Este
último libro de Gustavo Bueno “Zapatero y el pensamiento Alicia”, Editorial
temas de hoy, 2006, Madrid. 357 páginas, es un libro de evidente intervención
política en los asuntos nacionales españoles. Gustavo Bueno arremete contra un
Gobierno de malandrines, que merced a una casualidad favorable, (atentados del
11 de marzo de 2004, hábilmente manipulados por Jesús de Polanco y PRISA y el PSOE,
desembocando así en la jornada electoral de 14 de marzo de 2004) llegaron al
poder de forma feliz para los intereses del PSOE en 2004.
El Presidente del Gobierno de España,
José Luis Rodríguez Zapatero es un fiel exponente del Pensamiento Alicia. Es la
fase superior de la degeneración de la ideología de la izquierda
socialdemócrata, de la ideología del PSOE. No se trata de un pensamiento
utópico. “El Pensamiento Alicia procede representándose un mundo distinto del
mundo real, y no sólo esto, sino, lo que es más interesante, un mundo al revés
de nuestro mundo, como es propio del mundo de los espejos”.[1] El
Pensamiento Alicia es una deformación ideológica de la conciencia de tipo
infantil, ingenuo, simplón. Dice Gustavo Bueno: “Pero al representarse el mundo
al revés, el pensamiento Alicia no quiere tener conciencia de las dificultades
que habría que vencer para llegar a él, ni, por tanto, de los métodos o caminos
que sería preciso habilitar. Todo es mucho más sencillo: se tiene la voluntad
de pasar a ese mundo al revés y basta.”[2]
Un libro sobre el Pensamiento Alicia es
fundamental en España ahora. Es necesario para que el público conozca la
estructura de tales secreciones ideológicas. Ocurre que el PSOE ha adoptado una
ideología pensamiento-Alicia como doctrina oficial. Lo mismo ocurre con IU-PCE.
La izquierda socialista desemboca por degeneración en el pensamiento Alicia, la
fase superior del progresismo. La izquierda comunista desemboca por
degeneración en el pensamiento Alicia, la fase superior del comunismo. Es la
confluencia final de socialismo y comunismo en la necedad infantil. La
enfermedad senil del socialismo y del comunismo es igual que la enfermedad
infantil del socialismo y del comunismo. Los restos del naufragio de estas dos
izquierdas se convierten al pensamiento Alicia. Ya no tienen nada que
ofrecernos. Si el pensamiento Alicia fuese sólo una locura subjetiva propia de
sujetos individuales y particulares ociosos en la vida privada, no debiera
preocuparnos semejante engendro ideológico. Ahora bien, el presidente del
Gobierno de España está poseído de semejante locura y todo conspira para pensar
que a lo mejor está loco subjetivamente ZP y no sólo de forma objetiva, al
poseer o segregar semejantes elucubraciones demenciales-infantiles-delirantes. Esto significa que la clase política del
bloque histórico progresista en el poder en España concibe el mundo al revés.
He ahí la peligrosidad del Pensamiento Alicia.
El pensamiento Alicia es infantil, pero
también pudiera ser el resultado de la evolución de la mentira socialista o
comunista. Mentiras que finalmente se convierten en delirios demenciales por la
pérdida de referente fisicalista de semejantes mentiras. El Pensamiento Alicia
bien pudiera decirse que es infantil pero también que es la demencia senil de
las dos izquierdas definidas (socialismo y comunismo) que venimos comentando.
El PSOE, fundado en 1879 ya tenía
Pensamiento Alicia derivado del krausismo de Giner de los Ríos. Desde 1982 se
dedicó con ahínco a destruir la enseñanza en España, consiguiéndolo finalmente.
He ahí un ejemplo de los efectos perniciosos del Pensamiento Alicia. Bueno pone
otros ejemplos: Los matrimonios homosexuales. Juan Fernando López Aguilar
razonaba así: “Como se quieren”…….Pues nada, matrimonio. Lo mismo puede decirse
de los chimpancés para declararlos personas, esto es sujetos de derechos y
obligaciones con capacidad de obrar o de las comunidades autónomas, que pasan a
ser consideradas naciones. Una vez que la socialdemocracia realiza su programa reformista en dirección al Estado social, la socialdemocracia en su afán por sobrevivir en las democracias de mercado pletórico de bienes, opta por propuestas extravagantes en lo moral, en la destrucción de las instituciones de la capa conjuntiva de la sociedad burguesa. Y ahí creo yo que se encuentra el origen del pensamiento Alicia.
