viernes, 15 de septiembre de 2023
Nadie nace en un cuerpo equivocado
Nadie nace en un cuerpo equivocado.
José Errasti y Marino Pérez Álvarez. “Nadie nace en un cuerpo equivocado” Éxito y miseria de la identidad de género. Prólogo de Amelia Valcárcel. Deusto, 2022. Barcelona,293 páginas.
Este libro ataca una parte de las ideologías basuras del progresismo. El progresismo es un agregado o conglomerado ideológico resultado de la descomposición de la izquierda, resultado de la caída del socialismo real en 1989. El modelo económico de la izquierda desapareció por fracaso y el marxismo se convirtió en un viejo perro muerto. Ahora la ideología posmoderna prefiere intervenir en el lenguaje y destruir las instituciones sociales como la familia, así como dirigir la atención al eje angular (animalismo) y al eje basal (ecologismo, cambio climático, paralización del desarrollo de las fuerzas productivas, crecimiento cero, políticas maltusianas). Una de estas ideologías basura de nuestra época es el transexualismo. El feminismo consideraba que la mujer era una clase social, un grupo social. No le bastó con lograr la igualdad legal entre varones y mujeres sino que por inercia y para mantener sus intereses particulares las dirigentes, se inventó lo del género para sustituir al sexo. Se inventó la violencia de género para justificar leyes discriminatorias contra los varones. En el fondo, las feministas quieren pastorear a las mujeres, sustituir a los padres, hermanos, maridos e hijos para cuidar de ellas y dirigirlas para su propio interés (el de estas élites parásitas de feminismo institucional estatal) y el de los partidos políticos para engañar a las incautas y a los incautos también, para que estos últimos obedezcan y estén contentos.
Amelia Valcárcel, feminista, progresista, perteneciente al grupo de estas mujeres que han estado manteniendo durante décadas el momio feminista al servicio del PSOE, obteniendo así buenos beneficios, es quien redacta el prólogo del libro, como si ella no tuviera nada que ver con la situación actual. Recientemente fue destituida como miembro del Consejo de Estado de España por haber criticado la Ley Transexual. Nosotros vamos a recensionar y criticar, demoler o fijar los límites de la argumentación de los autores de este libro interesante por lo demás. Creemos que el hombre es un animal, homo sapiens sapiens, una especie animal de reproducción sexual y ello significa que hay dos sexos: masculino y femenino. Cromosomas XY y XX respectivamente. Esto marca el telos de la especie humana y el de todos los organismos eucariontes y determina lo que es normal y lo que no es normal en la especie en lo que es referente al sexo.
Como el tema que tratamos aquí es la transexualidad, nos centraremos en tal ideología basura fomentada por el Estado, las multinacionales y la prensa progresista. En el caso de España, por el Régimen de 1978. Nosotros sostenemos que la transexualidad es una enfermedad mental aunque Marino Pérez Alonso y José Errasti sostengan que tiene un origen social. No negaremos eso. Muchas enfermedades mentales tienen un origen social.
El feminismo sobra cuando hay igualdad legal entre varones y mujeres y esto es así en España desde 1981. Entonces el feminismo es un cretinismo, una ideología basura y sofística de nuestro presente y Amelia Valcárcel es una mujer que ha sacado beneficio de ello. Las feministas sembraron la semilla del transexualismo que ahora amenaza con tragarse a las mujeres y al feminismo. Amelia Valcárcel sigue creyendo en el feminismo y habla incluso de civilización feminista. ??? frente a la civilización transexual. No sé dónde quedan esas civilizaciones. El feminismo es una ideología basura de nuestra época que le ha dado a Amelia Valcárcel buenos dividendos así como a otras señoras progresistas. Por ello considero que encomendar a Amelia Valcárcel la redacción de un prólogo sobra. Es un intento de congraciarse con las feministas y con el progresismo, un intento de dar fuerza al libro y a sus tesis. Como si eso fuera necesario. La pura fuerza de la razón es suficiente. Además es conceder legitimidad al feminismo, una ideología basura de nuestra época uno de cuyos vástagos legítimos es el transexualismo, ideología que el presente libro pretende demoler.
El sexo existe y o bien es masculino o bien femenino. Esto no es ideología, es biología, hechos tercos, contundentes de la teoría científica y de la experiencia cotidiana, vulgar. Qué tiempos en los que hay que defender lo evidente y en los que unos fanáticos defienden los delirios y chaladuras y chifladuras que no merecen que se pierda el tiempo en buscar argumentos especiosos para refutar a la sofística progre, posmoderna, de parte de la cual forma parte el feminismo que defiende a estas alturas Amelia Valcárcel. Demasiados beneficios por estar alineada con el PSOE como para rectificar y entonar la palinodia. Demasiadas ventajas como para no estar en el PSOE, apoyarlo y servirlo durante años.
El feminismo, puesto a destruir el lenguaje para imponer su sofística, su demagogia y sus instituciones, que a fin de cuentas, lo alimentan y le dan de comer a más de una oportunista, ha equiparado el género al sexo, sustituyendo sexo por género. Género es una idea filosófica que procede de Platón y es un concepto fundamental de la lógica, género, especie. Filosofar es en buena medida clasificar. La realidad está enclasada en géneros y especies pertenecientes a M3. El feminismo ha ido preparando el camino al transexualismo y ahora se quejan: lenguaje inclusivo en vez de usar el masculino genérico en español, con lo cual demuestran su analfabetismo. No hablan de violencia doméstica intrafamiliar. Sólo les preocupa el oscuro sintagma para despistar y confundir “violencia de género” Lucha entre géneros, se escamotea el sexo. Encima parece que las mujeres como menores de edad permanentes han de ser tuteladas por el Estado y las feministas. No preocupan las otras formas de violencia privada intrafamiliar. Los delitos cometidos por mujeres: asesinatos, secuestros, son perdonados u ocultados por la propaganda oficial. La lucha de clases es sustituida por la lucha de géneros. La resurrección abierta y descarada del realismo de los universales. Esto ya tuvo lugar en el marxismo y es resucitado ahora por las feministas y posteriormente por el transexualismo. En resumidas cuentas la sofística feminista desembocó en la sofística transexualista. Ahora están enfrentadas como hermanas separadas. En resumidas cuentas, con la igualdad legal entre varones y mujeres el feminismo sobra y si existe es por bastardos intereses inconfesables.
