1. Introducción.
El
principio antrópico pertenece al conjunto de cuestiones metafísicas antrópicas
que tienen que ver desde mi perspectiva con la teleología y con el diseño
inteligente. El principio antrópico significa o alude al puesto que el hombre
ocupa en el cosmos, en el universo. La pregunta
a la que trata de responder el principio antrópico podría formularse
así: ¿Para qué estamos aquí? Se trata de dilucidar, al abordar la cuestión del principio antrópico,
la cuestión de si el hombre ocupa en el universo un lugar singular o es, más
bien, un ser como otro cualquiera y sin ninguna trascendencia para la física
astronómica en las teorías cosmológicas que se formulen. El principio antrópico
en el fondo trata de dotar de sentido al universo desde una perspectiva humana.
El principio antrópico parte de la reflexión sobre lo delicadas que son las
condiciones necesarias para que haya vida en el universo, y de la admiración
ante el hecho de que la vida no habría podido aparecer si alguna de las
constantes de la naturaleza tuviera un valor ligeramente distinto. Por lo
demás, como decía Kant, no tiene sentido pensar un objeto al margen del sujeto
cognoscente que lo constituye trascendental e idealmente o del sujeto que lo
fabrica material y constructivamente, como dice Gustavo Bueno. ¿Qué aspecto
tendría el universo si nadie lo conociera, sin sujeto cognoscente,
independientemente de su ser conocido por nosotros? Pregunta carente de
sentido. “Desde que se empezó a entender que hay propiedades del universo
necesarias para la vida, ha habido un interés creciente por lo que ha llegado a
conocerse como el “principio antrópico”.[1]
Hay que dejar claro de entrada, que ninguna
ciencia natural considera relevante a la especie humana. Ni hay necesidad de
Dios ni hay necesidad del hombre para estudiar científicamente al universo
desde la física.
El
principio copernicano, que al contrario que el principio antrópico sostiene lo
contrario del principio antrópico fue formulado en 1948 por Hermann Bondi.
Sostiene este principio que nuestra posición de observadores del universo no es
privilegiada ni distinta de otras posiciones.
El principio antifinalista sostiene que
toda interpretación finalista de los fenómenos naturales no es válida y va en
contra de la objetividad de la ciencia natural.
El principio antrópico es en cambio un
principio metafísico finalista y antropocéntrico. Afirma tal principio que las
condiciones físicas de la Tierra han sido tales que han hecho posible la
evolución de las especies y el surgimiento de la especie humana. Stephen
Hawking afirma que el principio antrópico consiste en afirmar que vemos el
universo en la forma que es porque nosotros existimos.
Nos podemos plantear la siguiente
pregunta: ¿Por qué es tan grande el universo? La respuesta desde el principio
antrópico podría ser así: Porque si fuera significativamente más pequeño no
estaríamos aquí para observarlo.
Fue Brandon Carter quien en 1973
utilizó por vez primera el término “principio antrópico” y en su artículo de
1974 distinguió él mismo entre el principio antrópico débil y el principio
antrópico fuerte. Brandon Carter es quien plantea todo el problema de una sola
vez y lo tematiza. La posición del observador es necesariamente especial al
menos en cuanto que ciertas condiciones son necesarias para su existencia. El
principio antrópico tal y como lo formula Carter reza así: “Lo que podemos
esperar observar tiene que estar limitado por las condiciones necesarias para
nuestra presencia como observadores”
Brandon Carter afirma que tiene que haber una explicación
para la sorprendente debilidad de la constante de interacción gravitatoria. Si
la constante fuese de un orden de magnitud mayor, la mayoría de las estrellas
serían gigantes azules, un tipo de estrella de gran poder de irradiación y,
consecuentemente, de corta vida.[2]
Si, por el contrario, la constante
gravitacional fuese de un orden de magnitud menor, sólo habría enanas rojas,
estrellas de larga vida y de débil radiación. Ahora bien, parece ser que la
aparición de la vida requiere estrellas capaces de calentar durante suficiente
tiempo una región del espacio donde un planeta pueda tener una órbita estable;
pero ni las gigantes azules ni las enanas rojas pueden satisfacer estas
condiciones. Así pues, parece que el valor de la constante de interacción
gravitatoria no es azaroso, puesto que si fuese muy distinto no estaríamos aquí
para verlo.
