El
filisteísmo.
Goethe
llama filisteo a la persona de espíritu vulgar, de escasos conocimientos y poca
sensibilidad artística o literaria. Los filisteos son ignaros y son aquellos en
los que hay que decir que están ausentes de la vida del espíritu.
Los
románticos definían como filisteo al hombre de espíritu mezquino, angosto y
prosaico. También era filisteo o lo hacía equivalente al término Spiessbürger,
burgués práctico, el burgués zafio. Heine decía que los filisteos eran aquellos
que en los domingos salían en ropa dominguera, se llenan los oídos de trinos de
gorriones y poética y convencionalmente saludan a la bella naturaleza.
Schopenhauer
a este respecto fue un auténtico luchador contra el filisteísmo, incluido el
filisteísmo de la filosofía universitaria. Filisteo es el hombre que carece de
necesidades espirituales. Por ello está incapacitado para poder disfrutar de
los placeres auténticamente humanos por lo que termina cayendo en el hastío y
en el aburrimiento. El odio del filisteo a la cultura tiene su causa en una
envidia secreta que trata el filisteo de ocultarse a sí mismo.
Nietzsche
trazó los rasgos del filisteo, también podríamos llamarlo el último hombre, el
nihilista o el sofista. Hoy en día el filisteo es el izquierdista y el
progresista. La izquierda es nihilismo pasivo absoluto y sofística, por
ejemplo, sujetos tales como Ignacio Sánchez-Cuenca o José Luis Villacañas
Berlanga por ejemplo o también los historiógrafos que escriben basura
historiográfica negrolegendaria contra España y son amigos de los herejes
protestantes ya sea en sus versiones luterana o calvinista del norte de Europa.
El
filisteo es un pulgón inextinguible es justamente lo contrario del verdadero
hombre culto; se cree cultivado, pero no lo está; como las instituciones
educativas están organizadas con arreglo a esta falsa cultura, él se siente
feliz así y parpadea. El filisteo es un ser negativo en sus odios y filias.
Pero a nadie odiará tanto como a los fuertes y creadores a quienes juzgará sin
piedad. Protegerá con mucho celo a quien le escucha y se deja guiar por él.
Sólo tiene que hacer dos cosas, mutación de la verdad y seguimiento fiel de las
modas a favor de corriente.
El
filisteo es fiel a las modas del momento. Retuerce las palabras y conceptos. Es
un sofista. Habla de salud cuando hay enfermedad. Su debilidad le hace perder
la verdad y la sencillez de pensamiento. El lenguaje se deshilvana hasta lo
ilógico. Afectación de superioridad, carencia de sabiduría y de rigor. Tienen
los defectos del periodista. Cultivadores de la doxa, filodoxos.
Hoy
en día el filisteísmo es el progresismo, la admiración ciega por la ciencia y
la tecnología, una actitud positivista.
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