Se habla de ideología Queer, esto es, transexualismo. Es que eso de ser transexual no deja de ser una chifladura o una extravagancia. Como dijo Gustavo Bueno. Yo soy libre de sentirme que soy un registrador de la propiedad. Ahora se pide respeto por las opiniones y los sentimientos. Todo el mundo tiene una opinión como todo el mundo tiene culo. Harry el Sucio dixit. Los sentimientos y las opiniones, las ideas son para hacerlas astillas mediante la discusión racional, eso es todo. La transexualidad no es sagrada, el feminismo no es sagrado. Las perversiones sexuales no son intocables ni quedan libres del alcance de la crítica racional.
Por lo demás, una de las consecuencias inmediatas de la ideología transexualista es el borrado de la mujer como sexo aparte y diferente del sexo masculino. Un varón si dice que es mujer eo ipso es una mujer. Él lo dice y ya está. Su palabra es la que cuenta y tiene valor absoluto. Los datos de la conciencia son incorregibles. Si lo dice y lo cree, ese criterio es absoluto. Entonces mujer o varón no son hechos objetivos de la biología y de los animales de reproducción sexual. Si uno dice que es mujer sin hormonarse siquiera ni intervención quirúrgica para disfrazarse de mujer, sólo con el cambio de nombre, entonces todo vale y el feminismo queda en ridículo y relativizado. Lo mismo dígase de las transexuales que optan por ser varón desde su situación biológica sexual inicial de mujeres. A esto hay que añadir el aumento de los trastornos mentales relacionados con el sexo que cada niño o adolescente padecen.
El borrado de la mujer como sujeto político que el feminismo había logrado es algo que se deriva del peso e importancia creciente de la ideología transexualista. El crecimiento de los casos de disforia de género, esto es, de estos casos de trastornos mentales es un síntoma de los problemas que esto acarrea a la sociedad, tanto trastornos psíquicos como trastornos orgánicos y físicos. Graves problemas pen suma para la salud pública.
Esta ideología basura no está fundada en la ciencia. Tampoco tiene una fundamentación filosófica sólida. No se puede demostrar que nadie naca en un cuerpo equivocado. Descansa en una filosofía desfasada, falsa, sofística y con una agenda política que sirve a los intereses bastardos de las oligarquías empresariales transnacionales mundiales, a la ideología liberal, Marino Pérez Alonso y José Errasti hablan de neoliberalismo, yo creo, simplemente que se trata del mismo liberalismo a secas de toda la vida, individualista y subjetivista.
La ideología transexualista, en el libro se habla de teoría queer, es irracionalista, relativista, subjetivista, nominalista ha tenido un gran éxito en la sociedad opulenta capitalista occidental. Ya Marx declaraba que el capitalismo estaba destruyendo las instituciones sociales. Una sociedad que ama a la ciencia, la admira que está sometida al cientificismo, al fundamentalismo científico, sucumbe ante una superchería infantil, una ideología de tonto de baba, similar a la creencia en que la tierra es plana o a la creencia en el cambio climático antropogénico o en el fin del mundo.
La izquierda, en busca de negocio y asuntos a los que dedicarse y desde los cuales ejercer su poder sobre el vulgo, confluye con los intereses y las tendencias de la sociedad capitalista plutocrática occidental. Asume el discurso de la biopolítica, del subjetivismo, del relativismo y además no lucha ya por la libertad ni la igualdad, sino por los privilegios de las minorías y por la censura.. La izquierda ya no se ocupa del obrero ni de las cuestiones económicas sociales objetivas, sino de los órganos genitales de determinadas minorías con problemas mentales. Se ocupa de asuntos subjetivos y sexuales de minorías que al obrero no le interesan lo más mínimo. La izquierda se ha hecho irracionalista, subjetivista, apelando al sentimiento y al fanatismo sabedora de la inconsistencia de las ideologías basura que abraza con pasión.
Censura, desprecio de las mayorías, deformación de los nombres, del lenguaje. Construcción de una neolengua que escamotea la realidad objetiva, demagogia sentimental, fanática, infantilización de la educación, de la prensa, de las universidades, de los medios de comunicación. Política del odio, de las supercherías, de las pseudociencias, chaladuras y chifladuras de las izquierdas y la complicidad de las derechas progresistas y socialdemócratas con este estado de cosas.
Malos tiempos para la filosofía, para la verdad, para el buen sentido, para la libertad y la tolerancia. Tiempo de oscurantismo anticientífico, de fanatismo supersticioso, de censura. Al final, la gente hace como que se cree estas tonterías para no tener problemas. No hay nada que discutir frente al fanatismo progresista. Todo es cuestión de sentimientos u opiniones incorregibles y sagradas. Unas enfermedades mentales, una minoría de personas con problemas mentales han movilizado una ideología y unas políticas que están en el centro de las políticas de los países capitalistas occidentales opulentos y decadentes.
¿Cómo hemos llegado a esto? Se preguntan los autores y la respuesta es: el progresismo y su cortejo de ideologías basura de nuestra época. Señalan la infantilización de la universidad. La universidad se ha convertido en un foco de fanatismo, intolerancia y estupidez. La universidad no fomenta la racionalidad ni la ciencia. Garantiza la ideología y la falta de libertad de cátedra. La universidad es censura, es culto a la superchería, a la sensiblería, a la debilidad de carácter.
Irene Montero, la ministra de Chocho de Género, se planteaba en agosto de 2020, se preguntaba públicamente qué es una mujer. Una indocta e indocumentada opinando frívolamente sobre estas cuestiones desde la ideología basura feminista que le ha conducido a la ideología basura transexualista.
La ideología transexualista niega que el sexo sea un dato biológico, genital. Empiezan las feministas identificando género y sexo y eso no es correcto. Género es una idea filosófica que hay que complementar con la idea de especie. Así tenemos la diferencia específica. Género viene del griego génos, siempre fue una categoría gramatical, zoológica, etc. Es que como dijo Platón, la realidad está enclasada en géneros.. Un género se diferencia de otro género mediante la diferencia específica. Platón, Aristóteles, Porfirio han definido esto del género y de la especie. Ni la sociedad se divide en sexos como si fueran clases sociales, sino más bien, en grupos sociales ni los sexos pueden equipararse a los géneros gramaticales. En indoeuropeo hay cuatro géneros gramaticales. Masculino, masculino inanimado, neutro y femenino. El transexualismo quiere empeñarse en difundir la superchería de que el sexo –hablan de género- de que no va asociado a los genitales ni a los cromosomas, ni al ADN. Esto es como sostener que la Tierra es plana.
El transexualismo es una ideología basura de nuestra época nacida de otra ideología basura de nuestra época, el feminismo y que genera la estupidez de tener que creer y pensar falsedades y cosas absurdas.
