martes, 2 de octubre de 2018

El verdugo

El castigo gobierna la humanidad entera, el castigo la preserva, y el castigo vela cuando los humanos guardias duermen. El sabio considera el castigo como la perfección de la justicia. Si un Monarca indolente cesa de castigar, el más fuerte concluirá por devorar al más débil. La raza entera de los hombres está contenida en el orden por el castigo. […] Se corromperían todas las clases, se rompería toda valla, y no habría más que confusión entre los hombres, si la pena dejase de ser aplicada ó lo fuese injustamente. […] la corrupción y los vicios de que ya le he instruido, exige que el hombre en algunos casas muera por la mano del hombre, y que este derecho de matar, sin cometer delito, no le tienen sino el verdugo y el soldado... [El verdugo] es un ser sublime, es la piedra angular de la sociedad, pues que el crimen ha venido a habitar vuestra tierra, y solo puede ser contenido por el castigo, quitar al ejecutor, y todo el orden desaparece con él ¡Qué grandeza de alma! Qué interés tan noble debe precisamente suponerse en tal hombre que se dedica a funciones respetables sin duda, pero sumamente penosas y contrarias a vuestra naturaleza. ¿Es este un hombre? Si: Dios le recibe en sus templos, y le permite orar. El no es delincuente, pero a ninguno le ocurre decir que es virtuoso, ni que es honrado, ni estimable. Y sin embargo toda grandeza, todo poder, toda subordinación descansa en el ejecutor; él es el horror, y él es el lazo de la humana asociación. Quitad del mundo este agente incomprensible, y en el instante mismo el orden hace lugar al caos” Estas nobles ideas expuso Joseph de Maistre en 1821 en “Las veladas de San Petersburgo.

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