jueves, 31 de marzo de 2011

Enseñanza de la EEC

La enseñanza de la EEC resulta difícil porque la Administración sólo le ha dejado una sola hora a la semana. Enseñar cuestiones como el hedonismo, el utilitarismo, la Constitución, la democracia, el Estado de derecho, requiere dar por supuesto muchas cuestiones previas que el alumno se supone que debe conocer previamente. Entonces resulta que todas las implicaciones teóricas que están presentes implícitamente en estos y en otros conceptos teóricos políticos y morales deben quedar forzosamente sin explicarse suficientemente debido al poco tiempo disponible. Finalmente, llegamos a dar píldoras muy sencillas, una verdadera papilla democrática que les suministramos a los alumnos esperando que al menos sepan explicar el significado de algunos términos muy usados por la opinión pública, los expertos y la clase política.
Por otra parte, a veces los libros de texto pecan de dogmáticos, ingenuos e infantiles en la exposición de la doctrina....Pretenden más bien inculcar un ideario-catecismo, más que una perspectiva teórica dialéctica y crítica. Dan fórmulas sencillas, dogmáticas e incluso falsas. Tarea del profesor pasa a ser entonces la crítica y el aclarar la confusión y añadir y enmendar las afirmaciones erróneas y dogmáticas repartidas por el texto didáctico que tiene que usar con los alumnos.

Cosas

Soy un profesor de filosofía de instituto. Hace muchos años por razones burocráticas y administrativas tuve que elegir para estudiar la carrera de filosofía. Era mi segunda opción. La primera era Historia. Así pues, mi vida académica e intelectual posterior puede decirse que es fruto de un accidente, de una casualidad. Sin embargo, tal dirección que emprendí resultó ser a la postre muy fructífera. Me licencié en filosofía en 1985 y a partir de ahí decidí dedicarme a la enseñanza de la filosofía profesionalmente puesto que necesitaba trabajar para vivir y la enseñanza no era precisamente algo enteramente desligado de la filosofía, sino algo intrínsecamente unido a la filosofía. En 1988 fui profesor interino de filosofía de instituto durante un año, lo que me favoreció para poder enfrentarme correctamente a la oposición a profesor de instituto de filosofía, cargo público o función pública que conseguí en 1989 tras aprobar las oposiciones de ese año con el número 17 de entre 171 profesores de filosofía que aprobamos. Así pues, en la actualidad voy a cumplir en este año de 2011 22 años de funcionario de carrera, claro que, si lo consideramos correctamente el asunto, este año llevo ya 23 años de ejercicio de la función pública como profesor de filosofía de instituto.
Además, durante estos años me he doctorado en filosofía con una tesis doctoral sobre el materialismo filosófico de Gustavo Bueno aprobada en 1999 con sobresaliente. Además, decidí estudiar Ciencias Políticas en la UNED a partir de 2000. Tardé 6 años en terminar. Finalmente, en 2006 me licencié en Ciencias Políticas. Varios proyectos que yo acariciaba hacía años se cumplieron: Conseguir ser doctor en filosofía y ser licenciado en Ciencias Políticas. Me hubiera gustado además también haber estudiado filología clásica e Historia, pero ello no ha podido desgraciadamente ser posible. He escrito y publicado libros y artículos además de los apuntes para los alumnos.
Puedo decir que he hecho cosas, he escrito bastante. Tal vez pudiera haber escrito muchas más cosas si me hubiera dedicado a ello con más tesón, pero bueno....Ahí están mis más de 70 artículos y mis 4 libros publicados.

Diógenes

Diógenes es un filósofo cínico.  "Cínico" viene de Kyon, perro. Así pues, el fósofo cínico es un perro, un verdadero  perro, un auténtico perro. Ya Antístenes se había autodenominado haplo kyon, perro auténtico. El cinismo apareció con Antístenes (-445--366). Era éste el más viejo de los discípulos de Sócrates. Es un socrático menor. Era profesor de retórica y cobraba por sus enseñanzas. Inicialmente discípulo de Gorgias y posteriormente discípulo de Sócratres. De Sócrates admira su heroísmo moral, su aprecio de la virtud. La virtud por la virtud. Antístenes es un poco exagerado. Dice que la impopularidad es un bien. Comienza ya con él la costumbre cínica de doblar el manto, llevar un tribón y un bastón. Ropa raída, ir un poco descuidado. Estos caracteres los exagera después mucho Diógenes. Se ha disputado mucho sobre quién es el fundador del cinismo. Resulta muy atractiva la hipótesis clásica antigua que liga a Sócrates con el estoicismo. La línea de enseñanza sería Sócrates-Antístenes-Diógenes-Crates-Zenón. Es algo muy tentador. Así resultaría que la filosofía occidental nacería de Sócrates.
Antístenes empieza a tener una conducta extravagante con respecto a la seguida por Sócrates. Antístenes dice que la virtud no necesita ser enseñada en un complicado sistema racionalista de filosofía moral. Con el ejemplo vital, diario, explícito es suficiente. La virtud no necesita de teoría. La virtud requiere esfuerzo, reprimir las inclinaciones al vicio, sacrificio. El sabio no necesita nada. Es libre. Todos los bienes del mundo son del sabio, le pertenecen. El sabio tiene autarquía, autosuficiencia. Aparece así el ideal del sabio. El sabio reduce sus necesidades al mínimo y desprecia las convenciones sociales.
El sabio desprecia la política, al vulgo, aprecia la impopularidad ante el vulgo. Eso es un bien según Antístenes. Antístenes despreciaba la democracia. Propuso a los atenienses que nombraran a los burros caballos y a los caballos burros porque, argumentaba, los atenienses en las asambleas nombraban generales a hombres sin prepraración.