A ver, “El sexo tiene que ver ante todo con la reproducción” . He aquí una noble verdad incontrovertible. Qué tiempos aquellos en los que hay que defender lo evidente. Es que somos una especie animal de reproducción sexual. Esto hay que recordarlo siempre. El sexo es la base existencial de la especie y de la sociedad.
“Conviene destacar, por tanto, el carácter binario del sexo, y suspirar aliviados al confirmar que, desde el Paleolítico, cada vez que se dijo “es una niña” o “es un niño” tras un parto no se estaba cometiendo un error fruto del cisheteropatriarcado.” Por el momento sólo hay dos sexos. “La idea de que el sexo es un espectro, un continuo, es en sí misma un espectro, un fantasma. Otra cosa es el género.”
Sigamos con las verdades que es bueno saber y repetir. “Lo que determina el sexo de un individuo es la función que cumple en la reproducción sexual anisogámica es decir, el tipo de gameto que aporta a la reproducción.”
Esta es una ideología de minorías irrelevantes e insignificantes. ”Las cifras de variantes intersexuales van del 1,7% al 0,018%. De acuerdo con un criterio laxo, que define a una persona intersexual como cualquier “individuo que se desvía del ideal platónico de dimorfismo absoluto cromosómico, gonadal, genital y hormonal”, habría un 1,7% de nacidos que se desvían del ideal de varón o mujer”
Insistamos en lo evidente, el sexo es binario. Sólo hay dos sexos. El transexualismo, el feminismo son ideologías políticas, no tienen nada que ver con el conocimiento científico, con la biología. Tienen detrás una clara motivación política: la aniquilación de las instituciones de la sociedad burguesa y en el límite, de toda institución social humana, de lo que antropológicamente se define como humano, como sociedad, como instituciones como la familia y el matrimonio. El feminismo es una sofistería filosófica y científica y el transexualismo, pura superchería políticamente orientada e interesada.
Como sólo hay dos sexos, los que se cambian hormonalmente y quirúrgicamente o en el registro civil de sexo o van a un sexo o a otro y no a un tercero. Fíjense en si el sexo es dual. La insistencia machacona en la no binariedad del sexo tiene que ver con una agenda política como ya hemos señalado más arriba y ello sin tener en cuenta el bienestar de los individuos.
Se ha empezado desligando el sexo de la reproducción y se ha terminado desligando el sexo de los cromosomas sexuales y del ADN y de las hormonas. Sociedades opulentas, decadentes que experimentan cómo el capitalismo va erosionando la familia y el matrimonio. Ya Marx en el siglo XIX señaló la capacidad erosiva del capitalismo sobre las instituciones sociales humanas fundamentales. La baja natalidad, las políticas maltusianas o tanatoplítica. La expansión de las máquinas hace innecesaria la mano de obra humana y por lo tanto se impone el antinatalismo y fomentar todas aquellas prácticas humanas que contribuyan a reducir la población: eutanasia, aborto, perversiones sexuales, desprestigio de la maternidad y de la paternidad, hedonismo, transexualismo, reducción de la producción de alimentos, animalismo y preferencia por los animales domésticos antes que por tener hijos…..etc. “Para qué tener hijos pudiendo tener mascotas”
Un ejemplo de estas imposturas es el farsante Paul B. Preciado, uno de los ideólogos del transexualismo. Tiene la desfachatez de afirmar que el sexo no tiene nada que ver con la reproducción. Puede estar desvinculado cuando se tienen relaciones sexuales sin ánimo reproductor, pero tiene que ver con la reproducción sexual porque nacemos como resultado de las relaciones sexuales. El sexo es pues la base de la sociedad puesto que toda sociedad necesita reproducirse para seguir existiendo. Claro que el sexo no es sólo reproducción, pero la reproducción es sólo sexo. “El sexo es un elemento fundamental de la vida social de los individuos, tiene implicaciones emocionales de primer orden, es un fortísimo creador de vínculos entre las personas!
La ideología progresista basura actual en lo que respecta al sexo se expresa así: “La nueva regla del juego es que todo el mundo debe fingir que ya no hay reglas del juego, y que esto debe presentarse como un avance que la humanidad llevaba esperando desde el Paleolítico y el neoliberalismo finalmente ha conseguido. Como los gases, la subjetividad tiende a ocupar todo el espacio que el espíritu de los tiempos le concede, y la posmodernidad busca que ese espacio no tenga límite.”
La ideología transexualista proclama la libre autodeterminación de género, de la identidad de género. Pura metafísica, pura logomaquia. Esto nos recuerda la cantinela del nacionalismo fraccionario referente al derecho de autodeterminación de los pueblos o del derecho a decidir, el soberanismo. Pura metafísica. Como decía Gustavo Bueno, yo soy libre de considerarme o creerme o sentirme registrador de la propiedad. Este decisionismo sentimental subjetivista, idealista desconoce los límites de la conciencia. Sólo los datos inmediatos de la conciencia son reales. Este idealismo sostiene que yo sólo soy capaz de conocer a mi propia conciencia y que esa es la única realidad que cuenta. Uno es lo que siente. Sólo uno mismo sabe qué o quién es lo que es uno mismo o su identidad personal de sexo o de género.
Todas estas ideologías basura actuales derivadas del liberalismo y de la socialdemocracia derivan a su vez de la sociedad capitalista opulenta de consumo, del mercado pletórico de bienes, de la democracia, isomorfa con el mercado y con la televisión. Esto supone una mayor atomización de la sociedad y un incremento del individualismo, un predominio creciente de la subjetividad, de lo irracional y sentimental.
Se sostiene que uno es el artífice de su identidad de género o sexual porque así lo siente, sin necesidad de reflexión o de discusión. La identidad personal se convierte en un problema. Hay que decir “que ningún individuo de otras épocas históricas entendería a qué puñetas puede referirse la “libre autodeterminación de la identidad de género”.
Hay por el individualismo consumista, subjetivista una obsesión por ser diferente, especial, una epidemia de narcisismo del yo. El irracionalismo individualista desemboca en un culto a las emociones. “las emociones son la actividad fundamental del ser humano, a la que éste debe entregarse con la mayor intensidad posible.” Todo queda sometido a los sentimientos. La sentimentalización de la política ya la produjo el fascismo de los años 1920-1930. Ahora son las izquierdas resultado de la degeneración del socialismo y del comunismo quienes juegan a la sentimentalización de la política. Se sustituye a los argumentos por los sentimientos. “me siento catalán”, “me siento de izquierdas” y, cómo no, muy especialmente “me siento mujer”. Como decía Gustavo Bueno, soy libre de sentirme registrador de la propiedad. El mito de la felicidad se ha impuesto en la sociedad occidental capitalista. Los libros de autoayuda proliferan. Se busca fomentar la felicidad, alcanzar la felicidad.
