domingo, 5 de octubre de 2025

Comunismo.

Comunismo. Entre 1989 y 1991 desaparecieron todos los regímenes del socialismo real en Europa del Este. La caída de tales regímenes políticos. La falta absoluta de legitimidad que tales regímenes tenían es un factor de consideración que hay que tener en cuenta y ellos lo sabían, dirigentes y súbditos. Desmoralización profunda de sus dirigentes políticos y de sus poblaciones. El comunismo se fundaba en un inmenso artificio de agitación y propaganda, movilización, adoctrinamiento en la mitología revolucionaria del demiurgo y el apoyo de los intelectuales progresistas europeos y occidentales en general. Dice el marxismo que la acción social está determinada por las condiciones materiales de la existencia. El ser social determina la conciencia y no a la inversa. Realmente el marxismo presentaba así entonces un problema de insuficiencia de formulación ética que fue detectado por los austromarxistas. La ética, la moral eran algo superestructural para el marxismo. Esto era un positivismo moral que podía desembocar en un relativismo moral o incluso en un nihilismo o amoralismo trascendental. Este relativismo moral al distinguir entre moral de clases sociales distintas hacían imposible una ética universal para todo ser racional, para todo hombre. No hay hombres, hay burgueses, proletarios, rentistas, etc. El relativismo moral como decíamos es parcialmente responsable de la profunda desmoralización de las sociedades comunistas de su incapacidad no ya para generar la hipotética urdimbre moral de un proyecto revolucionario, sino, incluso, para mantener las imperfectas estructuras morales del pasado. Factores que han influido en el fenómeno del derrumbe del comunismo. 1. La imposibilidad del cálculo económico. El presupuesto teórico-económico del socialismo marxista o comunismo es erróneo. Consiste en suponer en el mercado tal nivel de irracionalidad que lo hace ser socialmente ineficiente. El mercado genera la anarquía de la producción y tiene que ser abolido. Las cosas no deben ser mercancías y las relaciones humanas de producción deben desmercantilizarse. Para ello es conveniente, imperativo, planificar la producción centralizadamente para orientarla a la satisfacción de las necesidades sociales. Pero, como ya probara anticipada y solitariamente Ludwig von Mises hacia 1926, al abolir el mercado, la autoridad comunista abolía de un golpe el único mecanismo objetivo de cálculo económico racional. No existe vía posible de fijación de precios que no sea el mercado. Así era del dominio público, ya desde los años 1970, ique la economía soviética rayaba en el desastre. Eso siempre se dijo de la agricultura. El caos soviético estaba movido por la imposibilidad del cálculo económico. 2. Baja productividad. Consecuentemente con lo anterior, la economía soviética tenía muy baja productividad. No se puede decir en qué medida porque no había manera de medirla dado que, además, nadie fiaba en las por otro lado escasas estadísticas soviéticas. Toda la actividad económica soviética era burocrática en el sentido de la inexistencia de incentivos reales (no fantasmagóricos) a la productividad, con el carácter claramente desmovilizador que esta inexistencia estimula, puesto que, si todo el mundo gana lo mismo, con independencia de lo que se haga, carece de sentido hacer más de lo estrictamente necesario para percibir la nómina. 3. Incapacidad de adaptación. Las economías de los países del socialismo real resultaron ser muy inflexibles, muy rígidas, no aptas para dar respuestas a tiempo, a circunstancias rápidamente cambiantes. 4. La falta de competitividad internacional. A la larga, dicho aislamiento en lo bueno y en lo malo del bloque económico socialista hizo que las empresas no se vieran forzadas a reaccionar a las demandas de una competencia en el mercado mundial. Esto condujo a los países socialistas del Este a la ruina. La revolución de las nuevas tecnologías en Occidente presentaba a los ojos de los planificadores socialistas un panorama de creciente productividad de las empresas a la que las socialistas no tenían acceso. 5. La revolución de las expectativas decrecientes. Se trata de la conciencia que las gentes tienen de ello y de su efecto social. Se hablaba en Occidente en los años 1970 de la revolución de las expectativas crecientes, el hecho de que con el crecimiento que hasta entonces se había dado por supuesto, la población se acababa acostumbrando a la idea de que todo lo que cabía esperar era más y más crecimiento y, por lo tanto, mayor y mayor aumento en el nivel de vida. Esto producía una sobrecarga de la capacidad del Gobierno y las autoridades para responder a las exigencias…Se tomaba esto como un indicador de la posible crisis y hundimiento de las democracias. Lo que se expresaba en la gobernabilidad de las democracias. Informe de la Comisión Trilateral, 1975. En los países socialistas la población no veía ningún futuro en sus países respectivos. La revolución de las perspectivas decrecientes fue la que asestó el golpe de gracia a la legitimidad de los países del socialismo real, pues les restó el escaso apoyo que les quedaba. El fracaso del programa comunista. El comunismo pretendía ser un programa de organización social y política de la sociedad. No solamente era una forma de organizar la producción. En realidad el marxismo es una teoría política. Supedita todo a la política aunque metodológicamente sostenga supeditarlo todo a la economía. Había una gran distancia entre lo que se decía y lo que se hacía en sus propuestas. La abolición de la anarquía del mercado. La idea de que el mercado genera la anarquía de la producción tiene toda la apariencia de ser falsa. El