La democracia es un régimen político en el cual la clase política es designada en elecciones con sufragio universal y que ideológicamente es legitimada por la teoría de la división y separación de poderes, la teoría de los derechos humanos y la doctrina del Estado de derecho. Materialmente sin embargo, la democracia es una emanación del mercado libre capitalista pletórico de bienes. El fundamento material de la democracia es así el mercado pletórico de bienes. Sólo una sociedad capitalista de mercado y de consumidores puede generar la democracia. El mercado configura a los individuos como sujetos consumidores y como sujetos electores de sus representantes, amigos y enemigos y aliados. Si no hay mercado, no hay pues democracia. Cada elector es un consumidor político que consume mercancías políticas teniendo que elegir entre diversas élites rivales que compiten por el mercado electoral. Cada individuo es un consumidor político responsable, sujeto de derechos y de deberes capaz de elegir entre varias ofertas políticas como consumidor en el mercado capitalista electoral. La libertad se entiende pues como la libertad de elegir. En este mercado la demanda determina la oferta y por lo tanto, la producción.
La sociedad democrática es la sociedad en la que se conforman los sujetos electores entre bienes diversos. El ciudadano es un sujeto consumidor de diversas ofertas políticas. La sociedad democrática es una sociedad capitalista regida por el mercado.
Un mercado pletórico de bienes implica una multiplicidad indefinida de bienes fabricados y clasificados en especies, géneros, órdenes, clases diferentes cada uno de los cuales ha de estar representado por unidades numéricas distributivas de carácter indefinido.
El ciudadanos elector político es el mismo ciudadano consumidor de mercancías. La elección de mercancías y bienes de consumo es isomorfa con la elección de representantes y diputados en lo político. La sociedad democrática es el fruto maduro de la evolución de la sociedad capitalista. Este resultado es necesario. La esencia de la democracia es la liberad y esta libertad es libertad de elegir entre diversas alternativas, tanto en el mercado como en el mercado político o en las elecciones.
El fundamento de la democracia está pues en la constitución de una sociedad en la que sea posible la libertad de elección de los múltiples individuos consumidores ante una multiplicidad de bienes ofrecidos en el mercado.
Ahora bien, los representantes de la Nación en la sociedad capitalista se comportan como bienes susceptibles de ser elegidos por el cuerpo electoral y esto sólo es posible si hay pluralismo político.
Entonces la estructura de la sociedad política es isomorfa con la estructura de la sociedad de mercado libre. La génesis de la democracia política puede entenderse históricamente como resultado de la extensión, hasta cierto punto metafórica, de la estructura de la sociedad de mercado libre pletórico de bienes a la propia sociedad política. La sociedad de mercado libre y la democracia política se realimentan, puesto que ambas dependen de los mismos principios.
El mercado implica libertad de elección, pero además configura a los individuos como electores. Es el mercado de consumo el que hace posible que existan los individuos capaces de votar democráticamente.
La televisión tiene también la misma estructura del mercado y de la democracia y se añade a ambos para perfeccionar el mercado económico y el mercado político.
Entonces la televisión, el mercado y la democracia son isomorfos, tienen la misma estructura: la libertad de elección entre una pluralidad de alternativas.
La televisión introduce en la sociedad democrática una nueva y eficaz forma de conformación de sujetos electores de bienes al ofrecer la posibilidad de ejercitar la elección de programas mediante el telemando y el zapeo, y con ello a contribuir a la existencia sostenible del régimen democrático y de los contenidos ofrecidos. Los contenidos ofrecidos por la televisión pueden también considerarse como conformadores básicos del propio sujeto elector, a partir del cual se genera continuamente la sociedad democrática.
La televisión no necesita de la democracia, pero la democracia sí que necesita de la televisión. La televisión juega un papel decisivo en todos los procesos electorales, porque sólo gracias a la televisión el cuerpo electoral puede tener delante formalmente y en directo a los candidatos.
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