Un feroz individualismo liberal autoposesivo se ha impuesto en la sociedad capitalista de consumo.. Voluntarismo, sentimentalismo conducen a un infantilismo individualista que desconoce el principio del deber y el principio de realidad. Individualismo, sentimentalismo, subjetivismo, infantilismo, caracterizan al yo actual.
“como el filósofo Gustavo Bueno defendía con frecuencia en sus clases, el respeto profundo y radical hacia las demás personas nos obliga a considerarlas seres adultos, racionales, maduros, capaces tanto de argumentar sus posturas como de escuchar posturas contrarias sin romper a llorar y, por tanto, nos obliga a discutir sus afirmaciones, estando ambas partes abiertas a cambiar de postura si el cuerpo del debate lo impone.”
El uso mezclado e indistinto de los términos sexo y género como dicen los autores del libro es parte de la neolengua progre creada por el feminismo, no lo olvidemos. Los judíos piensan que cuando nombras una cosa, la creas, la dominas, la gobiernas. Por eso la cuestión de los nombres y palabras no es baladí. La victoria se alcanza cuando el enemigo se ve obligado a utilizarlas y juega en el terreno de juego que tú le has fijado e impuesto. Los filósofos chinos confucianos hablaban de que si se pretendía reformar la sociedad, corregir la sociedad, era menester rectificar los nombres. Fíjense entonces en la importancia de rechazar toda la neolingua progre para vencer sus supercherías ideológicas. Pues sí, fue el feminismo, padre legítimo del transexualismo quien estableció la equivalencia e indistinción de los términos sexo y género como si éstos fueran términos sinónimos. Se escamotea así la cuestión del sexo, heterosexual, homosexual, etc. En vez de preguntarte por tu sexo, hablan con el sintagma cursi identidad de género. Todo sea cambiar los términos para imponer su doctrina a los incautos.
Se va incrementando progresivamente la importancia de los transexuales. Una minoría de la población recibe mayor atención que la mayoría de la población.
Los transexuales afirman que nacieron en un cuerpo equivocado pero que sus sentimientos o sensaciones en su conciencia subjetiva llegaron a la conclusión de que eran de un sexo diferente al sexo fenoménico, fenotípico y genotípico con el que nacieron y al que pertenecían a la vista de los demás y pedían que los demás, frente a las evidencias empíricas les dieran la razón porque ese era precisamente su sentimiento. Esto es pura metafísic espiritualista, un idealismo zafio y tosco, pura superchería similar a la cartomancia o quiromancia. En la tv se les añaden toneladas de adulación y de celebración afectada de la buena nueva. Todos se adhieren a la versión oficial difundida por el Estado y por los periodistas y médicos especializados sin la menor crítica que asome por ahí. Por otro lado el transexualismo siempre está a favor del tratamiento que se da a estas experiencias siempre a favor del enfoque afirmativo, presentado como si fuera obvio –las evidencias del cogito, de la conciencia- e indiscutible. La Tv convierte a esto en un espectáculo en su propio beneficio. Comodidad y sensacionalismo que disfrazan de reivindicación e interés social. Hay que tener en cuenta las audiencias y las subvenciones económicas recibidas porque como bien se sabe, los medios de comunicación no son autosuficientes económicamente y necesitan de las subvenciones públicas y privadas. La telebasura se complementa perfectamente con la ideología basura progresista, de tal manera que contribuye a crear ideología y extenderla por el vulgo. Se contribuye a la deformación de la conciencia y a la difusión de supercherías. No aclara nada, es un medio confusionario. Se ve el mundo al revés, de manera alucinada.
Una ideología propia de niños de primero de la E.S.O. no merece tan pormenorizado análisis ni tan voluminosa crítica. Entiendo yo que los autores de este libro de 288 páginas bien podrían haber escrito 100 y hubiera bastado para refutar y triturar esta ideología basura de nuestra época, dominada por el progresismo y su cortejo de iniquidades. Superchería, un estatuto similar al de la astrología o al de la quiromancia. Esta ideología supone un borrado de las mujeres pero también un borrado de los varones. Porque en el fondo parte de que el sexo es como el color del pelo, un pero accidente, contingente, sin ninguna importancia, que todo es subjetivo, sentimental y que con la ayuda de la farmacia y de la cirugía y del registro civil todo eso es rebasable y superable. Se llega a pedir que se permita a los niños y adolescentes que se definan como les parezca. Luego se harán las oportunas transiciones químicas y quirúrgicas en la reasignación de sexo, así como civiles. En el fondo, esto es fomentar todas estas chaladuras por parte del Estado, los médicos, los psicólogos, los periodistas y las redes sociales. “El transgenerismo…no es más que un gran negocio disfrazado de lucha por los derechos civiles.”
Las ideologías son una visión deformada de la realidad, alucinada. El efecto que producen es percibir la realidad de manera invertida. Los autores del libro señalan que la ideología transexualista es un espejismo. Sostenido por una mala metafísica idealista, voluntarista y psicologista. Por una sofística de la peor especie, por unos charlatanes posmodernos y progres.
Esta visión deformada de la realidad, sin tener en cuenta la objetividad científica, ni el buen sentido puede llevar a cometer un terrible error de trágicas consecuencias aplicadas.
Como dijo Gustavo Bueno, el término identidad, un término filosófico antiguo no es unívoco, sino análogo. La identidad puede resultar ser confusa en determinados contextos. El oscurecimiento de esta idea culmina al sustituir al término igualdad y es un concepto fetiche en la nueva izquierda posmoderna subvencionada por las transnacionales globalistas.. Hemos pasado de la identidad como función lógica aristotélica a experiencia interna íntima autogenerada. Se llega a sostener la aberración de que los sentimientos de alguien pueden no coincidir con su sexo genital, la identidad sexual de alguien puede o no corresponder con su sexo. Es un sentimiento íntimo, privado, incorregible que no admite discusión.
Es una verdad de la psicología y de la sociología el que “el aprendizaje social es la principal vía a través de la cual las personas podemos llegar a describir nuestro mundo emocional” No hay lenguaje privado Wittgenstein dixit. Es en la intersubjetividad, en la constatación de la existencia de otros egos como podemos nombrar a nuestros sentimientos y experiencias.