Otro argumento antrópico de Carter
consiste en afirmar que el valor de la constante de interacción asociada a la
fuerza fuerte o nuclear. Esta fuerza apenas basta para mantener los protones y
neutrones en los núcleos. Sólo con que fuera un poco más débil, el hidrógeno
sería el único elemento existente, lo que, probablemente explicaría también la
presencia de la vida.
Unos
años antes que Carter, ya Dicke había postulado un punto de vista antrópico.
Según Dicke, la edad del universo ofrece un valor tan elevado porque, si su
valor fuera mucho más pequeño, no estaríamos aquí para observarlo. Otro tanto
puede decirse para rechazar la posibilidad de una edad significativamente
mayor. ¿Por qué es tan grande el universo? Porque, si fuese significativamente
más pequeño (=más joven) no estaríamos aquí para verlo.
Collins y Hawking conocieron una
versión inédita anterior y del artículo de Dicke de 1961. Publicaron un artículo
al respecto en 1973.
Como bien dice G. Bueno, el
principio antrópico considera al hombre como figura implicada en el arjé o en
el telos del universo concebido como un proceso evolutivo monista. Sin embargo
pudiera haber otras versiones con sentido, pero sin Dios en un multiverso de
infinitos universos paralelos como sugieren Everett o Hawking o Barrow.
Entonces podría prescindirse del aspecto más teleológico y concluir en un
sentido al estilo del eterno retorno de Nietzsche con repeticiones infinitas.
Es una filosofía esta la del
principio antrópico, que ha sido sugerida por Dicke y Carter. En esta
aproximación se postula que no hay un universo, sino todo un conjunto infinito
en acto de universos con todas las condiciones iniciales posibles. Es la tesis
del conjunto de múltiples universos propuesta por Carter.
Esto nos recuerda a Leibniz y su
teoría de los mundos posibles. Prosiguiendo con el principio antrópico y las
cuestiones y datos con él relacionados, una de las características más
llamativas del universo es su isotropía o uniformidad a gran escala, a escala
intergaláctica. ¿Por qué es isotrópico el universo?
Hawking y Collins en 1973 plantean
un número de universos muy grande con todas las combinaciones posibles. Sobre
esto la filosofía clásica ya había pensado antaño. Según Leibniz el
entendimiento divino es el país de los posibles y estos posibles agotan todas
las combinaciones de las esencias. Hawking habla de selección natural de
universos. La respuesta a la pregunta de por qué es isotrópico el universo es
sencillamente que porque estamos aquí.
“Indudablemente el descubrimiento
cosmológico más importante de los últimos treinta años ha sido la detección de
la radiación de fondo de microondas. El rasgo más notable de esta radiación es
que parece ser casi completamente isótropa. Hay un posible momento dipolo de
anisotropía con amplitud de alrededor de 0,1%; y si esto se confirmase,
probablemente se debería al movimiento del Sol alrededor de la Galaxia y al de
la Galaxia alrededor del supercúmulo local, más que a algún tipo de
inhomogeneidad o anisotropía a gran escala en el universo, afectarían a la
radiación y la harían aparecer anisótropa para nosotros.”[3]
Hawking y Collins buscan una razón
suficiente a la cuestión de por qué el universo es isótropo y recurren a una
argumentación antrópica
“Esto es cierto, pero no es un modo
de salir de la dificultad con el que estemos muy felices. Por tanto, tenemos
que afrontar la embarazosa cuestión de ¿por qué es isótropo el universo? La
respuesta más atractiva parecería venir de la idea de Dicke-Carter de que hay
un número de universos muy grande, con todas las combinaciones posibles de
datos iniciales y de valores de constantes fundamentales. En los universos con
menos de la velocidad de escape, las perturbaciones de densidad pequeñas no
tendrán tiempo de desarrollarse en forma de galaxias y estrellas antes que el
universo recolapse. En los universos con más de la velocidad de escape, las
pequeñas perturbaciones de densidad tendrían todavía más que la velocidad de
escape y de este modo no formarían sistemas ligados. Es sólo en los universos
que tienen muy aproximadamente la velocidad de escape donde cabría esperar que
se desarrollaran galaxias y hemos descubierto que tales universos se
aproximarían en general a la isotropía. Dado que parecería que la existencia de
galaxias es una condición necesaria para el desarrollo de vida inteligente, la
respuesta a la cuestión de ¿Por qué el universo es isótropo? Es porque estamos
aquí.”[4]
“El hecho de que hemos observado
que el universo es isótropo es, por tanto, sólo una consecuencia de nuestra
propia existencia”.
