domingo, 3 de mayo de 2020
El mito de la izquierda hoy
Para empezar, yo diría que el mito de la izquierda a día de hoy consiste en creer que la izquierda es el Bien, Ormuz y la derecha es el mal, Ahrimán y que estas dos entidades están en perpetua lucha a brazo partido. En el caso español el catolicismo propicia estas identificaciones. Una vez que Dios ha muerto, esta versión secularizada de lucha ente el bien y el pecado se ha quedado instalada firmemente en España. De alguna manera hay que explicar el hecho de que España sea el país de Europa Occidental con más individuos que se autoproclaman de izquierda como si eso les concediera por ello mismo algunos dones salvíficos al profesar tales creencias políticas. Alguien te dice que es de izquierdas con una superioridad moral e intelectual que poco se corresponden con sus hechos y acciones y esto les lleva a ser sumisos, obedientes, a aplaudir en los balcones, a defender la pésima gestión política, económica, sanitaria que está teniendo el Gobierno de Pedro Sánchez en 2020. Ser de izquierdas lo justifica todo por la fe. Algún que otro cretino ha pretendido fundar una presunta séptima generación de izquierdas, como si no hubiéramos tenido ya suficientes izquierdas desde 1789, que si un marxismo español, etc. El marxismo es un viejo perro muerto ya que ha dado de sí lo que ha dado de sí, esto es, nada. Que siga muerto y bien enterrado y que no resucite en forma de Podemos o de izquierda hispánica o de otras lindezas como las de aquellos que se proclaman de izquierdas los muy ufanos para aceptar la leyenda negra antifranquista y hacer de sofistas apologistas del progresismo para entrar en los ilustres salones de la dorada burguesía izquierdista. Son felices y parpadean. Todo eso debe quedar atrás. Debe ser superado. Finalmente, las izquierdas no tienen nada que ofrecernos. Sólo nos venden humo. Al final, como el izquierdista no puede cambiar el mundo, al menos prefiere cambiarse él a sí mismo delito mediante. Es la corrupción económica tan frecuente en los izquierdistas que acompaña a su demagogia y a su mala gestión política y económica. Desde luego, muchos no se han enterado aún de la caída del socialismo real en 1989-1992. Que despierten. Enseñar a tales desgraciados a corregir sus errores es como enseñar a una mosca a salir de una botella. La izquierda hoy es la legítima heredera de la sofística griega.
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