El pensamiento Alicia es un pensamiento
simplista. “El simplismo de Alicia no es ocasional, es sistemático, de
principio, y está organizado en función de ciertos ideales prácticos,
“confortables, amables, pacíficos”[3]. En
el caso español esta degeneración ideológica procede del krausismo de Sanz del
Río.
El pensamiento Alicia se manifiesta de
muchas maneras y en los campos más diversos. El monismo metafísico es un
pensamiento Alicia en filosofía. “La llamada “filosofía de los científicos”
suele ser un pensamiento Alicia orientado filosóficamente. Acaso el principio
más característico del pensamiento Alicia, en el momento en el cual se
despliega hacia horizontes filosóficos, sea éste: “Todo está relacionado con
todo”, principalmente si este principio está conjugado con una ideología
armonista”.[4] La filosofía camina entre
la metafísica (monismo) y el nihilismo (atomismo: nada está relacionado con
nada). Parece que el pensamiento Alicia se corresponda más con el monismo que
con el atomismo. Es que es un pensamiento bobalicón optimista.
El Pensamiento Alicia de ZP se denomina
“pensamiento Zapatero”. Las ideas del Presidente encarnan perfectamente la
metodología del pensamiento Alicia.
El pensamiento Alicia forma parte de la Historia del
Pensamiento. Me pregunto si acaso el pensamiento Alicia forma parte también de
la Historia de la Filosofía. Si es
cierto lo que dice Cicerón de que no hay necedad que no haya sido defendida por
un filósofo, bien podría decirse que la Historia de la Filosofía contendría al
pensamiento Alicia por lo menos en la versión de la filosofía monista o idealista.
Un ejemplo de pensamiento Alicia en la Historia de la Filosofía es Krause y por
supuesto también Sanz del Río. Parece que Bueno se inclina por situar al
pensamiento Alicia en la Historia del Pensamiento y no en la Historia de la
Filosofía. Por lo demás, como dice Bueno, “Las reflexiones que físicos,
biólogos o matemáticos ofrecen, una vez jubilados, sobre sus ciencias
respectivas suelen llamarse “pensamiento” (Últimos pensamientos). Y, desde
luego, está ya muy consolidada, académica y editorialmente, la distinción entre
Historia del Pensamiento y la Historia de la Filosofía.”[5]
El libro de Gustavo Bueno procede al análisis de once
tropos o tópicos del pensamiento Alicia. En el análisis Bueno llega a hacer
filosofía académica de muy denso calado y contenido. Por eso, he preferido
seleccionar los contenidos que he estimado importantes y fáciles de resumir.
Esta recensión es una interpretación discutida y discutible del libro de Bueno,
pero me parece que expresa el pensamiento político profundo de Gustavo Bueno.
El primer tropo del pensamiento Alicia es la famosa
alianza de civilizaciones. Ocurre que no se sabe muy bien en qué consiste
semejante alianza de civilizaciones.
El segundo tropo del pensamiento Alicia es la
afirmación de ZP de que como mujer él no tiene patria. Aquí ZP se convierte en
un feminista radical, incluso en un feminista lesbiano. Ya la ilustre feminista
Lidia Falcón afirmaba la necesidad de la dictadura del matriarcado: “Porque si
Lenin afirmaba que marxista sólo es el que hace extensivo el reconocimiento de
la lucha de clases al reconocimiento de la dictadura del proletariado –decía
Alicia hablando ahora por boca de Lidia Falcón, en su Discurso sobre el poder
feminista- , debemos decir de una vez por todas que feminista revolucionaria sólo
es la que hace extensivo el reconocimiento de la lucha de clases entre el
hombre y la mujer al reconocimiento de la dictadura de la mujer, y en esto
estriba la diferencia entre una feminista revolucionaria y una feminista
reformista”.[6] ZP asumía como propio tal
discurso feminista de la diferencia. Se
trata de interpretar la diferencia de clases como diferencia sexual y de
considerar la lucha de clases como lucha de sexos. “Este pensamiento Alicia
podría ahora traducirse de este modo (si Alicia asumiera el oficio de
prostituta): “Como mujer no tengo patria, mi patria es el mundo”. Este
pensamiento Alicia equivale ahora al inicio de un proyecto que podría concebir
como objetivo ventajoso para la clase femenina una asociación de “prostitutas
sin fronteras”. Lo que queda muy lejos, aunque no sea contradictorio en el
fondo, de la idea de humanidad. Pues se trataría sólo del ideal de un sindicato
de prostitutas que quiere solidarizarse con otros sindicatos homólogos en otros
países.”[7]
Este
pensamiento es confuso y simple. ZP no sabía lo que decía, igual que con la
alianza de civilizaciones tampoco sabía muy bien lo que decía. No se puede
decir que ZP siquiera hubiera ejercitado la operación de pensar. Es más, es un
pensamiento contradictorio entre la proposición “No tengo patria” y la
proposición “Mi patria es el Mundo”. Entonces, “Alicia, una vez que la rosa
hubiera aclarado su pensamiento, debiera reformularlo de este otro modo: “Como
mujer, salvo que sea miembro de un sindicato de prostitutas sin fronteras, tengo,
hoy por hoy, una Patria.”[8]
El tercer tropo progresista o pensamiento Alicia
consiste en afirmar simplonamente que “hablando se entiende la gente”. Esta vez
fue un miembro de la ilustre dinastía de los Borbones quien afirmó tal
expresión lingüística en presencia de un antimonárquico, antisistema,
antiespaña y separatista, un tal Benach. Claro, que como el rey de España no se
opone al separatismo, no es de extrañar tal actitud.