Con esto obtenemos ya un esquema
general adecuado del funcionamiento de la explicación antrópica.
Lawrence y Szamosi, 1974 afirman
que la existencia de vida y conciencia humanas requiere que el principio de
exclusión de W. Pauli (principio de los indiscernibles de Leibniz) actúe
durante tiempos cosmológicos.
“Podemos ahora restringir más las
fluctuaciones de rigor usando un argumento antropocéntrico similar a los usados
en el pasado por Dicke (1961) y Carter en obra inédita. La existencia de vida y
conciencia humanas requiere que el principio de exclusión de Pauli actúe
durante tiempos cosmológicos. El núcleo de los diversos elementos de los que
nosotros esta,ps construidos tiene que haber existido al menos durante la edad
del sistema solar, y la estructura de estos núcleos depende del principio de
Pauli, que se basa en la indistinguibilidad de protones y electrones. Si las
masas de estos nucleones difirieran por una cantidad detectable, las partículas
ya no serían indistinguibles y el principio de Pauli se vendría abajo” [5]
Por su parte, B.J. Carr y M. J.
Rees (1979) afirman que hay unas constantes en el universo sobre las que
conviene llamar la atención. 1ª La constante de estructura fina
electromagnética, la constante de estructura fina observacional y la razón de
las masas de un electrón a un protón. Hay algunas conexiones o interconexiones
entre las mismas en las estructuras menores que el átomo.
“La estructura del mundo físico se
manifiesta en muchas escalas diferentes, que se extienden desde el universo, en
la escala más grande, bajan a través de las galaxias, estrellas y planetas,
hasta las criaturas vivas, células y átomos…cada nivel de estructura requiere
para su descripción y explicación una rama diferente de la teoría física,
demodo que no siempre se aprecia cuán íntimamente están relacionados. Aquí
mostraremos que la mayoría de las escalas naturales están determinadas (hasta
un orden de magnitud) sólo por unas pocas constantes físicas”[6]
Otras relaciones diversas entre
constantes macro y microatómicas dependen también en sus valores de
construcciones antrópicas.
Tales consideraciones no
proporcionan una explicación física real, pero pueden indicar por qué
encontramos que estas razones fundamentales tienen sus valores observados.
Tenemos por ejemplo el valor de S
(la razón del número de fotones al número de bariones del universo). Este valor
es susceptible de determinación parcial mediante el principio antrópico. Otra
coincidencia sería la conexión entre la constante de estructura fina
electromagnética y la desestructura fina gravitacional. Hawking por su parte
declara que el hecho notable que hay que tener en cuenta es que los valores de
las cantidades de partículas en la naturaleza y de las fuerzas parecen haber
sido ajustadas sutilmente para hacer posible el desarrollo de la vida. Por
ejemplo, si la carga eléctrica del electrón hubiese sido solamente ligeramente
diferente, las estrellas o habrían sido incapaces de quemar hidrógeno y helio,
o, por el contrario, no habrían explotado.
Otra coincidencia que tiene un interés antrópico es la
nucleosíntesis descubierta por Fred Hoyle.
Si la reacción 3He→C no actuara
resonantemente, entonces la cantidad de carbono producida sería despreciable.
