El Sr. Prof. Dr. D. Jesús María Montero Barrado escribe en
El Catoblepas, número 89 de julio de 2009 un intento de refutación de un
escrito mío y otro de D. José Manuel Rodríguez Pardo. Luego vuelve a la carga
respondiendo a D. José Manuel Rodríguez Pardo en el número 90 de El Catoblepas
de agosto de 2009. Simplemente quiero escribir una breve nota contestando a sus
afirmaciones.
Según afirma, hay una corriente revisionista de la historiografía
progresista de los años setenta y ochenta del siglo XX que le ha sentado muy
mal porque no es científica ni rigurosa esta corriente conservadora
revisionista. Se olvida de que ya en los años sesenta y setenta se había
llegado a un gran rigor en el análisis de los hechos de la II República y de la
Guerra Civil Española de la mano de Ricardo de la Cierva y de los hermanos
Salas Larrazábal por ejemplo. En este sentido, el revisionismo comenzó en los
setenta de la mano de historiadores progresistas. Esto coincidió con la
liquidación del Régimen Franquista a partir de 1975. Se denigró la obra
política del franquismo y se ensalzó la gestión republicana de 1931-1933 y de
1936-1939. Llevamos de hecho más de treinta años con actos, libros,
exposiciones, propaganda ocupándose de esos minúsculos lapsos temporales como
si el Régimen de 1978 procediera de aquellos actos políticos del Frente Popular
o de los gobiernos de Azaña, sin reconocer que la causalidad histórica del
franquismo ha sido mucho más intensa y decisiva. El revisionismo del
revisionismo progresista es un metarrevisionismo para volver a poner la
historia sobre sus pies.
No he buscado ensalzar a Franco. He recensionado el libro de
Pío Moa sobre Franco. “Franco, un balance histórico”, Planeta, 2005, Barcelona,
207 páginas. He expuesto los argumentos muy bien trabados de Pío Moa para
fundar sus valoraciones positivas sobre el franquismo. Creo que la cuestión
fundamental es la siguiente: ¿Es verdad lo que afirma Pío Moa en sus escritos?
La respuesta es: sí. La documentación aportada por Pío Moa es abrumadora y
contribuye a demoler el mito de las izquierdas buenas y santas que utiliza el
bloque histórico social-progresista-separatista para consolidar mediante la
demagogia y la demonización del PP y de todo lo que sea liberal y/o conservador
con el fin de mantenerse en el poder y proseguir la realización de sus
proyectos políticos.
D. Jesús Montero afirma que se pretende desprestigiar al
PSOE y a Santiago Carrillo. No es necesario desprestigiarlos a ambos, puesto
que la historia del PSOE ahí está para que todo el mundo la quiera conocer y
valorar la catadura moral de sus dirigentes políticos desde 1879. En cuanto a
Carrillo, está fuera de toda duda su responsabilidad política directa en los
asesinatos masivos perpetrados por el Frente Popular en Paracuellos entre el 7
de noviembre de 1936 y el 7 de diciembre de 1936. Los progresistas ensalzan su
figura, con lo cual asumen que tales acciones criminales son buenas y
deseables.
La cuestión es si las afirmaciones de los historiógrafos
progresistas son verdaderas y parece que no son ciertas. Podríamos detallar
muchos hechos e interpretaciones de lo que ha pasado en España desde 1931.
Veamos:
- La II República se implantó por un golpe de Estado entre el 12 y el 14 de abril de 1931 por el abandono de los monárquicos y su entrega del poder a los republicanos. Las elecciones municipales las ganaron los monárquicos.
- La descentralización política, con el Estatuto de Cataluña no resultó ser ningún avance ni nada positivo para España. Los separatistas de antes son los antecedentes de los separatistas de hoy. Desde nuestro presente podemos considerar nefasta la política azañista de descentralizar España.
- En cuanto al voto de la mujer, hay que recordar que muchos partidos de izquierdas no querían que las mujeres votaran porque su voto sería conservador, decían ellos.
- Se olvida el profesor Jesús Montero de la gran cantidad de violencia que tuvo lugar durante el período de la II República. Fue una época muy violenta. Hubo muchos asesinatos y la represión fue brutal. La mayoría de los asesinatos los iniciaron los partidos de izquierdas. Sólo hay que consultar la prensa de aquellos años.
- En 1934 las izquierdas quisieron dar un golpe de Estado bolchevique contra la II República. Como dijo Madariaga, el Frente Popular perdió toda fuerza moral para criticar el Alzamiento del 18 de julio de 1936.
- Se olvida del asesinato del Jefe de la Oposición, José Calvo Sotelo. La legalidad republicana había desaparecido ya cuando se produce el Alzamiento del 18 de julio de 1936.