No siempre hablando se entiende la gente. Hay cosas de
las que conviene no hablar por el bien público, por la tranquilidad pública,
por la eutaxia del régimen. “El aforismo que nos ocupa puede resultar
especialmente peligroso en la vida política, en general, y en la democracia, en
particular. No sólo porque también la
democracia tiene sus arcana imperii, de los cuales no conviene hablar (arcanos
o secretos que deben mantenerse reservados o clasificados como secretos), sino
también porque la democracia no tiene por qué tolerar que la gente hable de
cualquier cosa y como quiera “expresando libremente su pensamiento”, invocando
como principio sagrado (en realidad: metafísico-espiritualista), aquel que dice
que “el pensamiento no delinque”.[9]
El
aforismo “Hablando se entiende la gente” sólo vale cuando ya se ha entendido la
gente previamente en un idioma común. Si el aforismo se enuncia en general, sin
decir a qué contenido se refiere, entonces es puramente retórico, estúpido,
confuso, frívolo o incluso imprudente y peligroso.
El cuarto tropo progresista o del
pensamiento Alicia es sobre Franco. Franco se levantó contra la república
española el 18 de julio de 1936. La guerra civil fue cruel. Con la ayuda de las
potencias fascistas europeas, la democracia española fue destruida. Los
cuarenta años de la dictadura franquista son tinieblas medievales. Son un
tenebroso paréntesis. Desde 1978 ha vuelto la luz a España. Hay que mantener
viva y fresca la memoria histórica de la república. Así las jóvenes
generaciones apreciarán lo bueno que es nuestro régimen de 1978 y lo malo que
fue el franquismo. Hay que ser antifranquistas todavía hoy en día.
Cuando en 1993 el PSOE podía perder las
elecciones, comenzó entonces el movimiento para recuperar esa memoria histórica
selectiva. El PP representaba al franquismo y el PSOE a la democracia. Y desde entonces
se repite la misma historia. La memoria histórica consiste en afirmar que el PP
es franquista y los demás son buenos, republicanos, de izquierdas y
progresistas. Esto es la democracia de 1978. “Lo más antidemocrático que cabe
imaginar es que el partido político de la oposición, en plena campaña
electoral, esgrima contra el partido antagonista sus supuestas vinculaciones
con el franquismo: se trata de golpes bajos que nada tienen que ver con la
democracia. Hablar, a título reivindicativo, de la “memoria histórica” es
buscar no el entendimiento, sino la confrontación, dentro de la lucha
partidista y electoralista: es volver a hablar llamando asesino a Santiago
Carrillo por su supuesta y no probada responsabilidad en Paracuellos; es llamar
asesino a Manuel Fraga por sus discutidas, pero no juzgadas actuaciones como
ministro de la Gobernación en la época de Franco.”[10] Hay
que decir algo a este respecto. Ya sí está probada la responsabilidad de D.
Santiago Carrillo Solares en las matanzas de Paracuellos de noviembre-diciembre
de 1936. Fueron ejecutados más de 5000 individuos. Los archivos de la antigua
URSS así lo certifican. Lo de Manuel Fraga Iribarne asciende como mucho a 4
muertos. El problema es que Fraga no va por
ahí dando clases de ética ni de democracia y Santiago Carrillo sí lo hace precisamente
en la cadena SER. He ahí la diferencia.
