El
Ego Trascendental. Basilisco 40, 2009.
Hay
una profunda afinidad entre la idea de mapamundi y la Idea de Ego
Trascendental. El mito del mapamundi nos sirve para aproximarnos a la Idea de
Ego Trascendental y por lo tanto a su determinación, a sus límites. Además,
ocurre que precisamente resulta imposible hablar del Ego Trascendental sin
involucrar la idea de un mapamundi.
El
Mundo (Mi), desde el materialismo filosófico, desconoce por completo el Ego
trascendental. El Ego trascendental no es la conciencia o autoconciencia del
Mundo. Como mucho es la conciencia demiúrgica del mapa del Mundo implicada en
el materialismo filosófico, que toma como campo al Universo, y sólo en función
de Mi a la materia ontológico general M. Este sistema filosófico denominado
materialismo filosófico es el resultado del sujeto histórico que lo traza y que
por ello mismo desempeña el papel de demiurgo del mapa filosófico.
Siempre
el materialismo filosófico trata de evitar el cosmismo. El universo en el que
nos movemos es un universo antrópico, en todo caso desde el principio antrópico
débil considerado. E es la conciencia de un sistema del mundo que es antrópico.
Desde la perspectiva del materialismo filosófico el ego trascendental no es la
conciencia del demiurgo divino del universo, sino la conciencia del demiurgo
del mapamundi de la realidad. Es la conciencia filosófica frente a otras
conciencias parciales del Mundo.
Si el
Ego Trascendental E es idéntico a Mi en cuanto contradistinto de M lo será en
la medida en que E pueda ser reinterpretado como un contenido del Mundo (En la
intersección de M1, M2 y M3, y en su oposición a M.
M se
define en función de E. E= Mi. Momento positivo, afirmativo.
{E= (M1
La
idea de Materia ontológico general (M) se dibuja desde la idea de un Ego
Trascendental que envuelva al Universo (Mi). La materia M es pura negatividad
desde la perspectiva del ordo cognoscendi. Pero M no se reduce al horizonte del
ordo cognoscendi, el Ego; implica dialécticamente ordo essendi yba posibilidad
plural infinita que prefiere antes la denominación de Materia ontológico
general que la denominación de Ser por su carácter idealista y metafísico.
El
Ego es la mediación entre la Ontología especial (el universo finito) y la
Ontología general (realidades que rebasan el universo, no agotado por la
perspectiva antrópica).
El
primum cognitum del materialismo filosófico no es el Ego E ni la Materia M. El
punto de partida del materialismo es el Universo, el mundus adspectabilis. Las
ideas cardinales del materialismo filosófico pueden reducirse a tres (E, Mi,
M). Ninguna de estas tres ideas constituye un primum cognitum primero absoluto,
porque todas son primeras con respecto a las demás.
Dentro
de la ontología especial el Ego significa categorialmente. Es el Ego categorial
(E, Mi). Las acepciones del Ego más orientadas hacia la Ontología general son
las acepciones del Ego trascendental (E, M).
El
Ego E del sistema del materialismo filosófico asume su papel de Ego
trascendental porque ese Ego se define en función de Mi (Universo) y, por
tanto (puesto que Mi como universo
totalizado finito presupone necesariamente a E como sujeto operatorio de la
operación totalización), en función de M (Materia ontológico general). La
Materia M es el reverso de un universo finito pero ilimitado,
Si
definimos a E en función de M (como totalidad de M1, M2, M3), tenemos que
aceptar que Mi, aun trascendiendo a E, está dado morfológicamente en relación a
él. El universo es antrópico sin caer en el idealismo por eso.
(E Relaciones entre E y Mi
Esto
es así E=Mi. E es la materia M como sujeto. Sin embargo Mi y E nos e agotan en
su igualdad recíproca. Ahí está M, la materia ontológico general que desborda a
Mi. El Ego trascendental implica la naturaleza antrópica del Universo porque el
materialismo filosófico parte del Universo. Se entiende, claro está que es un
universo contemplado desde el principio antrópico débil.
Gustavo
Bueno sostiene la tesis de la naturaleza antrópica del universo en la medida en
que este universo sea considerado como el campo propio de investigación del
materialismo filosófico. El universo está dado a esacla del cuerpo humano (del
sujeto operatorio moldeado por la cultura a la que pertenece). Esto no es
idealismo porque el sujeto corpóreo operante está él mismo conformado en este
universo.
Además
la idea misma de una escala antrópica que el materialismo opone al idealismo
–asunción por parte de Gustavo Bueno del principio antrópico débil- sólo puede
establecerse desde la idea de una materia ontológica general M que permita
eliminar la concepción del Universo absoluto, sin por ello caer en el
nihilismo. Un universo antrópico es una idea que implica la ontología general,
mientras que el antropomorfismo es una idea crítica dada en el marco del
Universo antrópico, cuando en él nos atenemos a las relaciones diaméricas entre
partes del mismo.
Mi
cubre la totalidad del Universo finito visible, la conclusión que se impone es
esta: que el universo visible (Mi) no agota la integridad de los elementos o
contenidos dados en él. O, lo que es lo mismo, que los elementos o contenidos
del Universo no se agotan en su condición de tales elementos o contenidos del
Mundo. Ellos constan, además, de contenidos que desbordan el Mundo, los cuales
no son representables por clases, dado que hemos supuesto que Mi contiene todas
las clases conceptualizables. Esta es la razón para llamar a tales contenidos
del mundo Mi en sus momentos desbordantes de este Mundo Mi, contenidos de una
Materia ontológico general (M) que ya no hay que concebir como pura negatividad
ontológica (puesto que su negatividad es puramente gnoseológica).