- Se olvida del formidable desarrollo de las fuerzas productivas que ha tenido lugar durante el franquismo en España. Si los historiadores progresistas valoran positivamente el socialismo real de la URSS y de Cuba por el desarrollo formidable de las fuerzas productivas que ha tenido lugar bajo tales regímenes, ¿Por qué no hacer las mismas valoraciones en lo que respecta al Régimen Franquista, que acabó con más gloria y con menos pena que los países del socialismo real del Este de Europa?
No debemos extendernos en acumular hechos y fenómenos históricos
y políticos aquí.
Me
gustaría que D. Jesús Montero intentara refutar a Pío Moa, esto es, que señale
alguna falsedad en las afirmaciones de Pío Moa. Ningún historiador progresista ha
conseguido al día de hoy refutar las valoraciones de Pío Moa o que demuestre
que los hechos señalados por Pío Moa no tuvieron lugar. Tampoco D. Jesus
Barrado Montero lo ha conseguido. Simplemente, no le gusta que se derrumbe su
edificio de convicciones heredadas de la Transición política sobre el
franquismo y la República y la Guerra Civil. La legitimidad del Régimen de 1978
descansa en la descalificación del franquismo y en el ensalzamiento de la II
República, régimen que como todo el mundo sabe –a los hechos me remito- condujo
a la guerra civil. Todo régimen revolucionario o toda revolución, genera la
contrarrevolución. La guerra civil española hay que entenderla según la
dialéctica entre revolución y contrarrevolución y triunfó la contrarrevolución.
Die Weltgeschichte ist das Weltgericht, Hegel dixit y es verdad. La legitimidad
del Régimen del 18 de julio venía de la victoria como dijo Franco y es así. La
legitimidad del Régimen de 1978 viene de la legitimidad heredada del Régimen
franquista a través de la figura del Jefe del Estado, del Rey, legítimo
heredero de Franco.
En
cuanto al separatismo, Montero Barrado defiende que es lo mismo el nacionalismo
español que el nacionalismo fraccionario, que valen lo mismo, que da lo mismo.
Da lo mismo que España exista o que no exista. ¿Qué rigor teórico es éste? ¿Qué
rigor puede concedérsele a un historiador español que pone en el mismo plano a
Sabino Arana que a Calvo Sotelo? Dice: “Cuidado, que con esto no quiero
demonizar a quienes defienden lo español como una opción de agrupamiento
político dentro de un territorio determinado con el mismo derecho que tienen
quienes defienden otras formas de agrupamiento a los que se llama
maliciosamente nacionalistas. Nacionalismo es tanto, pongamos por caso, lo
español, lo vasco o lo catalán. Y desde ninguno, repito, ninguno se debe creer
que, porque se busque justificarlo desde axiomas esencialistas tiene por qué
ser lo correcto.” Jesús María Montero
Barrado, Objetividad histórica frente a la deformación de la realidad”. Catoblepas,
90. ¿Es esto acaso la objetividad y el rigor científico? ¿Qué credibilidad
política y moral tiene quien niega la existencia de la Nación Española? ¿Qué
rigor tiene un historiador que niega la Historia de España?
Más
adelante habla de los logros de las lenguas vernáculas. ¿Qué interés público
tiene fomentar idiomas minoritarios, familiares, locales y regionales? Sólo
tiene sentido seguir por esa senda si se tiene un proyecto político
secesionista. Lo de la realidad plural de las partes de España para justificar
las autonomías o estatutos de autonomía no deja de ser una falacia en la que
cae este profesor de historia. Si alguien pide la autonomía y te dice que hay
diferencias, entonces hay que fomentar la autonomía, concederla y fomentar las
diferencias. ¿Es eso racional? ¿Es eso deseable? Jesús Montero Barrado dixit:
“Decir que era el inicio de un camino hacia la ruptura de España es como el que
dice que fumando porros te conviertes en drogadicto o que permitiendo el
divorcio acabas con la familia.” Pero hombre, ya que el presentismo es lo que
D. Jesús Montero Barrado practica, debiera darse cuenta de lo que pasa en
España en 2009, padeciendo una gravísima crisis política y constitucional por
seguir por la senda iniciada en 1932 con el Estatuto de Autonomía de Cataluña.
¿Acaso ERC no era un partido terrorista y separatista? ¿Acaso el PNV no era y
es un partido racista y separatista?
Conviene
dar las interpretaciones históricas y políticas más coherentes y menos
contradictorias con los hechos reales históricos acontecidos. Lo que no se
puede hacer es mentir ni falsear la historia. Jesús María Montero Barrado no
consigue demostrar la maldad intrínseca del franquismo ni la bondad intrínseca
del Régimen del 1978 o de la República. Ahora en 2009 podemos valorar con
distancia y frialdad lo que pasó entre 1931 y 1975. Pío Moa se ha limitado a
analizar la II República con frialdad y olvidándose del paradigma progresista.
Lo mismo ha hecho con la figura de Franco. Ese es su delito: conectar con la
tarea científica de Ricardo de la Cierva y los hermanos Salas Larrazábal.
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