La
Segunda República nació con un golpe de Estado. La República se instauró de un
modo poco democrático, poco ortodoxo. Se “interpretó la victoria electoral que
en unas elecciones municipales habían tenido los candidatos a concejales
republicanos en algunas capitales de provincia y ciudades industriales como
victoria de la República, aun cuando el número de votos monárquicos fue
superior en el conjunto de España (¿o es que se quiere decir que los electores
de ciudades, villas y municipios rurales, atenazados por los caciques, no
tenían libertad de voto, en cuyo caso las elecciones debieran haberse declarado
nulas?). El rey había abdicado, pero el poder fue tomado por una suerte de
golpe de Estado incruento por Miguel Maura (el animoso) y Manuel Azaña (el
timorato, por no decir lleno de temor a que lo ametrallasen), cuando desde un
taxi entraron, en aquella tarde, en el Ministerio de la Gobernación, en la
Puerta del Sol de Madrid, tras recibir el saludo de la guardia sorprendida y
conminar al oficial mayor a retirarse del despacho del ministro a la mayor
brevedad posible.”[11]
Por lo demás, la Segunda República
carecía de un proyecto político común. Incluso los propios republicanos
decidieron desobedecer las propias leyes que ellos mismos habían aprobado.
Nunca hay que olvidar el intento de
golpe de Estado revolucionario de octubre de 1934, el más importante en Europa
desde 1917 en Rusia.
Hay que decir la verdad. El golpe de
Estado del 18 de julio de 1936 fue dado en nombre de la República. Hay que leer
a Pío Moa, Stanley Payne, Ricardo de la Cierva para enterarse de la verdad
histórica.
“En conclusión, es inadmisible que
Alicia, en su estupidez, siga diciendo que “aquella República que había
aparecido en el bosque sin romper un solo cristal, que llevaba leche y miel a
su abuelita decrépita, España, fue atacada por un lobo feroz llamado Franco”.
Muchos lobos la habían atacado antes, y Franco fue, eso sí, el lobo que atacó no
a Caperucita, sino a los otros lobos que la acechaban.”[12]
La dictadura de Franco era apoyada por
la mayor parte del pueblo español. “Los cuarenta años no fueron solo la época
del terror que una abuela, España, hubiera experimentado aprisionada en la panza
del lobo (entre otras cosas, porque mucho más de la mitad de España no se
sentía prisionera y vencida, sino vencedora). La represión franquista hasta que
acabó la Segunda Guerra Mundial fue tremenda, sin duda, pero tampoco es exacto
decir que fue la represión contra una España vencida.”[13]
Hay que tener una visión objetiva,
científica, veraz y dialéctica del franquismo y no ese maniqueísmo simplón,
barato y falso del progresismo o del pensamiento Alicia.
España bajo el franquismo se convirtió
en un país capitalista avanzado. En el fondo la República no hizo nada. No
podía hacer nada en sólo cinco años. Se creó un mercado pletórico de bienes,
condición sine qua non para que haya un Estado democrático.
Además, la represión sólo afectó a una
parte insignificante de la población. “Lo significativo, desde el punto de
vista funcional, histórico, social y político, es esto: que los efectos de la
dictadura, terribles para quien tuvo que sufrir el fusilamiento, la cárcel o el
exilio, o para sus parientes, no afectaron a la gran masa de la población, sino
a una parte porcentualmente muy pequeña, y esto sin contar sólo a los
vencedores (la mayor parte de los “vencidos” se adaptaron o se transformaron en
fervientes falangistas, franquistas, o incluso en frailes y monjas).”[14]
Tampoco fue el franquismo un erial
cultural. Todo siguió adelante. La vida intelectual fue normal. Ni se notó la
ausencia de los antifranquistas. “Ni el franquismo fue tampoco el vacío
cultural, el erial del que tanto habla la memoria histórica. Si al exilio
habían marchado personajes como Alberti, Américo Castro, etc., en España
permanecieron, o volvieron a los pocos años, Baroja, Rey Pastor, Julio
Palacios, Julián Marías, Ortega, Zubiri, Marañón, Pérez de Ayala, etc. (Muchos
de estos nombres son considerados por los republicanos de hoy como las grandes
figuras de la Segunda República.)”.[15]
El pensamiento Alicia es simplista y
maniqueo. Divide entre franquistas y antifranquistas. “Es el simplismo de quien
pretende reducir el juicio histórico sobre la Guerra Civil, sobre Franco y el
franquismo, a una disyuntiva dilemática sencilla, que es lo que suele llamarse
por sinécdoque “maniqueísmo”: franquismo o antifranquismo; o bien, fascismo o
antifascismo; o bien, “derecha” o “izquierda”.[16]
La posición de Gustavo Bueno es
partidista, pero no sectaria ni maniquea ni parcialista. “Nuestro partidismo
sería total aunque negativo, si tomamos partido porque negamos la razón tanto a
una parte como a la otra.”[17]
El quinto tropo del pensamiento Alicia
versa sobre los derechos de los simios. Como los simios antropomorfos son muy
parecidos a los hombres como han demostrado la genética y la etología, conviene
extender los derechos humanos a los simios. El proyecto de extender los
derechos humanos a los simios es inane y redundante. Inane porque es imposible
dar algo a quien no puede recoger esos derechos ni ejercitarlos. Redundante
porque ya hay leyes para proteger a los animales de la crueldad humana.