Todo es justamente al revés de lo que dice la ideología transexualista. El transexualismo presenta como brotando de la subjetividad individual “lo que en realidad son estereotipos sexistas procedentes de la sociedad que el individuo interioriza. La flecha de la causalidad relevante va exactamente en la dirección contraria: no de dentro hacia fuera, sino de fuera hacia dentro.” “Desvelar el carácter especular de la visión queer de la identidad de género revela, a su vez, su naturaleza retrógrada y machista. “. En el transexualismo hay "una excesiva presencia de los clichés más rancios y vulgares acerca de lo que es la feminidad y la masculinidad” En el fondo la identidad de género discordante con los genitales es fruto de un aprendizaje social de estereotipos sexuales.
En este idealismo psicologista se produce la disolución del sexo y del género en el subjetivismo. Ya no hay mujeres ni varones. El hombre es un animal asexuado. Igual que gracias al matrimonio homosexual, no hay marido ni esposa o mujer, sino progenitor A y progenitor B, aquí asistimos a la disolución del sexo. El capitalismo erosiona las instituciones sociales, matrimonio, familia, sexo, etc.
“La disolución del sexo y el género en el subjetivismo no sólo altera el significado de palabras como mujer o varón. Simplemente lo elimina•
El feminismo también efectúa un borrado de la figura de la mujer puesto que no se conforma con la igualdad legal, quiere masculinizar a las mujeres haciendo que hagan lo mismo que los varones. De este modo el varón se constituye en el modelo o parangón que hay que alcanzar para considerar que la mujer está emancipada. Así por ejemplo, si hay 5000 físicos, tiene que haber 5000 físicas. Las cuotas femeninas meten una igualdad cual lecho de procusto. La igualdad tiene que ser así, dicen las feministas, como por ejemplo la prologuista del libro. Amelia Valcárcel. El transexualismo es vástago legítimo del feminismo, también borra a la mujer. La mujer tiene que ser en todo igual al hombre, al varón. No admiten la diferencia de gustos, intereses, capacidades existentes entre varones y mujeres. La estupidez feminista masculinizadora desemboca en el borrado de la mujer en el transexualismo.
El individuo es el cruce o confluencia de todas las relaciones sociales. La polis es anterior al individuo decía Aristóteles. “Dicho ahora de una forma no ya antropológica sino psicológica, el yo es una construcción social, colectiva, no una mera emanación del individuo cuya armonía puede ser puesta en peligro por la sociedad. Cada persona es únicamente uno de los muchos constructores de s yo, y es a la vez constructor de otros muchos yoes, el de todas las personas con las que se relaciona, y tanto más cuanto más significativa sea esa relación.”
Como hemos dicho antes, “El neoliberalismo, con su permanente labor de trituración social y su enaltecimiento del individuo autorreferido, conlleva la derrota de la sociedad como construcción de lo común gracias a la objetividad que compartimos y nos une.” Yo más bien no lo llamaría neoliberalismo, que significa un nuevo liberalismo. Más bien, lo denominaría liberalismo a secas, el viejo individualismo. Malthus es uno de esos primeros liberales que se dieron cuenta de la necesidad de limitar la población, la natalidad y en eso estamos con la tanatopolítica y la promoción de la destrucción de las fuerzas productivas, el fomento de las perversiones sexuales, eutanasia, aborto, etc. Una distopía progresista al servicio de las oligarquías mundiales transnacionales de Europa Occidental y de los EE.UU.
Todo esto está sostenido por la sofística actual anglosajona de origen posestructuralista francés. “provienen de la filosofía postestructuralista y posmoderna, una filosofía que ya se había dado por agotada hace décadas.”
La filosofía es un saber racional, sistemático y riguroso. La ideología transexualista es pura superchería, una sofística.
Se parte de un escepticismo. No hay conocimientos objetivos ni verdad. Se apuesta por el relativismo cultural. Se llega a la conclusión de que la política es tener en consideración que hay una microfísica del poder. Los sistemas de poder disponen acerca de lo que se puede conocer y cómo se tiene que conocer.
Esto no es nuevo en la historia de la filosofía. Gorgias afirmó que nada existe, que si algo existiera, no podría ser conocido y que si algo fuera conocido no podría ser comunicado.
La sofística posmoderna busca deconstruir la filosofía tradicional y racionalista. El lenguaje y el poder han construido una sociedad patriarcal y opresora. Se trata de demoler las instituciones sociales. Es la tarea teórica que ya el capitalismo lleva a cabo por la vía de las transformaciones económicas, sociales y tecnológicas.
Sofistas de esta ralea son por ejemplo Edward Said con sus estudios poscoloniales. En relación con los transexuales en España tenemos a la sofísta Paul B. Preciado, una señora que decidió disfrazarse quirúrgicamente de varón. Este individuo sostiene que hay que descolonizar el sexo así como el psicoanálisis, que se efectue la despatriarcalización y deshetersexualización. Esto se llama chifladura, chaladura.
Hay una permanente lucha ahora entre el feminismo y su legítimo vástago el transexualismo.
Es que “el marco de garantías universales ha sido pulverizado por un relativismo individualista de libre mercado y circulación de mercancías. “la también filósofa feminista Amelia Valcárcel quien sustenta un feminismo fundado en el concepto de individuo de la tradición liberal que viene de la Ilustración europea.” Nosotros pensamos que una filósofa no puede ser feminista al igual que una feminista no puede ser filósofa, podrá ser sofista o ideóloga como mucho.
Judith Butler y Paul B. Preciado son dos sofistas de nuestra época, de las chifladuras y chaladuras contemporáneas integrantes del cortejo de iniquidades del progresismo.
Judith Butler es una profesora que sabe de literatura comparada y de Estudios de la Mujer, ese saber viscoso e inconsistente que está de moda ahora. Esta señora ha sido nombrada doctora honoris causa de numerosas universidades de todo el mundo, lo que muestra la escoria de universidades que se va imponiendo en el mundo académico mundial. Su base teórica es la sofística posmoderna y postestructuralista.
Butler escribe de manera ininteligible y confusionaria. Esto es sofística, es parodia, es hacer el payaso. La desfachatez intelectual es evidente. No se entiende el prestigio que tiene esta chiflada en el mundo académico. Señal de degradación de los tiempos que corren. Palabrería, lenguaje sin sentido, impostura. Eso es todo, humo, pajas. El género es una construcción, el sexo es una construcción. Ella también es una construcción resultado de la cópula de su padre con su madre. Es tan ridículo todo esto, todos estos balbuceos de tonto de baba son lo que la Butler nos vende como filosofía y muchos secuaces o payasos exaltan como la verdadera filosofía de nuestra época.
