domingo, 10 de julio de 2016

Democracia parlamentaria

La democracia parlamentaria es la forma más corrupta y degenerada de democracia porque el principio mayoritario queda disuelto en las facciones de una asamblea elegida por el vulgo según las diversas leyes electorales posibles y concebibles y existentes en el mundo. El gobierno es elegido por el parlamento, pero la existencia de partidos políticos unifica los poderes del Estado y subordina por la disciplina de voto del partido mayoritario el poder legislativo al poder gubernamental, el verdadero poder político del Estado por tratarse del mando y de la obediencia y de la decisión. En España el Régimen de 1978 es una democracia parlamentaria pero el asunto queda agravado por ser un país dominado por la Leyenda Negra Antiespañola como ideología oficial, lo cual desemboca en el progresismo europeo con todas sus parafilias ideológicas y con el dialectalismo que ha traído el Estado de las Autonomías. La democracia española es así la más corrupta de todas las democracias occidentales y ello no tanto por la delincuencia económica que conlleva sino por la misma corrupción política, institucional, intelectual e ideológica en la que está sumergida España. Ahora tenemos que soportar la ceremonia del parlamentarismo y de las alianzas y la ingobernabilidad de la democracia y más aún de una democracia embrutecida con el mito de que la derecha es Ahrimán y la izquierda Ormuz y que por lo tanto, tienen que luchar entre sí incesantemente hasta el final de los tiempos. Volverá a haber elecciones y el PP seguirá mejorando su cuota electoral. Es que el PP es el menos malo, claro, en democracia y en política en general hay que optar siempre por el mal menor. Esto es un imperativo racional político fácil de entender.

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