El sexto tropo del pensamiento Alicia
versa sobre la solidaridad. Los hombres debemos ser solidarios los unos con los
otros para llegar así a la paz universal. Este principio es un principio
causado por un simplismo perezoso en el mejor caso, en el peor caso se
convierte en cómplice de las conductas más abyectas. Bueno propone ponerlo
junto al principio de insolidaridad formal.
El séptimo tropo versa sobre la memoria
histórica. La gente tiene que acordarse de la Segunda República, de la Guerra
Civil y del Franquismo para evitar que se repitan sus horrores. Se cree
erróneamente que la Historia es la ciencia de la memoria, pero esto es un
error. La Historia depende del entendimiento. Ahora los partidos de las
izquierdas o sus residuos institucionales buscan condenar el 18 de julio de
1936.
La memoria histórica es subjetiva, accidental,
psicológica, biográfica y la Historia es objetiva y científica. Llega un
momento en el que los políticos y demagogos que juegan con esta memoria
histórica caen en la estupidez como ocurre con Evo Morales cuando reivindica la
supuesta deuda histórica que España tiene con Bolivia, entidad no existente en
el siglo XVI. Claro, que en España esos casos de estupidez patológica se
registran con el BNGa o con los separatistas vascos o catalanes. España no debe
nada a esos malandrines.
Estos reivindicadores de la memoria
histórica paradójicamente reivindican también la damnatio memoriae de Franco y
del franquismo. Como si el franquismo no hubiera existido jamás. Igual se hizo
con el Emperador Domiciano a su muerte en el 96. O con la reina Hatsepsut o con
Amenofis IV. Es esta pues una memoria esencialmente selectiva. Lo que se busca
es la revancha, fruto del resentimiento, del odio y de la impotencia. Quieren
ganar a Franco después de muerto, porque vivos ni podían ni podrían vencerle.
El octavo tropo es el del pluralismo
cultural, que pondera las bondades de las culturas y del relativismo cultural.
Todas las culturas son iguales
“Lo más grave del asunto es que estas
tres actitudes o filosofías de la cultura que designamos como monismo cultural
(“etnocentrismo”, para sus adversarios), relativismo y pluralismo cultural no
se presentan como meras alternativas, sino como disyuntivas entre las cuales
hay que elegir. ¿De dónde deriva la disposición disyuntiva de estos tres modos
de entender las relaciones que entre sí pueden mantener supuestamente las
esferas culturales?”[18]
Es la Idea de las esferas culturales la
que está en la base de tales distinciones. La solución es la
desustancialización de la idea de las esferas culturales.
“Y este supuesto es el de las esferas
culturales, entendidas como entidades sustantivas que ofrecen al investigador
muy diversas “señas de identidad” de su sustancia (¿de qué si no?): de una
sustancia que se supone procedente de los tiempos más arcanos y que pretende
mantener su identidad, considerada como el valor supremo y sagrado. Pero no
existen esferas culturales en ese sentido. Las esferas culturales son sólo
construcciones ideológicas, pura y simplemente mitos.”[19]
Por
ello no hay conflictos entre las civilizaciones o culturas. “No cabe hablar,
según lo que hemos dicho, por tanto, de conflictos de culturas, o de conflictos
de civilizaciones; tampoco cabrá hablar de integración o de expansión de
culturas.”[20]
El noveno tropo es el de España y la
nación española. Zapatero-Alicia afirma que no pasa nada por utilizar la
palabra nación para designar a las comunidades autónomas. Zapatero cree que el
signo lingüístico es arbitrario y que por ello se puede llamar a las cosas como
queramos. Una cosa son los objetos y otra los significantes utilizados. Las
diferencias aquí no son diferencias de palabras, sino de conceptos. “Quienes
frívolamente creen “estar en el secreto” de este debate sobre las naciones,
nacionalidades y realidades nacionales, diciendo que lo que [21]en
este debate se dirime son meras “cuestiones semánticas” (entendiendo estas
cuestiones semánticas como “cuestiones nominalistas”), como dijeron más de una
vez en público personajes tales como Gregorio Peces-Barba o José Luis Rodríguez
Zapatero, no saben lo que dicen. No hacían más que atenerse al estilo de su
modo de pensar, que es el estilo del más genuino pensamiento Alicia.”