Entonces, ¿Qué coño es Butler? ¿Quién cojones es Butler? ¿Cómo demuestra sus falsedades esta payasa? Son simplemente afirmaciones arbitrarias, confusas, propias de un alumno de primero de la E.S.O. No merece que le dediquemos a esta impostora la menor atención. Es filodoxa, filotheamon, jugar con las sombras, con las apariencias Esta señora está sentada en el fondo de la caverna y con apoplejía, por lo cual ni puede moverse ni levantarse ni mirar hacia atrás. Es terrible. La ideología es pensamiento socialmente deformado, ver la realidad al revés, de manera alucinada, que es lo que les pasa a estos ideólogos sofistas del siglo XXI.
En estos ideólogos no hay ciencia, ni filosofía, ni rigor, ni reflexión. Hay un proyecto político de demoler las instituciones sociales. Esto es una filosofía de bufones para bufones. La Butler hace filosofía histriónica, de payasos. Según esta sofista ni hay sexo ni hay género. Hay lo que le apetezca a Butler, claro. Esto es una estafa intelectual, una desfachatez intelectual progresista. Esta señora indocta, impostora, niega la biología, niega la realidad y niega el buen sentido.
En España tenemos a Paul B. Preciado, una mujer disfrazada quirúrgica y hormonalmente de varón. Dicen que es el filósofo español más influente a nivel internacional. Pues yo no lo sabía, a decir verdad. Se llamaba Beatriz Preciado y nació en Burgos en 1970. Inició su proceso de transición hacia el sexo masculino en 2010. Se autoaplicó la testosterona y se cambió el nombre. Preciado es un ideólogo, o ideóloga según los cromosomas de su ADN que ha escrito mucho. La sofística en Preciado llega a su máximo esplendor a su radicalidad extrema. Se cree que el sexo es un invento de la mente, no existe objetivamente. Esto es propio de un chiflado. Hay que llamar a los que escriben estas chaladuras por su nombre y calificarlos correctamente. Si uno cree que el sexo se elige, también puede elegir ser Napoleón porque eso es subjetivo o ser registrador de la propiedad porque a uno le da la gana o declarar que uno ha aprobado un examen por pura decisión subjetiva del examinado y porque su yo se representa que ha aprobado la oposición. Se siguen aquí las supercherías ideológicas de Miguel Foucault, pura sofistería, pura impostura propia de una visión alucinada del mundo. Dice Beatriz Preciado que los órganos genitales no existen. Son una representación pues, pero luego se los extirpan o se hormonan. Entonces el sexo no existe pero luego mujeres transitan hacia el sexo masculino y varones transitan hacia el sexo femenino simplemente porque se sienten así y así lo deciden cuando la biología es muy terca. Somos animales eucariontes de reproducción sexual. Existimos gracias a la reproducción sexual, a que hay dos sexos y a la heterosexualidad. Qué se le va a hacer. Así es la realidad. Luego existen los ideólogos que niegan esto. Si alguien se hormona y se castra o se disfraza quirúrgicamente del sexo opuesto se produce la situación irreversible de que se convierte en un eunuco femenino o masculino que ya ni vale como mujer ni como varón. Nadie puede cambiar de sexo. El ADN y los cromosomas sexuales XY y XX siguen ahí sin preocuparse de las chifladuras de los ideólogos. Sin órganos sexuales uno queda mutilado, desnaturalizado, castrado. Cuando alguien nace se pregunta cuál es su sexo porque el sexo no es un accidente contingente, sino algo esencial en el individuo, no es como el color del pelo. Es lo que define a un individuo. El hombre es un animal sexuado, como cualquier otro mamífero o cualquier otro animal de reproducción sexual. La propaganda no va a cambiar la realidad, puede deformar las conciencias de los incautos y provocar daños irreversibles en algunos individuos. Esto es sofistería, superchería. Preciado es un bufón. Él mismo es una construcción hormonal, o tal vez subjetiva, quirúrgica y social o del registro civil.
La ideología de género es basura, lo mismo dígase del transformismo. Al final aparecen individuos que no son nadie, son construcciones arbitrarias, alucinadas. La ideología que justifica o legitima esto es pseudofilosofía que descansa en una pseudociencia con un estatuto epistemológico similar a la cartomancia. Esto no es filosofía, sino sofística, pero sin ningún rigor además. No es como la sofística griega, es algo mucho peor y de peor calidad teórica, de nivel de 1º de la E.S.O.
Frente a esta sofística de la peor especie, frente a este idealismo lingüístico alucinado la filosofía como saber riguroso y estricto, como filosofía materialista tiene que demoler este cúmulo de mentiras y falsedades, con el arma de la crítica y del racionalismo. Este constructivismo posmoderno es oscurantismo anticientífico que niega que exista la realidad objetiva fuera del lenguaje. No es de extrañar entonces la infantilización de la enseñanza y de la universidad sobre todo.
Marino Pérez Álvarez y José Errasti nos hablan de la mala conciencia poscolonial y de la devaluación de la procreación como de dos factores causales que explican todo este mundo posmoderno de las ideologías basura progres. En cuanto a la infantilización de la universidad, tiene que ver con el auge de la doxa, lo cual caracteriza al régimen democrático. Los sentimientos, las opiniones son como los culos. Todo el mundo tiene uno. La sentimentalización de la política tenía que ver con el fascismo y el irracionalismo y hoy es la izquierda la que con más frecuencia e intensidad acoge esto en su seno sustituyendo así la argumentación y el análisis por la apelación a los sentimientos amén de la manipulación de las palabras, el lenguaje, la información. Pura propaganda digna de Willi Münzenberg y del Dr. Joseph Goebbels. Creciente número de trastornos mentales y psicológicos debidos a la falta de fortaleza de carácter afectan a los jóvenes, “si tratas a los estudiantes como vulnerables y frágiles, terminan por serlo, impides la antifragilidad que se adquiere en el contacto con las contingencias del mundo real y no viviendo entre algodones.”
La teoría o ideología transexualista no sólo es perjudicial para el entendimiento y la salud mental sino para la salud física también. No es inocente y sin consecuencias.
“La teoría queer está plagada de contradicciones que repugnan a la razón y al buen sentido común. Sin embargo, puede que sean coherentes con su teoría en buena medida ella misma basada en la incoherencia y la desestabilización de la razón, cuya pretensión más obvia es la provocación y el activismo. En realidad, teoría queer es una expresión contradictoria, como ya dijimos, poco menos que un oxímoron, en tanto teoría sugiere alguna manera ordenada de ver las cosas y queer sugiere lo raro y disruptivo que no se aviene a un orden.
