Gustavo Bueno realizó una verdadera arqueología política empírico trascendental que describía la situación existente en Europa y América entre 1789 y 1992. Sin embargo, el escenario real ha cambiado notablemente. El consenso socialdemócrata posterior a 1945 ha ecualizado las izquierdas y las derechas en el Estado del Bienestar y la distinción derecha/izquierda ha perdido vigencia en el seno del Estado burgués plutocrático de mercado pletórico de bienes.
Si hubiera que reformular la oposición entre la derecha y la izquierda en el año 2017 habría que referirla a la oposición entre los antisistema, antisociedad burguesa y los partidos partidarios de la conservación de la sociedad burguesa democrática y de bienestar. Lo primero podríamos denominarlo izquierda y lo segundo derecha. Sin embargo, algunos individuos aislados se autodenominan de izquierdas pero patrióticos y de orden, lo que constituiría a mi juicio un verdadero contrasentido. Es por eso por lo que denomino a tales individuos como constitutivos y constituyentes de un colectivo que podríamos denominar como izquierda celeste, que habita en las esferas supralunares apelando a una distinción aristotélica que vale para definir tales fenómenos contradictorios e imposibles debido a que finis operantis, emic pretenden ser de izquierdas y finis operis, son de derechas, del sistema.
Otra cosa es la izquierda real, la izquierda que habita en el mundo sublunar, la izquierda terrestre, antinacional, antiburguesa, antidemocrática, etc. revolucionaria en suma, que maneja el lema leninist de cuanto peor mejor. La denomino izquierda terrestre De tal manera, el buen sentido es de derechas y la locura y la necedad son de izquierdas. Hoy las izquierdas clásicas están disueltas en el Estado, en la derecha. Todos los hombres o ciudadanos del Estado son de derechas cuando son partidarios de la autoridad, el orden, el Estado. Y los enemigos son la izquierda, la terrestre, la efectiva, la real.
Ocurre también algunas veces que la distinción se vuelve difusa al adoptar los partidos del Régimen ideas y propuestas radicales y antisistema por eso de las razones electorales típicas de un Estado democrático parlamentario. A veces incluso, partidos del sistema como el PSOE tienen un pie puesto en el sistema y otro fuera por si acaso. Es el típico oportunismo de la socialdemocracia: sostener tesis antisistema y defender el sistema. La dosis de esas dos actitudes contradictorias varía según el momento del que se trate. La izquierda terrestre a día de hoy está ahí y de vez en cuando los partidos del Régimen asumen sus propuestas, lo que es una muestra de la estupidez política y de la degeneración de la democracia.
Ocurre también algunas veces que la distinción se vuelve difusa al adoptar los partidos del Régimen ideas y propuestas radicales y antisistema por eso de las razones electorales típicas de un Estado democrático parlamentario. A veces incluso, partidos del sistema como el PSOE tienen un pie puesto en el sistema y otro fuera por si acaso. Es el típico oportunismo de la socialdemocracia: sostener tesis antisistema y defender el sistema. La dosis de esas dos actitudes contradictorias varía según el momento del que se trate. La izquierda terrestre a día de hoy está ahí y de vez en cuando los partidos del Régimen asumen sus propuestas, lo que es una muestra de la estupidez política y de la degeneración de la democracia.
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