Inicialmente, hace años Gustavo Bueno
había distinguido entre nación biológica, étnica, canónica o política y
fraccionaria. En “España no es un mito” rectificó tal distinción introduciendo
el concepto de nación histórica. En esta ocasión las cosas quedan como siguen.
Así pues, “cabría decir, buscando “fijar conceptos”, que el término “nación” es
un universal que se despliega en tres géneros (que se presuponen los unos a los
otros, a partir del primero), a saber, el género de la nación biológica, el
género de la nación étnica y el género de la Nación política.”[22]
En el fondo estos géneros proceden por
despliegue de un núcleo ontológico, que en su curso va dando lugar a los
géneros de la nación. “Estos géneros se despliegan a su vez en distintas
especies, de las que citamos tres correspondientes al primer género (naciones
organismo, naciones parte de organismo, naciones grupales); otras tres
correspondientes al segundo (naciones periféricas, naciones integradas y
naciones históricas), y dos más correspondientes al tercer género (naciones
canónicas y naciones fraccionarias). Estas diversas especies o modos del
genérico “nación” no hay que entenderlas como meras alternativas independientes
de una tabla taxonómica, sino como fases de un despliegue evolutivo o histórico
global, con interacciones mutuas y muy profundas.”[23]
Por lo tanto, esto no es una mera
cuestión nominal. Nación no es un flatus vocis. Se trata de conceptos. Es un
problema político. Es una cuestión de poder. Es una cuestión de saber quién es
el Soberano, el que manda, el que establece la distinción entre amigo/enemigo.
España puede desaparecer. Esto está
claro. “Pero quienes defienden la Nación española, la nacionalidad y la
realidad nacional de España no están dispuestos a renunciar al significado
político de la Nación política española, como nacionalidad y realidad nacional
soberana en el terreno político, y como realidad étnico-cultural en el terreno
antropológico-histórico.”[24]
Sólo un traidor a la Patria es capaz de
decir que las naciones son una cuestión nominal o semántica. Por cierto, que en
estos momentos la Constitución de 1978 merced al Estatuto de Cataluña cabe
decir que es una constitución semántica a decir de Karl Loewenstein.
El décimo tropo del pensamiento Alicia
versa sobre la democracia. La democracia convierte a los hombres en personas y
en sujetos de derechos civiles y políticos. Hay que estar orgulloso de la
democracia y de ser demócrata. Sólo con la democracia el hombre es civilizado y
alcanza dignidad.
El demócrata fundamentalista considera
que la democracia organizada como Estado social de derecho es la forma
definitiva a través de la cual los hombres alcanzarán la libertad y la igualdad
política.
La disyuntiva que se establece pues, es
entre dictadura y democracia.
Según Gustavo Bueno, hay que tener
presentes dos distinciones. “La primera es la distinción entre la democracia
ideal (la Idea de democracia en cuanto forma pura de sociedad política, tal
como la conciben precisamente muchos de aquellos que se enorgullecen de ser
demócratas, que son a la vez, muchas veces, tratadistas de libros o de alegatos
a favor de la democracia) y las democracias realmente existentes.”[25]
“La segunda distinción la establecemos
entre la democracia formal (o forma de la democracia) y la democracia material
(o contenido de la forma democrática).”[26]
La forma genérica de la democracia o
democracia formal genérica es lo que se llama democracia procedimental.
La forma específica de la democracia es
el principio de igualdad de voto. Los votos a los votos son iguales.
La materia de la democracia es la Idea
de libertad objetiva, que brota de la sociedad capitalista de mercado pletórico
de bienes.
