jueves, 31 de marzo de 2016

Aproximación al Ego Trascendental en Gustavo Bueno

Gustavo Bueno distingue entre dos planos de la ontología, la ontología general presidida por M, la Idea de materia ontológico-general y la ontología especial o Mundus adspectabilis, Mi, universo, que tiene una estructura trimembre puesto que consta de tres géneros de materialidad, M1, M2 y M3. Lo complicado es ahora situar al Ego Trascendental en la ontología materialista de Gustavo Bueno. El Ego puede ser considerado un mediador entre M y Mi. Es el tercer elemento constitutivo de la ontología materialista.
"Lo que corresponde al Ser en la Ontología clásica, corresponde a la Materia en la Ontología materialista. Por consiguiente, la Idea de Materia se predicará trascendentalmente de los Géneros de Materialidad, y, por tanto, incluirá formalmente la conciencia predicativa. Designemos a esta conciencia por la letra "E". Es esencial constatar que "E" —que podemos asimilar al "Ego trascendental" de la Crítica de la razón pura— es una realidad, una actividad que, como tal, sólo puede darse en la intersección de los Tres Géneros de Materialidad especial. Por consiguiente, si la Idea de Materia se predica trascendentalmente, se predica de la conciencia predicativa, y, a través de ésta, de los diferentes géneros de Materialidad que "E" subtiende". (Ensayos materialistas, página 51).
Más adelante, Gustavo Bueno prosigue con su análisis de la Idea de Ego Trascendental y su puesto en la ontología materialista. Voy fragmentando intencionadamente el texto de Bueno para explicarme mejor. Esto está situado en las páginas 65-67 de los Ensayos materialistas.

"Así también, y en un sentido reduplicativo (porque aquí el "cierre categorial" sería por sí mismo vacío), la Idea de Materia procedente del Mundo (Mi) debe ir acompañada, en cuanto idea crítica, del esquema epistemológico de su construcción, de la actividad misma constructora: esta actividad pertenece al propio contexto de la Idea de Materia, y la designamos aquí por "E" —inicial de "Ego" o "Conciencia filosófica", no tanto "Ego psicológico" cuanto también "Ego trascendental".

El Ego, E, no es una cosa aparte de la materia. Prosigue así Gustavo Bueno:

El "Ego", por lo demás, tampoco puede ser entendido aquí —si no queremos caer en una hipóstasis metafísica— como una entidad distinta de las materialidades dadas en el Mundo. El Ego trascendental no es un "sujeto", que recibe los estímulos del Mundo objetivo; ese sujeto no existe como sustancia, fuera del mundo; porque el "Ego trascendental" es la misma práctica o ejercicio (de índole histórico-social) en la cual el Mundo se constituye como objeto.

