domingo, 7 de agosto de 2016
La muerte de un gigante (Gustavo Bueno)
No nos hacemos una idea adecuada de la magnitud de la figura de Gustavo Bueno. Su muerte dejará un gran vacío. Sus obras e ideas en cambio, llenarán el siglo XXI. Su legado pervivirá durante los próximos siglos, nos sobrevivirá y rebasará. El materialismo filosófico ya forma parte de la historia universal de la filosofía y de España, claro. Ahora ser buenista o materialista filosófico es el comienzo del filosofar. Es estúpido y ridículo, provinciano, cateto, tratar de ignorar a Gustavo Bueno, el genio, el único filósofo del presente con sistema filosófico potente, completo. El pensamiento actual es zafio, infantil, lleno de tópicos que se dan por admitidos sin crítica y de manera bobalicona para agradar al vulgo y a las élites. Partiendo de la filosofía clásica y del materialismo dialéctico elaboró Gustavo Bueno su ontología materialista recuperando el esquema trimembre wolffiano para superar la estrechez del marxismo y del materialismo dialéctico. Su materialismo en filosofía de la ciencia le llevó a superar el simplismo dualista de Gaston Bachelard y Althusser y a plantear la gnoseología del cierre categorial desde el hiperrealismo, la gnoseología se configuraba así como una continuación de la ontología, la ciencia es un hacer y deshacer operatorio y quirúrgico. Esto producía el efecto de superar a las otras escuelas de filosofía de la ciencia contemporáneas. Ahora, fallecido este gigante, quedan sus obras, escritos, teselas, productos audiovisuales en los que ejercita su sabiduría y destruye los mitos del vulgo firmemente arraigados en nuestro presente. Gustavo Bueno era un filósofo grande, genial, perdurable que perdurará a lo largo de siglos por las nobles verdades y nobles doctrinas que nos ha dejado. Gustavo Bueno era la conciencia lúcida de España, primero contra el franquismo, luego contra su hijo legítimo, el Régimen de 1978. Un patriota, un español serio, biennacido, católico ateo. Ahora la tarea del pensamiento es retomar su filosofar y trabajar con su legado, un legado grandioso e inmenso lleno de verdad y de racionalidad.
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