comunismo no abolió la anarquía productiva, sino el mercado. Y, con ello, al contrario, incrementó dicha anarquía. Todos los análisis de la economía soviética coinciden en señalar el carácter caótico de ésta. Ya desde el comienzo de su organización, el sistema económico soviético mostró estas dificultades de incompetencia organizativa. Si alguna vez ha habido una economía menos orientada a la satisfacción de las necesidades sociales, ha sido la soviética. Ha satisfecho, y mal, las necesidades del Estado, de la burocracia, de la defensa y del conglomerado de empresas que no generaban riqueza. Pero para satisfacer las necesidades sociales es necesario que los ciudadanos puedan realizar sus elecciones individuales. Y eso requiere un mercado. Justo lo que se había abolido como generador de la anarquía productiva. Abolición de la explotación del hombre por el hombre. Esto es un punto claramente ideológico. Al abolir el mercado, podía pensarse en abolir asimismo el carácter mercantil de las relaciones humanas. Desde el momento en que un patrono no paga al trabajador el producto íntegro de su trabajo, hay explotación. En realidad, la teoría económica marxista siempre ha tenido un problema a la hora de diferenciar entre beneficio y explotación. La explotación es la apropiación de la plusvalía en las relaciones de producción capitalistas. El comunismo no consiste en prometer la abolición de la plusvalía, sino en prometer que se abolirá el carácter privado de la apropiación. Son los hombres los que explotan a los hombres. No las instituciones, especialmente el Estado soviético que al ser el Estado de los trabajadores (Constitución de 1977 se caracteriza al Estado soviético como estado de todo el pueblo) detraía la parte de plusvalía que correspondía al cuidado de los intereses colectivos. El análisis sociológico de la sociedad soviética daba unas diferencias y distancias entre clases superiores a las occidentales. En el socialismo real no hubo nunca abolición de la explotación del hombre por el hombre. Hubo más incluso y en algunas circunstancias llegó a extremos inhumanos por la existencia de los campos de trabajo hasta la llegada de Gorbachov en 1984. Superación de las contradicciones sociales fundamentales. Los comunistas prometían abolir la contradicción entre el campo y la ciudad y la contradicción entre el trabajo manual y el intelectual. Los campesinos eran trabajadores del campo. Con una victoria semántica se superaba la contradicción entre el campo y la ciudad nominalmente. Los campesinos siguieron siendo una especie de ciudadanos de segunda categoría en la URSS. En la Unión Soviética se mantuvo la contradicción entre lo intelectual y manual con mayor rigidez que en los países capitalistas. No había en la URSS instituciones para que los ciudadanos que habían optado por primera vez por la Formación Profesional tuvieran una segunda oportunidad para seguir estudios universitarios. Extinción del Estado y del Derecho. Desde la perspectiva marxista la proposición era de una lógica aplastante. Desde el momento en que el Estado y el Derecho eran dos superestructuras política y jurídica de clase, en el momento en que dejara de haber clases, no serían necesarias tales superestrcturas, que serían sustituidas por formas libres de asociación voluntaria de los seres humanos. Siendo entonces innecesario el uso de la fuerza, también lo sería el de su instrumento, el Estado, y el de su legitimación ideológica, el Derecho. El Estado soviético era un estado totalitario porque el Estado controlaba e interfería hasta los más minúsculos aspectos de la vida social. En la URSS se extinguió el derecho entendiendo por tal la tradición de la justicia y su aplicación al modo jurídico occidental. La justicia siempre es de clase. Hay una justicia justa, la proletaria. La justicia de la clase obrera acaba siendo la justicia del Partido y justicia y partido son términos antitéticos. Abolición del nacionalismo a favor del internacionalismo. El nacionalismo es una ideología burguesa y el proletariado es la clase universal que no tiene patria. No puede reconocer patria sin traicionar sus intereses. La Internacional Comunista, la Komintern servía a los intereses geopolíticos de Rusia, de la URSS. El primer deber de todo comunista era defender a la Unión Soviética. No sólo de los comunistas. Era la obligación de todos los trabajadores. La URSS era la patria del socialismo. La patria de los trabajadores era la URSS. La verdadera medida del internacionalismo proletario era el nacionalismo panruso. La promesa de haber resuelto el problema del nacionalismo en los países del socialismo real ha resultado un fracaso. El comunismo ha sido sucedido por el nacionalismo. Habían acabado con el nacionalismo de forma nominal. Eso es todo. Los estados comunistas perseguían los mismos fines particulares que los no comunistas en sus relaciones entre ellos. El hombre nuevo. En un orden social justo, los seres humanos modificarían su comportamiento e, incluso, podrían llegar a ser de condición distinta. Esto está en la lógica misma de la concepción marxista del hombre y, como tal pasó a las elaboraciones teóricas del comunismo de los primeros tiempos de la revolución. La creencia en el hombre nuevo fue desvaneciéndose paulatinamente. Hombre soviético: los índices de criminalidad, absentismo laboral, alcoholismo, etc., denotaban una sociedad mucho peor desde el punto de vista de las relaciones humanas que las sociedades capitalistas. Al final se ha producido en la sociedad socialista, como en las demás organizadas a su semejanza, relaciones sociales caracterizadas por el egoísmo, la insolidaridad y la anomia.

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