El problema es que la teoría queer no es inocua”
El posmodernismo, renunciando a la verdad objetiva y al racionalismo se sitúa en las antípodas del marxismo y de la ilustración. La izquierda se convierte en pura superchería sofística bobalicona, pero perjudicial y promotora de la falsa conciencia y de la visión alucinada e invertida de la realidad. Ahora ya no se preocupa de la justicia social ni de la clase obrera, sino de los grupos minoritarios. Políticas identitarias, subjetivas, irracionales, sentimientos. Se ocupa de ser reaccionaria, la izquierda se ha hecho reaccionaria. Por eso los trabajadores ya no votan a los partidos de izquierda, sino a los de derechas. El posmodernismo renuncia a la verdad y utiliza discursos, pura palabrería sin referentes reales. No es realista, no es materialista, no es racionalista.
El posmodernismo, el transexualismo y todo el cortejo de iniquidades ideológicas basura que componen el progresismo son un movimiento gnóstico. El transexualismo podría considerarse como una religión civil o secular de nuestro tiempo. Además se degrada el cuerpo como hacían los gnósticos, que se sentían mal con su cuerpo con operaciones quirúrgicas y farmacológicas. Quieren un género sin sexo. Los gnósticos despreciaban su cuerpo y se avergonzaban de su cuerpo de acuerdo con una concepción dualista, espiritualista diciendo que lo que importaba era el alma que estaba atrapada en el cuerpo cuya liberación pasa por la forma de conciencia o conocimiento o gnosis. También el feminismo y el transhumanismo son gnósticos.
A esto se suma el sentimentalismo y el cultivo de lo irracional. Los sentimientos se convierten en criterio de verdad frente al razonamiento. Esto “guarda relación con el romanticismo, con una particular forma de sinceridad y con la charlatanería. El romanticismo forma parte del sujeto moderno como “mundo interior”, supuesta fuente autooriginaria de sentimientos, deseos y autenticidad de uno más allá de las convenciones.” A esto hay que añadir el idealismo del lenguaje, “la preponderancia del lenguaje sobre las realidades como si los conocimientos científicos no fueran más que discursos que se remiten unos a otros sin ninguna realidad fuera de ellos mismos –“nada fuera del texto”, recuérdese-.”
Existe un trastorno mental denominado disforia de género. Seguimos pretendiendo escamotear el sexo. Esto parece un puritanismo rancio y de naftalina de la época vitoriana y propio de meapilas. Este trastorno mental cada vez está más difundido y consiste en que uno está disconforme con el cuerpo que tiene y con el sexo que tiene, sintiéndose más bien como miembro del sexo opuesto. Lo peor de todo es que la disforia de género aparece cada vez más a más temprana edad. Además hay un predominio de niñas y de chicas que padecen este trastorno mental.
Todo parece indicar que se trata de un fenómeno social no un trastorno mental. No estamos de acuerdo con los autores. Es un trastorno mental porque afecta a la conducta individual y es un trastorno alucinatorio, ver el mundo al revés. Ya sabemos que muchos trastornos mentales tienen causas sociales. Los autores señalan “precisamente el contagio social como factor implicado”. Esto en el fondo es una locura. “Al final, es posible que terminemos por decir en voz alta lo que muchos piensan: que todo esto es una locura –dicho “locura” en un sentido técnico-sociolóigico, no clínico ni peyorativo, referido a una tendencia que se extiende hasta ser dominante sin apenas permitir ver su posible construcción social-. Según el posmodenismo progre todo es construcción social salvo la enfermedad mental llamada disforia de género. Eso es natural, normal, no construido. Es auténtico y originario.
Los niños y los adolescentes (y aquí utilizo el masculino genérico contra la bobalicona opinión de feministas y demás ralea en torno al lenguaje inclusivo, propio de analfabetos que pervierten el lenguaje por razones ideológicas y políticas) tienen muchos problemas para echarles sobre sus espaldas otros problemas más. Ya basta de alienaciones y de engaños y de embelecos aprovechándose de la inmadurez de las personas aún en edad escolar. Dejad en paz a nuestros niños.
Parece ser que la crisis de la adolescencia es más complicada para las chicas que para los chicos porque el cuerpo de las mujeres sufre cambios más intensos y bruscos y rápidos. Ahí están los casos de bulimia y anorexia así como las autolesiones amén de ansiedades y depresiones. “Aun cuando la inmensa mayoría de los adolescentes salen adelante, la mayoría de los problemas psicológicos empiezan en la adolescencia.”
La terapia afirmativa, la transición inmediata al otro sexo tomando como único criterio la certeza subjetiva de la conciencia del individuo, incorregible por definición trae como consecuencia que algo tan volátil como los sentimientos, los contenidos de la conciencia como pueden variar, pueden variar su orientación en sentido opuesto llegado el caso. Pero ya no hay vuelta atrás. Los cambios farmacológicos y quirúrgicos no son reversibles, con los consiguientes daños ocasionados por haber hecho la transición de manera precipitada y poco pensada. El número de arrepentidos va en aumento. “El creciente número de personas arrepentidas que emprenden la destransición sugiere que la transición no parece que sea siempre la mejor opción, tanto más si ya implica cambios irreversibles.” La mera evidencia subjetiva, psicológica no es criterio suficiente como para tomar la decisión de someterse a hormonación y a cirugía. Nadie nade en un cuerpo equivocado. No hay un alma como sustancia separada del cuerpo.
Esto de un alma encerrada en un cuerpo nos recuerda el dualismo platónico, hindú, a Pitágoras y a los gnósticos y a los neoplatónicos. Metafísica rancia, casposa, sin rigor y anticientífica. Pura mitología espiritualista.
Es difícil que un varón esté en el cuerpo de una mujer puesto que el cerebro de un varón y el de una mujer son muy similares, indistinguibles. “el cerebro humano no es ni de mujer ni de varón. Más bien es un mosaico de aspectos, algunos más comunes en mujeres, otros más comunes en varones. Este mosaico cambia continuamente a lo largo de nuestras vidas, como el patrón siempre cambiante de las piezas coloreadas en un caleidoscopio.”
