viernes, 5 de octubre de 2018

La doctrina del marica

Pío Moa critica el homosexualismo, que podría resumirse en las siguientes tesis:

1.- La homosexualidad es una opción libre.

. 2.- Reproducción y sexo no solo son cosas distintas, sino que “Hoy en día no tienen nada que ver. Hemos llegado a un nivel evolutivo en el que podemos reproducirnos sin necesidad de sexo y podemos follar sin necesidad de reproducirnos (...) eso es un gran paso. El sexo consiste en pasarlo bien con otra (u otras ) personas a base de proporcionarse unos a otros placer físico.

3.- Cualquier homosexual (y cualquier persona sensata) te dirá que es más feliz cuando satisface sus deseos que cuando los reprime (de hecho, existen cientos de patologías asociadas a los impulsos reprimidos, a la frustración y a la insatisfacción).

   Estos asertos encierran toda una filosofía y línea de actuación política. Crítica de Moa a las posiciones homosexualistas:

1.- Si la homosexualidad fuera una opción, creo que muy pocos la seguirían. En la realidad, y por las razones que sean, psicológicas o biológicas, la mayoría de los homosexuales no pueden evitar serlo. Dejo aparte las personas que han conseguido “curarse” cambiando su orientación: no sé si hay muchos éxitos en ello. También hay personas ambiguas que “le dan a todo”. Siempre hay gradaciones.

   Pero la teoría de la opción tiene connotaciones más amplias: siendo así, los homosexuales tendrán el mayor interés en propagar y expandir su “opción”,  tan válida y natural, dicen, como cualquier otra. Y eso es justamente lo que hace el movimiento homosexualista. El cual no se compone solamente de homosexuales, sino más aún de políticos, maestros, periodistas y personas influyentes no necesariamente homosexuales, que presentan como tolerancia y libertad sus aberraciones intelectuales. El homosexualismo trata de imponer sus puntos de vista de forma muy agresiva, incluso por métodos totalitarios, coartando la libertad de expresión, de opinión y de conciencia del discrepante y tratando de encarcelarlo o penalizarlo. Ese movimiento da gran importancia al dominio de la enseñanza, para adoctrinar a los niños ya desde la escuela. Porque parece que en la pubertad, cuando en bastantes chicos la tendencia normal no está plenamente afirmada, bastan algunas experiencias y “orientación” profesoral  para que se inclinen en la dirección deseada por los homosexualistas.

2.- Reproducción y sexo son cosas distintas, pero muy relacionadas. Desde siempre, la mayoría de los actos sexuales no ha buscado la reproducción y en general lo han conseguido. No es cosa de ahora. Y que sea posible reproducirse sin sexo no quiere decir que sea la opción adecuada, solo se emplea cuando no hay otro remedio, como quien se pone una pierna ortopédica por faltarle la natural.

Los homosexualistas presentan el sexo como una simple forma de obtener placer.  Sobre esa base, no solo la homosexualidad sería igual que la sexualidad normal: también lo serían la masturbación, el sexo con animales, la pedofilia, el sexo en grupo, el sadomasoquismo y, en fin, cualquier forma de sexualidad que quiera inventarse, siempre que el individuo experimente placer. Es justamente la ideología de la prostitución, haya o no haya dinero por medio. Y se trata de un ataque en toda regla a la familia occidental.

Pero el sexo no implica solo placer. En el nivel humano implica un afecto especial, distinto de la amistad y que suele llamarse amor, y que supone atracción, compromiso, compenetración, comprensión a veces difícil  y otras muchas cosas. Y normalmente se da entre los dos sexos. No deja de ser llamativo que en muchas parejas homosexuales uno juega, de modo inevitablemente paródico, el papel masculino y otro el femenino. La concepción homosexualista es tan poco realista que, me parece, produce muchas más  desgracias sentimentales de lo ya habitual, también entre los heterosexuales que piensan así. Además, el sexo interpretado como simple placer, tiende a convertir a la otra persona en objeto, algo no solo impropio, sino peligroso.


3.- La idea de que la felicidad proviene del cumplimiento de los deseos, o que el mayor grado de felicidad viene de satisfacerlos,  es, expresada así, falsa. Los deseos humanos son demasiado variados, abundantes y a menudo contradictorios como para resolver las cosas de manera tan simplona. Conozco a un homosexual que desearía tener familia, pero se ve frustrado por su incapacidad para mantener una relación estable con una mujer. Claro que esa frustración, como tantas otras, no tiene por qué hacerle desgraciado. La gran mayoría de nuestros deseos nunca llega a cumplirse y generalmente debemos contentarnos con un término medio y con un esfuerzo constante por seleccionar  entre los deseos concurrentes (la lira de Apolo) en lugar de dejarnos llevar por el desenfreno (la flauta de Pan). La represión, sin más, puede causar daños psíquicos, pero no es lo mismo que la armonización de los deseos; y el desenfreno causa  daños no menos graves.
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