viernes, 30 de marzo de 2018

Para las putas separatistas

En estos momentos de crisis política y constitucional de España, de la Nación Política Española, del Estado español, conviene recordar las palabras del Ser Superior, Gustavo Bueno.
"La democracia sólo tiene sentido en función de una sociedad política ya
constituida, pero no en función de una sociedad política constituyente.
Y, por ello, ...cuando el concepto de «democracia» se utiliza para fines práctico-politicos convendrá siempre (para evitar un uso meramente ideológico) referirla a una figura «realmente existente» de la misma (por ejemplo en nuestro caso, a la Constitución de 1978). En cualquier caso, primero es la sociedad política, el Estado, y sólo después podrá venir la democracia. Porque ningún Estado puede constituirse, en su génesis,
democráticamente: la democracia no está en la génesis de ningún Estado,
sino en la estructura de algunos Estados. Ahora bien, cuando lo que se
cuestiona es un Estado constituido, y no la vida política dentro de él,
invocar a la democracia está fuera de lugar, o es sólo un velo para cubrir
el problema (como es un velo hablar de violencia para evitar hablar de
asesinatos). La pretensión de los nacionalismos vascos o catalanes equivale a la exigencia de un regreso hacia la situación del Estado constitu-
yente. Niegan el Estado en cuanto son secesionistas y, además, pueden
hacerlo en nombre de la democracia, sobre todo quienes predican
métodos pacíficos. Por tanto, las pretensiones de estos partidos no pueden ser impugnadas contraponiéndoles los principios de la democracia tomada en general. Ellos se enfrentan, desde luego, con la «democracia de 1978',
que en el artículo primero de su Constitución postula la unidad indivisible de España. Lo que los partidos separatistas impugnan es esta unidad. Echar en cara a los partidos «soberanistas», separatistas, que no son democráticos, que no son constitucionales (de 1978) es una tautología; no son
constitucionales porque quieren otro Estado y en él, acaso, una democracia...
...Se dirá entonces que si no cabe «objetar» a los
movimientos nacionalistas secesionista su «fascismo» o su «antidemocratismo» sería preciso, desde España, reconocer la legitimidad de su voluntad de autodeterminación. Pero esta consecuencia sólo podría sacarla
quien, desde España, no considere como suyo al País Vasco o a Cataluña.
En el momento en que desde España sean consideradas como suyas estas
partes de España (y aunque sólo fuera desde el punto de vista económi-
co) entonces los proyectos de secesión tendrían que ser tratados por la fuerza. Quien me arrebata Io que es mío, o una parte mía, suscitará mi resistencia inmediata; y si, aun considerando mío lo que me quieren arrebatar dejo de resistirme violentamente en virtud de un balance de cálculo de riesgos, entonces mi cesión no será tolerancia democrática, sino debilidad."
Gustavo Bueno- España frente a Europa"

Arriba España.
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