Gustavo Bueno siempre tuvo un partido: España, su unidad y su grandeza. Eso lo tenía muy claro y puede ser considerado un nacionalista español, un patriota, un español biennacido.
Inicialmente fue antifranquista, compañero de viaje del PCE, admirador de la URSS, un rojo, ateo, antirreligioso, anticlerical, pero luego a partir del establecimiento del Régimen de 1978 derivó hacia la socialdemocracia. Cuando cae la URSS enuncia su filosofía política, su filosofía del Estado en 1991 con su "Primer ensayo sobre las categorías de las ciencias políticas". Su giro decisivo tiene lugar en "España frente a Europa", 1998, Se atrae entonces las críticas y las antipatías de las izquierdas. La crisis política del Estado español y del Régimen de 1978 le mueve entonces a criticar a la izquierda cínica, Bueno ya había ajustado cuentas con el diamat ya en 1972 y la crítica a la izquierda le va inclinando a posiciones políticas realistas, conservadoras y de orden. Todos los mitos progres de la socialdemocracia y del zapaterismo en particular fueron demolidos implacablemente por Gustavo Bueno. Su distanciamiento con las izquierdas no podía ya ser mayor. Definitivamente Bueno se hizo de derechas en sus últimos años. El materialismo filosófico se hizo conservador. La izquierda aparecía ahora claramente como una variedad de la sofística. El pensamiento izquierdista era pensamiento Alicia. Gustavo Bueno era ya un materialista de derechas, católico ateo en contra claramente del separatismo, aliado permanente de las izquierdas y de las alucinaciones de Podemos y de la demagogia sofística y de los mitos de izquierdas: el mito de la mujer, el mito del marica, el mito de la izquierda, el mito de la derecha, el mito de la clase, de la naturaleza, del animal, etc. Sin embargo, algunos de sus seguidores se confesaron y se confiesan aún de izquierdas, término carente de sentido, a no ser que conserve algún valor psicológico, motivacional, sentimental, porque no se sabe muy bien qué significa eso y encima para complicar las cosas tales individuos afirman ser patriotas españoles, pero finalmente en los hechos se ecualizan tales posturas de izquierda celeste con las tesis de la izquierda terrestre, la realmente existente. En fin, que la izquierda es sofística e incompatible por ello con la verdadera filosofía.
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