El
padre Juan de Mariana es el más destacado monarcómaco católico. Es un pensador
de la Contrarreforma. Su doctrina del tiranicidio, así como su idea de
potenciar el papel político de los obispos es una idea en la que coincide con
otros jesuitas de la contrarreforma.
Nace
en Talavera de la Reina (1536) y muere en Toledo el 16 de febrero de 1623.
En su
De rege et regis institutione (1599) es en donde Mariana formuló su teoría del
tiranicidio que defendió como algo necesario. En el Libro I. Cap. V queda planteado
el tema del tiranicidio. Distingue Mariana entre rey y tirano. A continuación
se plantea el problema de “si es lícito matar al tirano” (cap. VI). Comenta los
hechos relativamente recientes de Francia en 1588: el asesinato del duque
Enrique de Guisa, jefe del partido católico por parte del rey Enrique III de
Valois y el asesinato de éste por parte de Jacobo Clemente y la consiguiente
muerte del tiranicida.
“Así murió Clemente, considerado por los más como
una gloria eterna de Francia, cuando sólo contaba veinticuatro años. Era de
modesto ingenio y de cuerpo no muy robusto, pero algún impulso superior aumentó
sus fuerzas y vigorizó su alma” (73-74) [Los números entre paréntesis que
siguen a las citas remiten a las páginas de “La dignidad real y la educación
del rey”. Introducción y traducción de Luis Sánchez Agesta. Madrid, 1981.
Mariana
defiende el tiranicidio porque el pueblo es el titular del poder político.
Mariana defiende que es necesario el tiranicidio cuando no existen otros medios
para conseguir que el tirano abandone el poder político. El problema es cuando
el rey se convierte en tirano. Teniendo un origen legítimo su poder, sin
embargo, por sus actos este poder político deviene ilegítimo. Cuando no es
posible que los estamentos del reino hagan nada porque el tirano bloquea sus
movimientos o sus reuniones, cabe recurrir a la acción privada, individual,
particular cuando no es posible que el cuerpo de la Nación actúe. Prohíbe
Mariana la muerte por envenenamiento del tirano porque entiende que así el
tirano se mataría a sí mismo (Cap. VII.).
Es que
ocurre que la obediencia es voluntaria. El poder político del gobernante deriva
su legitimidad y legitimación por el consentimiento voluntario de los
gobernados. La titularidad del poder político le corresponde a la sociedad
política, no al rey. Al rey le corresponde el ejercicio del poder. Mariana es
partidario de la monarquía limitada por las instituciones medievales, como
ocurría en Aragón con sus Cortes, que servían para defender las leyes. El poder
real está así limitado. No está por encima de las leyes. Princeps non est
solutus legibus. El rey está sometido a las leyes, que emanan de la república y
no del mismo rey.
22 de marzo de 2017.
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