Esta materialidad M es envolvente de
un Mi, que a su vez constituye algo así como una fase suya, implica por tanto
la totalidad de Mi no sólo en el proceso de reunión de sus géneros, sino
también la delimitación de la clase complementaria ¬Mi respecto de la clase
finita Mi. Esta operación sólo puede entenderse atribuyéndola a un sujeto
operatorio que se corresponde con E. El Ego trascendental E interviene en la
totalización finita de Mi, en cuanto requiere el complemento infinito (negativo
) de esta totalidad M.
E
resulta ser un eslabón imprescindible tanto para la constitución de la idea de
Mi, como para la constitución de la idea de M. Es la mediación necesaria entre
M y Mi.
La
materia M, la materialidad es multiplicidad radical de partes extra partes y
codeterminación, pero en sentido estricto o fuerte es la discontinuidad entre
las partes o elementos de una pluralidad o multiplicidad dada.
Mi
se nos manifiesta como el Universo en tanto se nos manifiesta a escala de M1,
M2 y M3, es decir, a una escala antrópica. Lo que significa que los contenidos
de Mi no agotan el Universo. Si Mi no queda agotado por M1, M2, M3, ello quiere
decir que los géneros de materialidad actúan como filtros a través de los
cuales la realidad se nos manifiesta como Universo visible. Y como M2 es
coextensivo con la escala zoológica, esto quiere decir que Mi es la realidad en
cuanto dada a escala zootrópica, y más en concreto, antrópica.
El
mundus adspectabilis es una realidad que no es absoluta como aparecería para el
realismo ingenuo o en actitud natural ni una realidad resultante de la proyección
efectuada por nuestro propio cerebro. Es una realidad seleccionada o filtrada a
escala zoológica o antrópica, con la notable distorsión que representa M2 al
figurar como un componente más de Mi, aunque de hecho sólo afecte (hoy por hoy)
a una mínima parte terrestre de Mi.
Esto
significa que el Universo visible y tangible no procede de M2 ni de M1, ni por
lo tanto de M3, sino de otros componentes de la realidad, ya se den en Mi ya se
den al margen de él. Por eso hablamos de M. Las preguntas cosmológicas sobre el
origen del Universo son capciosas porque suponen que el espacio y el tiempo es
de algún modo anterior y exterior a la materia misma del mundo real.
Pero
cuando asociamos necesariamente el espacio a M1 y el tiempo a M2, es decir, a
los contenidos efectivos de nuestro universo (Mi), la respuesta a las preguntas
sobre el origen del universo o sobre qué había antes de su origen y qué hay
fuera del Universo finito aunque ilimitado, es evidente que deben ser
contestadas diciendo que Nada, nada categorizable.
M2
procede de M1, pero no por ello permanece en su seno, sino que lo desborda. Lo
que nos obliga a recurrir a la anamorfosis y por lo tanto a M como fuente de
donde brota M1 y luego a su través M2.
El
Ego trascendental no es un primum cognitum, ni tampoco es un ego subjetivo o un
conjunto particular de egos. Pero tampoco es un summum ontológico Su función es la totalización de M1, M2, M3
en M y a su través la función de eslabón entre Mi y M. Entre Mi y M hay una
función o conexión circular efectuada por E.
La
función de totalización de los tres géneros de materialidad que constituye la
idea de Mi, universo visible, como campo de la filosofía, supone la realización
de la operación lógica de construcción de su complemento lógico, de la clase
negativa o complementaria ¬Mi, operación que nos conduce a la idea extensional
de lo que no es Mi; por tanto, a una idea que no tiene por qué interpretarse
como la clase vacía , sino como una denominación de una realidad indefinida o
infinita que tampoco excluye enteramente, desde una perspectiva intensional, a
la integridad de los contenidos intensionales de Mi.
No
cabe totalizar Mi al margen de E, como si Mi fuese una totalidad finita dada
por sí misma como la Naturaleza de Aristóteles. ¬Mi=M La totalización ha de tener
en cuenta esta igualdad. Mi se nos manifiesta como la parte de M filtrándose a
través de E, en la medida en que este E, en cuanto sujeto operatorio lógico
mantiene la condición de sujeto corpóreo, porque sólo los sujetos corpóreos
pueden interaccionar.
Los
géneros de materialidad no son componentes del Universo dados en proporción
equivalente: M2 alcanza en Mi una proporción desmesurada porque sólo afecta a
una capa muy fina de la biosfera terrestre en comparación con las inmensas
regiones galácticas contenidas en M1. No es un privilegio concedido
arbitrariamente a M2. Es una cuestión de perspectiva. M2 es el género de
materialidad que está más próximo al sujeto operatorio que organiza el Universo
como Mi. Esto es la estructura antrópica del Universo.
E
añade a los géneros de materialidad no sólo su totalización en Mi, sino también
a través de M, la conexión antrópica de Mi con M. Por ello la tesis
materialista de la estructura antrópica del Universo Mi no cae en el
antropocentrismo ni en la metafísica del principio antrópico fuerte. El hombre
es un cuerpo entre otros cuerpos. El hombre es la unidad de medida de todos los
cuerpos.
E
es, en cuanto actúa a través de un sujeto operatorio, la conciencia filosófica,
que reúne en la unidad del Mundo (Mi) a los tres géneros de materialidad de los
que se compone el Universo. Esta totalización está en enfrentamiento con M, con
lo que no es Mi, como idea negativa en el terreno gnoseológico. Pero M es una
materialidad ontológica positiva y no meramente abstracta como era la materia
prima de Aristóteles. M es una materialidad trascendental, una materialidad
ontológico general.
Pero M es materia empírica ?
ResponderEliminarLa ciencia moderna realiza experimentos con este género de materia ontológico general ?