domingo, 17 de mayo de 2020

La muerte de Julio Anguita

Julio Anguita (1941-2020) ha muerto. Era muy bueno, muy honrado pero con ideas absolutamente erróneas que en última instancia eran perjudiciales para el pueblo y para el buen sentido. Entró en el PCE en 1972. Fue alcalde de Córdoba en 1979, diputado autonómico andaluz, diputado nacional, secretario general del PCE y coordinador general de IU. Marxista convencido, luchó contra el PSOE y su corrupción, valga la redundancia. Programa, programa y programa era su doctrina. Que se cumplieran la Constitución y los derechos humanos, solemnes majaderías para cualquier marxista. Gustavo Bueno lo llamaba el Doctor Firme, impasible el ademán. También decía que el PSOE estaba en una orilla y él en otra. Tuvo tres infartos, el tercero lo mató.  Firmó el pacto de Estella con la ETA indicando así su débil patriotismo español siempre dispuesto a ser sacrificado por otras bastardas razones. Se retiró de la vida política en 2000 y en 2002. Como privatus fue maestro y luego gran pensionario de España y apoyó a Podemos como el último recurso de la izquierda: maricones, chochogenéricas, transexuales, lumpemproletariado internacional, ocupas, animalistas, meteorologistas y otras miserables existencias. Un hombre que odia al capital, la empresa privada, la propiedad privada y el mercado libre es un hombre carente de buen sentido. Firmó el pacto de Estella con la ETA, así que perdió el oremus o, más bien, siguió siendo un comunista y por lo tanto, perjudicial para España, esto es, para el pueblo porque uno no entiende en qué puede beneficiar al pueblo el descuartizamiento de España que su partido o coalición perseguía por aquel entonces y todavía ahora. Ahora vaga por el Averno. Era antes comunista que español. Fue enterrado con la bandera comunista. Su Patria no era España sino el comunismo. En su entierro se mostró una vez más el amoralismo de la izquierda: se saltaron cientos de izquierdistas el confinamiento obligatorio, obligatorio para todo el mundo salvo para los militantes de izquierdas. Es la superioridad moral de la izquierda.

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