Si utilizamos la coordinación, que más adelante discutiremos, entre los Géneros de Materialidad, M1, M2 y M3, y la noción de "clase" (en el sentido de la lógica de clases), podríamos expresar lo anterior diciendo que el Ego trascendental, en extensión, no es una entidad distinta de la reunión de esos mismos tres Géneros de Materialidad, aunque no sea por otro motivo sino porque el Ego lógico mismo es quien pone esa reunión. En ningún caso, pues, el Ego como parte del mundo puede entenderse a la manera como decimos que un árbol es parte de un bosque. Introducimos, como postulado primero de nuestra Ontología materialista, el siguiente:
Mi=(M1UM2UM3) [P. I] Este postulado, por lo demás, podría ser reivindicado como una de las evidencias centrales de la propia filosofía como "concepción del mundo", como tradición cultural. Si esto suena excesivo a algún lector, acaso convendría transformar la expresión de nuestro postulado en esta otra expresión, formalmente equivalente: [E c (M1 U M2 U M3)] /\ [(M1 U M2 U M3) c E] [P. II] para reconocer, bajo esas proposiciones, una aceptable formulación, en el plano de la Ontología general, de pensamientos tales como aquel que se contiene en el pensamiento 265 de Pascal: "en cuanto cuerpo, el espacio me absorbe como a un punto; en cuanto pensamiento, el espacio íntegro se absorbe en mi conciencia".Esta fórmula contiene, como caso particular, la siguiente:
(MICM2)A(M2CMI) que utilizaremos en Ontología especial (ver Ensayo II). No cabe confundir (MiUM2UM3) con |Mi, M3, M3}=MÍ porque la primera expresión representa al mundo de la Ontología especial como una clase de clases —una reunión de clases—, mientras que la segunda se refiere al Mundo (Mi) como una variable. Pero, teniendo en cuenta que la reunión de clases —compatible con la reducción de unas clases a otras (por ejemplo, para MiCM) y dado que entonces MiUMa^Ms, tendríamos (Mi UM2UM3)=(M2UM3)— .....podemos concluir que (M1 U M2 U M3) define a "M" como Mundo (o Materia ontológico-especial Mi ), por lo cual la expresión [P. I] se transformaría en esta otra: {E=M} [P. I"] fórmula en la que se establece la identidad entre el Ego trascendental y el Mundo, tal como aparece en el concepto de apercepción trascendental de la Crítica de la razón pura. En resolución, el Postulado primero es, en su núcleo, un postulado crítico, por cuanto establece siempre que la Idea de Materia ontológico-general (M) sólo puede comprenderse regresivamente a partir de sus contenidos (M1, M2, M3), pero en tanto que este regressus pasa precisamente por la mediación de un Ego (E), definido precisamente como el proceso o ejercicio mismo de la regresión (ejercicio que comporta la práctica social misma de la abstracción de las "cosas del mundo", las guerras y la muerte) de este conjunto de Géneros de Materialidad hacia la Idea de Materia ontológico-general. La Materia, en cuanto dada en algún Género cósmico, es decir, en cuanto "Mi", como variable cuyo campo de valores no es otro sino {M1, M2, M3), resulta así contextualizada por la propia Idea de Materia regresivamente obtenida; o, si se prefiere, esta idea está contextualizada por la Materia cósmica (Mi), en cuanto procede regresivamente de ella. Por ello, si continuamos sirviéndonos de los functores de la lógica de clases (no ya tanto referidos a las materialidades mismas cuanto a sus Ideas, por cuanto, como Ideas, estas materialidades se comportan en gran medida como clases), estableceremos nuestro segundo postulado ontológico-crítico en estos términos:
(MiCM) [P. II] que hacemos equivalente, por definición (en rigor, por simple desarrollo algebraico), a la siguiente expresión:
(Mi c:M)v (MCMi)v (Mi c M) [P. II']
Adviértase que la expresión "MiCM" contiene, precisamente, la intención regresiva de la Idea "M", respecto de los Géneros de Materialidad "M" —por tanto, no puede confundirse con su recíproca (McMi), de la que hablaremos largamente más tarde. Asimismo, tampoco cabe confundir [P. IF] con [P. I'], puesto que [P. 11'] se limita a incluir, al menos, un Género de Materialidad en la Idea de Materia, mientras que [P. I] incluye, no a cada uno dé los Géneros, sino a su suma lógica, en "E", y recíprocamente. Lo indiscutible es que, ejercitativamente, [P. 11'] supone [P. F], y recíprocamente....
Hemos determinado de este modo dos contextos de la Idea de Materia ontológica-general (M), que se nos aparecen indisociablemente vinculados a Mi, sea progresivamente (puesto que "M" se refiere a "M/' necesariamente —^la versión metafísica de esta necesidad sería la tendencia secular a construir cosmogonías, en las cuales, a partir de un "ápeiron" primordial —M—, se intenta obtener un mundo efectivo M¡), sea regresivamente (puesto que "E" es la propia constitución de la Idea general de Materia, a partir de Mi). Llamemos I al primer contexto, y II al segundo. Representaremos abreviadamente cuanto hemos dicho, de este modo: m=[M, E] n=[M, Mi]. Estos contextos son, como hemos visto, interdependientes, pero no son conceptualmente idénticos. En el contexto I la Idea de Materia M se nos presenta con un sentido más bien objetivo, óntico, podría quizá decirse, en el cual E no está tanto representado como ejercido (como cuando "óxido de hidrógeno" significaba progresivamente una de las disposiciones de los elementos). En el contexto II la idea de materia
adquiere un significado más bien crítico, en tanto que incluye la mediación de E (a la manera como cuando el concepto "óxido de hidrógeno" nos remitía regresivamente a ciertas experiencias del químico), y en donde los Mi están ejercidos más que representados. Sin embargo, el contexto I supone el II a través de E (definido por M1 U M2 U M3), y el contexto II supone III a través de M, que supone E. Por lo demás, hay situaciones en las cuales la interpretación de M en el sentido de símbolo del mundo, o símbolo de la materia ontológico-general, produce fórmulas compatibles con el materialismo. La expresión McE, p. ej., exige interpretar M en un sentido ontológico especial (Mi) si no se quiere expresar la reducción de toda materia a la materia mundana. Esta expresión, o es una expresión de la ontología especial, o es incompatible con el materialismo ontológico general (ver más adelante). Pero en EcM tanto podemos interpretar M como mundo o como materia ontológico-general, en tanto que ambas interpretaciones serían aceptables desde el punto de vista del materialismo filosófico.
Retengamos entonces por ahora que E=M y E= Mi. M se definía en función de E pero en cuanto a su momento afirmativo como E=Mi y no en su momento negativo M=¬E=Mi. También se viene a decir  y repetido luego en el Ego trascendental, 2016, pág. 36 que E= (M1 U M2 U M3). Ergo hay una conexión de E con Mi a través de la conexión citada. Por cierto, el universo está considerado como algo finito.

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