“La ampliación del sufragio universal
en las sociedades desarrolladas, premisa imprescindible para la consolidación
de las sociedades democráticas, fue un proceso estrictamente correlativo al
proceso de ampliación de los mercados pletóricos, y con ellos, de la ampliación
del “cuerpo de compradores solventes”, es decir, del incremento de la demanda
eficaz (y no sólo de la demanda intencional).”[27]
Por lo demás, la democracia tiene
límites. El grado de libertad del que goza el ciudadano no es como para
sentirse orgulloso de ser demócrata como afirma ZP. “Nadie pone en duda que el
régimen democrático tiene que ver con la libertad y con la igualdad de los
ciudadanos; pero en términos tan limitativos (respecto de las pretensiones
metafísicas a las que nos referimos) que sólo coyunturalmente, o relativamente,
estaría justificado que alguien se sintiera orgulloso al ser considerado como
demócrata.”[28]
La libertad positiva del ciudadano al
votar tiene muy poco peso estadístico. “Ahora bien, el voto individual tiene en
unas elecciones parlamentarias, un peso estadístico minúsculo; tanto es así que
su voto individual, en el caso de que se retirase del conjunto, sólo afectaría
al resultado final en una parte alícuota millonésima.”[29]
Entonces “el pensamiento Alicia, cuando
exalta a la democracia como el destino gozoso que los hombres ya han comenzado
a alcanzar en el curso de su progreso indefinido hacia la libertad y la
igualdad, se mantiene en el terreno abstracto y confuso de la ilusión propia
del más indocto simplismo.”[30]
Esto no significa que Gustavo Bueno
esté a favor de la dictadura. Simplemente está en contra del pensamiento Alicia
sobre la democracia. Está en contra del fundamentalismo democrático, de la
metafisica.
“Lo que estamos intentando insinuar es
la conveniencia de la liquidación de estas ideas sublimes sobre la democracia
que la “clase política” suele alimentar como modo de su propia exaltación; lo
que estamos intentando es sugerir la necesidad de limitar las pretensiones de
esa clase política, en el conjunto del curso de las sociedades modernas.”[31]
Hay que rechazar el fundamentalismo
democrático que intenta convencernos de que todo se soluciona con más
democracia y hacernos creer que la
democracia es la base de todo. “Por ello, hay que rechazar la tendencia creciente
a juzgar, positiva o negativamente, en nombre de la democracia, sobre asuntos
que no tienen que ver directamente con ella. Como si la democracia fuese la
fuente de todos los valores y el valladar contra todos los contravalores. “La
democracia no puede tolerar el terrorismo”, pero ¿acaso la aristocracia o la
autocracia lo toleraban? La orquesta, la escuela, el ejército y hasta el fútbol
progresarán decididamente si asumen la forma de una organización democrática
(de una orquesta democrática, de una escuela democrática, de un ejército
democrático, de un fútbol democrático. Todas estas conclusiones “democráticas”
son sinsentidos de un pensamiento Alicia que confunde todo con la brocha gorda
y demagógica de la libertad y de la igualdad democráticas”.[32]
El undécimo tropo del pensamiento
Alicia versa sobre el humanismo. Todos los hombres somos hermanos y tenemos que
ser humanistas.
El hombre es la medida de todas las
cosas. Este humanismo tiene mucho que ver con la sofística de Protágoras,
incluso con el pensamiento Alicia de Giner de los Ríos. No hay que enseñar
nada. Sólo a ser hombre. La educación del hombre asume según Giner de los Ríos
“la función de formar al hombre en cuanto hombre, y no como médico, como
arquitecto, como abogado….”[33]
Ahora se habla de aprender a aprender, vaciedades formalistas de la pedagogía
Alicia que tenemos que soportar en las instituciones de instrucción pública.
Lo que pasa es que ese hombre
originario no ha existido jamás. “La persona humana es una institución
(cultural, social, política, jurídica), pero cuyos contenidos no son unívocos.”[34] A
los progres les gusta decir que antes que españoles son hombres o que como
mujeres no tienen patria.
Los progres usan el humanismo para ir
contra la guerra –como si se pudiera evitar la guerra. No han leído a Heráclito
ni a Clausewitz-, contra la pena de muerte, que es muy mala para la salud y la
vida sexual y para postular la democracia, como si los hombres sólo pudieran
ser hombres en la democracia.
Gustavo Bueno critica a continuación
dos panfletos humanísticos, uno es el de Sanz del Río, “El Ideal de la
Humanidad”. Este escrito ha influido decisivamente en el PSOE. Don Julián Sanz
del Río introdujo en España el pensamiento Alicia. Ahí está su mérito. El
principio del humanismo es racional según él. Esto es puro dogmatismo. Además,
hay que creer en Dios. Sustituimos el catolicismo por el deísmo masónico. El
proceder de Sanz del Río es dogmático.
Sanz del Río niega la divinidad de
Cristo. Niega el pecado original. Todos los hombres son buenos por naturaleza.
El racionalismo de Sanz del Río consiste en atacar a la Iglesia Católica.
El humanismo de Sanz del Río consiste
en afirmar que la humanidad es el reflejo de Dios en la Tierra. Es de un
simplismo aterrador. Es el pensamiento Alicia en estado puro. Es un humanismo
consistente en creer en un Dios y no en la Santísima Trinidad. Negar al Dios
Uno y Trino y sustituirlo por un Dios rígidamente UNO, como Allah.
