Algunos seguidores de Bueno se autodefinen como individuos de izquierdas o de izquierda. Sostienen como hace la película de 2015 sobre Bueno que hemos criticado hace ya algún tiempo en este blog, que Gustavo Bueno era de izquierdas. Bueno criticó a la izquierda cínica, a todos los tópicos de izquierda y alabó al capitalismo y al mercado pletórico de bienes.
Actualmente algunos de los antiguos discípulos de Bueno se autodenominan como hombres de izquierda, pero es que yo no sé qué significa eso hoy. Con la ecualización entre izquierda y derecha en los modernos Estados del Bienestar se ha constituido un consenso socialdemócrata que podemos calificar como de derechas porque busca la estabilidad, la eutaxia política, conservar el capitalismo, la propiedad privada y el mercado y de acuerdo con la tradición esto solía denominarse derecha. La derecha hoy es el Estado y la izquierda, si la han es lo contrario, la revolución si no bolchevique, sí populista o indefinida. Por lo demás tales discípulos de Gustavo Bueno ignoran que la derecha primaria, la del Antiguo Régimen ha desaparecido hace ya mucho tiempo. Denominarse de izquierdas sólo tiene un valor psicológico, motivacional, pero carece de todo contenido si se dice a continuación que se defiende al Estado, a la Patria, a la Nación. Yo llamo a estos discípulos de Bueno la izquierda celeste porque sólo existe como proyecto o como algo sin eficacia causal en la Tierra, en el mundo sublunar, aunque puede haber perfectamente otros tipos de izquierda celeste no materialistas sino idealistas: fundamentalistas democráticos, europeístas, en torno a la ideología del Estado de derecho, en torno a la ideología de los derechos humanos, etc. Todas ellas sin ninguna eficacia causal sobre la política española real actual. Esperando encarnarse algún día en alguna organización política que tendrá que definirse como o bien izquierda terrestre antisistema o bien derecha, el Estado.
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