Se propone como alternativa filosófica al dualismo alma/cuerpo la fenomenología. “La alternativa filosófica al dualismo alma/cuerpo, o, en su caso, cerebro/cuerpo, representado por el ya mantra del cuerpo equivocado se encuentra en la fenomenología. Esta ofrece otra explicación del llamado “cuerpo equivocado” en términos del cuerpo vivido: el cuerpo situado en un contexto sociocultural. El concepto de “cuerpo vivido supone las influencias que las condiciones culturales –normas, prácticas sociales, significados, interpretaciones, valores- tienen para las experiencias corporales, incluyendo la identidad de género. La experiencia corporal se entiende a través del entrelazamiento de la discursividad, la materialidad y la subjetividad.”
Es que ocurre simplemente que en realidad nadie nace en un cuerpo equivocado. Qué tiempos aquellos en los que hay que defender lo evidente frente a las chaladuras de los ideólogos. En el siglo –V los filósofos tenían que luchar contra los sofistas. En el siglo XVIII los ilustrados contra el clero y ahora los racionalistas, materialistas, la gente con buen sentido, tenemos que luchar contra el progresismo y contra todo su cortejo de iniquidades e ideologías basura.
La transexualidad no es una enfermedad biológica. Esto habría que darlo por sentado. No es algo que requiera soluciones médicas. Hay que pensarla como algo social, cultural y político. Sin embargo, “Las nuevas políticas emprenden la transición cuanto antes, cuando lo más prudente sería un “contexto más abierto en relación con los itinerarios vitales de sus hijos, y más positivo, en relación con su propio cuerpo y su sexualidad, de lo que sucede hoy.” Estas nuevas políticas son retrógradas, opresoras y represoras. Dejan en manos de los médicos el asunto de la transexualidad.
“Nadie está atrapado en un cuerpo equivocado. Para empezar, éste es un concepto él mismo equivocado, “atrapado” en el dualismo alma-cuerpo. Tampoco es sostenible en su versión cerebro-cuerpo cuando se habla por ejemplo de un cerebro de mujer en un cuerpo de varón o al revés. No existe un tal cerebro de varón o mujer, si acaso un mosaico de aspectos convencionalmente considerados masculinos y femeninos. La expresión atrapado en un cuerpo equivocado no es un hallazgo científico, ni un concepto propiamente clínico. Tampoco es progresista. Es en realidad un eslogan, ahora ya un mantra, ciertamente efectista, aunque engañoso, que forma parte ya del imaginario colectivo alimentado por los medios, donde se presta, y esto sería lo peor, a una concepción biomédica patológica. En realidad, donde están atrapados los niños y los adolescentes con malestares de género es en discursos como éste del cuerpo equivocado, que abocan al enfoque afirmativo sin más miramientos.”
Nosotros pensamos que en caso de darse disforia de género lo mejor sería adaptarse mentalmente a tal situación, convivir con la situación en vez de hormonarse y someterse a la cirugía. Suponemos que los sentimientos son cambiantes, en cambio, los cambios físicos, quirúrgicos, son irreversibles.
El enfoque afirmativo consistente en la transición inmediata fármacos, hormonas y cirugía mediante al sexo opuesto es un enfoque erróneo. “Para nada estamos poniendo en cuestión la realidad de la identidad sentida. La cuestión es cómo se hace real. Lo hace en el contexto señalado de los tiempos difíciles de la infancia y la adolescencia, cuando el cuerpo viene a ser el lugar de los malestares, más que su origen. Lo peor es que está fundado en errores científicos. “El enfoque afirmativo, por bien intencionado que sea, no está exento de problemas. Para empezar, no todos los casos son iguales como para ofrecerles una “talla única” Por otra parte, puede ocasionar daños irreversibles para quienes quieran volver atrás, un fenómeno cada vez más frecuente. Finalmente no resuelve todos los problemas, incluso a aquellos para quienes sea la opción más adecuada. En realidad, el enfoque afirmativo es más políticamente correcto que correcto científicamente.”
Los autores del libro a continuación señalan la falsa dicotomía entre terapia de conversión, consistente en adaptar a la mente al cuerpo real del sujeto. Y la terapia afirmativa o enfoque afirmativo: someter al cuerpo al sentimiento íntimo del sujeto. El enfoque afirmativo merece más críticas puesto que es el que las administraciones, ideólogos y activistas propugnan de forma dogmática y fanática sin resultados evidentes y positivos en muchos casos y además, como hemos dicho antes, un enfoque irreversible. Los autores señalan que en algunas ocasiones un enfoque será más adecuado que otro para los individuos afectados.
La disforia de género es un efecto del malestar social, del malestar en la cultura. “Las sociedades se organizan en orden al bienestar de los individuos, pero también generan malestares y cuando es ése el caso, las mismas sociedades organizan igualmente los modos de estar mal. La disforia de género viene a ser hoy una forma de canalizar una diversidad de malestares en torno al cuerpo, el sexo y el género.”
Dicen los autores: “Entretanto, bienvenidos son el respeto y los derechos de las personas trans, gracias al activismo, esperando que se traduzcan en tolerancia social para la diversidad de género que acabe con la disforia de transgénero, según entendemos que esta disforia sería debida a la rigidez de las categorías de varón y mujer, no a un cuerpo equivocado. Es un problema social más que clínico médico-quirúrgico. Tal es la tesis de este libro.”
Tanto rato atacando el progresismo a través de uno de sus vástagos legítimos más famosos y acaban empleando el mismo lenguaje ideológico progre. A ver, respeto merecen todas las personas por igual. Derechos, los derechos son universales, humanos y ciudadanos. No hay derechos trans, como de la mujer, o de colectivos particulares. No hay que recurrir al término género para ocultar y escamotear el sexo. Que son siempre dos sexos: masculino y femenino. La distinción entre XY y XX es tajante, esa rigidez es kata physin, por naturaleza. Dejemos de hacer concesiones en el lenguaje a los sofistas. No hay necesidad alguna de caerles bien a los sofistas.
En resumidas cuentas una ideología basura tan endeble como es el transexualismo hubiera merecido un libro con menos cantidad de páginas. Los autores hacen un buen análisis filosófico-categorial de la cuestión transexual y proponen soluciones muy ajustadas. Creemos que el libro es útil y está bien para que la opinión pública se entere de la problemática transexual y de las supercherías e imposturas de los ideólogos progresistas que las sostienen con fines interesados que responden a la fase de desarrollo capitalista por la que atravesamos que requiere una tanatopolítica, esto es una política malthusiana debido al desarrollo de las fuerzas productivas en la sociedad capitalista opulenta de mercado pletórico de bienes y de consumo.
Pioz, 31 de agosto de 2023.
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