Kant distingue entre lo que él denomina “realismo
trascendental” y “realismo empírico”. Llama realismo trascendental a aquella
concepción según la cual el espacio y el tiempo y también las determinaciones categoriales
corresponden a las cosas tal y como son en sí mismas, es decir,
independientemente de nuestra percepción y de nuestro pensamiento. En oposición
a éste, Kant defiende el idealismo trascendental. El idealismo trascendental es
la concepción de que la espacialidad, la temporalidad y las categorías se
hallan sólo en nuestras representaciones de las cosas y no en ellas mismas. El
realismo empírico, defiende que las cosas espaciotemporales son fenómenos y es
conciliable para Kant con el idealismo trascendental.
El idealismo gnoseológico o epistemológico es la
concepción según la cual el conocimiento constituye a su objeto, es decir, lo
conocido, de modo que el objeto no tiene otro ser que el ser del conocimiento,
el ser en el conocimiento, en la conciencia.
El realismo gnoseológico, por el contrario, es
aquella concepción según la cual el objeto tiene en sí mismo un ser real, éste
ser real puede depender del conocimiento, pero sin disolverse por eso en el
proyecto constituido por su pensamiento imaginativo. El conocimiento se asemeja
al objeto.
En George Berkeley y David Hume la crítica de la
percepción sensible conduce a rechazar el realismo del mundo externo. Según
Berkeley el ser de los cuerpos consiste en su ser percibidos. Según Hume, el
escepticismo lo es porque la concepción realista se basa sólo en la fuerza de
la imaginación, puesto que no se puede demostrar, pero tampoco refutar.
El idealismo moderno comienza con Descartes. La duda
metódica conduce al cogito ergo sum. La certeza la posee sólo el que piense en
el hecho de que él piensa.
El idealismo moderno es un idealismo gnoseológico
subjetivo, puesto que consiste en que reduce sobre todo el llamado mundo
externo a representaciones o ideas.
Podemos distinguir a este respecto, entre un
idealismo relativo, que sería el sostenido por Descartes, Malebranche, Leibniz
y Locke, porque éstos autores sólo reducen las cualidades secundarias al sujeto
cognoscente, pero manteniendo sin embargo, las cualidades primarias como
cualidades objetivas, con lo cual, queda un residuo de realismo, y un idealismo
absoluto, que es el sostenido por George Berkeley, puesto que Berkeley sostiene
que las cualidades en su totalidad son subjetivas, secundarias. El mundo
externo se vuelve así una representación. Como toda la estructura del mundo,
del cielo y de la Tierra no tiene existencia alguna sin el espíritu que la
percibe, su ser consiste en que sea percibida o bien conocida, o por mí o por un espíritu eterno.
Kant se ocupó varias veces en refutar este idealismo
gnoseológico al que denomina idealismo material dogmático. En 1781 Kant formula
un idealismo de nuevo tipo, al que llama trascendental o crítico. La existencia
de un mundo exterior, independiente del sujeto de conocimiento se funda en un
principio de representación. Es la base de la experiencia interna. El elemento
realista de Kant es la cosa en sí. El elemento idealista es la forma a priori.
Los contenidos son a posteriori. Su origen nos es totalmente desconocido.
Este dualismo (es decir, la doctrina de Kant de la síntesis
de una materia a posteriori y de una forma a priori en el conocimiento) radica
en el descubrimiento por parte de Kant de los juicios sintéticos a priori, que
son la clave para comprender no sólo su pensamiento, sino también todo el
idealismo posterior.
En la raíz del idealismo trascendental kantiano está
el concepto de trascendental, por medio del cual Kant intenta solucionar el
problema principal de la Crítica de la razón pura, a saber ¿Cómo es posible la
metafísica como ciencia? Lo trascendental en Kant es todo lo que por parte del
sujeto condiciona la posibilidad de la experiencia, es decir, las formas a
priori que posibilitan un conocimiento válido. El fundamento último de estas
formas a priori, y por tanto, de lo trascendental, es el yo pienso que acompaña
necesariamente a todas mis representaciones.
Los sistemas filosóficos idealistas reducen todo lo
que existe a algo que existe de modo no corporal, que sólo se puede conocer con
la inteligencia. Esto puede acontecer o darse de dos maneras: O bien de manera
trascendente y objetiva. Esto sería el idealismo objetivo.
O bien, de forma mental, subjetiva. Esto es el
idealismo subjetivo.
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