viernes, 23 de mayo de 2025
La parresía
Foucault habla de la parresía en su último curso para el Collège de France, que impartió poco antes de morir de sida. En la Grecia Antigua, el «hablar franco» era conocido como parrhesía, y aquel que decía la verdad era denominado parresiasta (parrhesiastés). El estudio pormenorizado de este fenómeno es verdaderamente iluminador, particularmente en los tiempos que corren, en los que la censura y la cultura de la cancelación cuentan con un nuevo protagonismo.
Escuchemos lo que Michel Foucault tiene que decir sobre la parresía: «Es etimológicamente la actividad consistente en decirlo todo: pan rhema. El parrhesiastés es el que dice todo… Demóstenes dice: es necesario hablar con parresía, sin retroceder ante nada». Pero hay que decir que, tanto en la Antigüedad griega como en la actualidad, la parrhesía es siempre considerada como algo peligroso para quien la ejerce, pues «no solo arriesga la relación establecida entre quien habla y la persona a quien se dirige la verdad, sino que, en última instancia, hace peligrar la existencia misma del que habla, al menos si su interlocutor tiene algún poder sobre él y no puede tolerar la verdad que se le dice. Aristóteles indica muy bien este lazo entre la parrhesía y el coraje cuando, en La ética a Nicómaco, vincula lo que llama megalopsykhía (magnanimidad) a la práctica de aquella».
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