asentir
o disentir de una verdad, para hacer la acción de un enunciado, el que actúa
debe ser libre. La libertad es la esencia de la verdad misma. Esto es, la
libertad es el fundamento de la posibilidad intrínseca de aquello que primero
se da como conocido. Pero en el concepto de libertad, no viene incluido el
concepto de verdad ni su esencia.
La libertad es el fundamento de la
posibilidad intrínseca de la conformidad sólo en tanto ella recibe su propia
esencia de la esencia más originaria de la única verdad esencial. La libertad
para lo que se manifiesta en lo abierto deja ser a las cosas tal y como son. La
libertad es ahora el dejar ser al ente. Se trata de comprometerse con lo
abierto y su apertura. La esencia de la libertad, desde la esencia de la
libertad es la exposición en el desvelar del ente. La libertad es el compromiso
con el desvelamiento del ente como tal.
Si el Dasein existente –dejar ser al
ente- libera al hombre para su libertad, en tanto le da a elegir en general una
posibilidad (un ente) y le encomienda una cosa necesaria (un ente), entonces la
libertad no es arbitrio. El hombre no tiene libertad, ocurre lo contrario: la
libertad, el Dasein existente y desvelador posee el hombre, y esto de manera
tan originaria que únicamente ella confiere a una humanidad esa referencia –que
caracteriza y fundamenta toda historia- a un ente en su totalidad como tal. Sólo
el hombre existente es histórico, la naturaleza no tiene historia.
La libertad entendida como dejar ser al
ente cumple y realiza la esencia de la verdad en el sentido del desvelamiento
del ente. La verdad es el desvelamiento del ente por el cual cobra presencia
una apertura. En lo así abierto, se expone todo comportamiento humano y su
actitud. Por eso el hombre es en el modo de la existencia.
La esencia de la verdad se descubre
como libertad. El dejar ser es en sí simultáneamente, ocultar. En la libertad ex-sistente
del Dasein acaece la ocultación del ente en su totalidad, es el ocultamiento.
El ocultamiento niega a la aletheia el
desvelar y no lo tolera como privación, sino que le conserva lo más propio como
propiedad. El ocultamiento pensado desde la verdad como desvelamiento es el no
desvelamiento y así la no verdad auténtica y más propia a la esencia de la
verdad. El ocultamiento del ente, la auténtica no verdad, es más antigua que
cualquier revelación de éste o cualquier ente. Es más antigua aún que cualquier
revelación de éste o cualquier ente. Es más antigua aún que el mismo dejar ser
que desvelando mantiene ya oculto lo oculto y se relaciona con la ocultación. La
auténtica no esencia de la verdad es el misterio. No esencia es la esencia que
hace presente previamente.
La libertad, en cuanto dejar ser al
ente, es en sí la relación resuelta (entschlossene), es decir, la que no se
cierra. En esta relación se funda todo comportamiento y de ella recibe la
orientación hacia el ente y su desvelamiento.
El error pertenece a la constitución
misma interna del Dasein, en la que está encajado el hombre histórico. El error
es el espacio de aquel volverse en el cual la ex-sistencia insistente, volviéndose
una y otra vez, se olvida y equivoca la medida. La ocultación del ente oculto
en su totalidad, impera en el desvelamiento del respectivo ente, que como
olvido de la ocultación se convierte en error.
.El error es un espacio ontológico,
aquel espacio en el cual la ex-sistencia in-sistente, volviéndose una y otra
vez, se olvida y equivoca la medida. La ocultación de lo oculto en su
totalidad, impera en el desvelamiento del respectivo ente, que como olvido de
la ocultación se convierte en error.
El error es la antiesencia (Gegenwesen)
respecto de la esencia inicial de la verdad. El error es el sitio abierto y el
fundamento de lo erróneo (Irrtum). Lo erróneo no es una falta aislada, sino el
reino de la historia, donde se enlazan intrincados, todos los modos del errar.
El desvelamiento del ente como tal es
en sí, simultáneamente, la ocultación del ente en su totalidad. Ahí impera el
error. La ocultación de lo oculto y el error pertenecen a la esencia inicial de
la verdad. La libertad, entendida desde la ex-sistencia in-sistente del Dasein
es la esencia de la verdad sólo porque la libertad misma nace de la esencia
inicial de la verdad, del imperio del misterio en el error. El dejar ser al
ente se cumple en la apertura.
La pregunta por la esencia de la verdad
surge de la pregunta por la verdad de la esencia. Respuesta de Heidegger: la
esencia de la verdad es la verdad de la esencia.
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