El progresismo armonista de Sanz del
Río confía en el Estado total y quita importancia a los problemas, porque el
mal no existe. Es un optimismo armónico gradualista y conformista. Es la
negación de la realidad objetiva tal y como es independientemente de nuestros
buenos deseos. Se niega la complejidad y se niegan las contradicciones. Es el
pensamiento de la ternura común por las cosas como dijera Hegel. Se llega así a
resultados absurdos. “Un individuo ha asesinado a su mujer, a sus hijos, a su
madre, ensañándose con sus cuerpos moribundos: no hay ningún problema. Este
individuo estuvo mal educado por las condiciones sociales de su infancia, o ha sufrido algún
trastorno neurológico. Llevémoslo a la cárcel hospital para reinsertarlo cuanto
antes “en la sociedad”.[35] El
simplismo de Sanz del Río puede llegar a ser insoportable. Es algo enfermizo.
Todo está claro. Todo está simple. El progreso es ineluctable. Al final, todos
los pueblos llegarán a ser hermanos. Es la Alianza de la Humanidad. Luego a
Zapatero se le ocurrió eso de la alianza de civilizaciones. Son cosas que pasan
cuando estamos en manos de semejantes gentes.
El otro manifiesto es el Manifiesto
Humanista 2000. La Academia Internacional de Humanismo de Buffalo, EE.UU. fue
quien lo fabricó. Es un manifiesto progresista, pero ahora se apoya en la
ciencia positiva. Es un humanismo positivista y cientificista. Sin embargo, los
redactores y signatarios del Manifiesto 2000 siguen creyendo en el progreso, en
la armonía, en el optimismo ético, en la Humanidad, etc.
El Manifiesto 2000 es un manifiesto
Alicia. Es igual de dogmático que el escrito de Sanz del Río. Da por supuesto
qué es humanismo, ética, ciencia, etc. Puro dogmatismo ingenuo e infantil.
Este Manifiesto 2000 se justifica
porque hemos entrado en un nuevo milenio. Por lo visto, cada 1000 años hay que
hacer un nuevo manifiesto. Los que lo han escrito dicen que se preocupan mucho
por la Humanidad. Tienen un compromiso con ella. Aman a la Humanidad. Vamos,
que hay un pacto secreto o implícito entre la Humanidad como un Todo y la
Academia de Humanismo. Esto me recuerda a un relato de Jorge Luis Borges que
figura en “El libro de arena” (1975) titulado “El Congreso”, en el cual se
relata cómo se organiza un Congreso Mundial de todos los hombres del Mundo en
Montevideo encarnado por unos cuantos individuos. “don Alejandro concibió el propósito
de organizar un Congreso del Mundo que representaría a todos los hombres de
todas las naciones. El centro de las reuniones preliminares era la Confitería
del Gas”. Dice Bueno: “Pero ¿quién se cree que es esta Academia para hablar con
palabras redentoras en nombre de la Humanidad? Antes que megalómanos
insensatos, preferimos suponer que son víctimas de un género literario
ingenuamente hinchado, que es el que inspira al pensamiento Alicia, cuando,
“elevando los ojos al Cielo” (como decía Aristóteles refiriéndose a
Párménides), se puso sublime y dijo: “El Ser es Uno”. Por tanto, “el Hombre es
Uno”, como resultante del contrato de Él consigo mismo.”[36]
En fin, que “el humanismo no sirve para
ordenar la vida de los hombres en sus relaciones materiales mutuas, y con los
animales, en el mundo globalizado del siglo XXI.”[37]
El pensamiento Alicia sería algo de lo
que no cabría preocuparse si estuviera en las mentes de algunos seres ociosos y
desocupados. Sería un problema irrelevante. Pero es que ocurre que es la
ideología del PSOE y de muchos ciudadanos de España. He ahí su peligrosidad
social y política.
Pero es que ocurre que no hay tontos
buenos. Ya lo dijo Sócrates-Platón. El que es sabio es bueno y el que es necio
es malo. Por eso, finalmente el pensamiento Alicia se convierte en una
ideología o pensamiento de mala fe. Tanto simplismo encubre la realidad y teje
mentiras que perjudican la tranquilidad pública y la eutaxia política del
Estado. El pensamiento Alicia es el opio del pueblo del siglo XXI en el caso
español al menos.
“Los principios del Pensamiento Alicia,
cuando se canalizan por esta vía retórica o sofística, se convierten,
obviamente, en pensamientos de mala fe.”[38]
Es que la estupidez no sale gratis. El
mal y la estupidez están siempre unidos. No hay tontos buenos.
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