domingo, 18 de junio de 2017

Pedro Sánchez, el demagogo

En la Antigüedad Clásica ya existía el fundamentalismo democrático, duramente criticado por Platón y por Tucídides y por Aristóteles. En suma, los sabios nunca fueron demócratas. La masa era comparada por Platón con un animal irracional incapaz de la menor reflexión, carente de rigor, sensible a la adulación y con afectos cambiantes, non muta d´acente, ma si di pensiero. Es como si un experto en domesticación de animales sabe cómo acercarse a la masa y sabe decir lo que le gusta y lo que no le gusta, un etólogo vamos. El demagogo es asimilado a un sofista y a un etólogo avant la lettre por Platón.
Los demagogos existieron. Claro que existieron, Cleón fue uno de ellos. Otro fue Cleofón. Amenazaban con gestos obscenos a los aristócratas y a todo aquel que no fuera fundamentalista democrático. Sin embargo, murieron por la Patria.
En los regímenes democráticos plutocráticos de mercado pletórico de bienes los demagogos son cobardes y oportunistas y algunas veces hasta quieren desmembrar la Patria con tal de gobernar en un lugar minúsculo. Carecen de visión de Estado. Sólo les queda la visión de establo. Tal es el caso de Pedro Sánchez. Bueno, también tenemos a Pablo Iglesias. Prometen cosas imposibles, estúpidas y pelgrosas para el interés nacional-general. Son antipatrióticos y sus mensajes carecen de significado porque son sin sentido.
Pedro Sánchez, elegido por el PSOE como su dirigente, es un ambicioso y sin escrúpulos que nada digno de comentarse profiere en sus actos públicos. El PSOE, la corrupta socialdemocracia española siempre ha sido oportunista y demagógico. Provocó el levantamiento de Asturias en 1934 y en 1936 provocó la guerra civil española.
El PSOE es una amenaza real para España y sólo sabe causar daños a la Patria. Ya lo hizo con el nefasto Zapatero al frente. El PSOE debería desaparecer por decencia, por patriotismo y por eutaxia de Estado nacional español. Por España.

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