martes, 17 de junio de 2025
San Pablo y las perversiones sexuales.
Por lo cual los entregó Dios en manos de las concupiscencias de sus corazones, dejándolos ir tras la torpeza hasta afrentar entre sí sus propios cuerpos; a ellos, que trocaron la verdad de Dios por la mentira y adoraron y rindieron culto a la criatura antes que al Criador, el cual es bendito por los siglos.
Por esto los entregó Dios a pasiones afrentosas. Pues, por una parte, sus mujeres trocaron el uso natural por otro contra naturaleza. Igualmente por otra, también los varones, abandonando el uso natural de la hembra, se abrasaron con sus impuros deseos, unos de otros, ejecutando varones con varones la infamia y recibiendo en sí mismos el pago de su extravío. Epístola a Romanos. San Pablo I, 24-28.
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