La evidente presencia de carbono y de sus compuestos llevó a Hoyle a predecir
que las reacciones 3He→C, 2He→Be y Be+He→C tendrían que ser resonantes. Poco
tiempo d3espués esta predicción fue confirmada experimentalmente, hallándose un
valor energético de resonancias muy próximo al predicho por Hoyle. Pero lo más
curioso fue la coincidencia que se daba allí porque el nivel de resonancia del
C12 calculado estaba justamente un poco por encima del nivel del Be8 + el He4
de modo que la energía térmica del interior de una estrella permitía que
ocurriera un proceso de resonancia.
Por otra parte, si se añadiera otro
núcleo de He4 al C12 se obtendría O16. Si esta reacción fuera resonante,
entonces todo el carbono se transformaría rápidamente en oxígeno. Sin embargo
y, por una coincidencia, el nivel de energía del núcleo de O16 está justamente
un poco por debajo del nivel de energía total de C12+ He4. Dado que las
energías del interior de una estrella son positivas, no es posible en ningún
caso alcanzar el nivel de resonancia del oxígeno.
Carr y Rees han influido
notablemente en Barrow y en Tipler. Por lo demás F. J. Dyson afirma: “No sería
sorprendente si resultara que el origen y destino de la energía del universo no
puedan ser entendidos por completo aisladamente del fenómeno de la vida y de la
conciencia”.
Fue Brandon Carter quien como hemos
afirmado antes, distinguió ya en 1973 entre el principio antrópico débil y el
principio antrópico fuerte.
El principio antrópico débil afirma
que nuestra ubicación en el universo es necesariamente privilegiada hasta el
punto de que es compatible con nuestra existencia como observadores.
El principio antrópico fuerte
afirma que el universo (y por lo tanto, los parámetros fundamentales de los que
depende) tiene que ser de tal modo que admita la creación de observadores
dentro de él en algún estadio.
El principio antrópico débil es una
puntualización trivial al principio copernicano.
La justificación del Principio
Antrópico Débil parece trivial: si nuestra situación espaciotemporal no fuese
compatible con nuestra existencia como observadores, no estaríamos aquí para
observarla.
Según Carter, el Principio
antrópico débil sería una forma particular del teorema de Bayes. Este teorema
distingue entre probabilidades a priori y a posteriori de una hipótesis dada
antes y después de que sea tomado en cuenta un aspecto de evidencia relevante.
El principio antrópico débil está
definido como un efecto de bioselección por Carter, no es más que una
aplicación del teorema de Bayes, puesto que nos enseña a tener en cuenta al
evaluar un determinado tipo de sucesos o teorías cosmológicas, que su
probabilidad relativa está condicionada por la evidencia de que existe una
forma de vida inteligente basada en el carbono.
Según S. Hawking El principio
antrópico débil dice que en un universo que es grande o infinito en el espacio
y/o en el tiempo, las condiciones necesarias para el desarrollo de una vida
inteligente se darán solamente en ciertas regiones que están limitadas en el
tiempo y en el espacio. Los seres inteligentes de estas regiones no deben por
lo tanto sorprenderse si observan que su localización en el universo satisface
las condiciones necesarias para su existencia.
En cambio el principio antrópico
fuerte está ligado con la noción de mundos posibles o conjunto de universos. Se
llega así a la afirmación de que hay una pluralidad infinita de universos
diferentes separados que cubren todas las combinaciones posibles.
Sólo pueden albergar la vida
aquellos universos cuyas características obedecen al principio antrópico.
Nos encontramos entonces en uno de
estos últimos universos y no tenemos por qué interrogarnos sobre la
probabilidad de realización de la clase a la que pertenece nuestro universo,
puesto que no tenemos elección: en efecto no podríamos encontrarnos en otra
parte. Esta afirmación guarda semejanzas asombrosas y sorprendentes con las
ideas del filósofo alemán Leibniz. Según Leibniz, en el momento de la creación,
Dios contempló todos los mundos posibles y eligió el mejor de ellos. Esto
significaba el principio de lo mejor asociado al principio de razón suficiente.
El universo según Leibniz es el
conjunto de todas las fuerzas que existen y actúan a causa de su fuerza o
principio interno. Esto es la doctrina de los mundos posibles de Leibniz.
Stephen Hawking dice que nuestro
universo es lógicamente posible desde el punto de vista de las esencias, pero
altamente improbable desde el punto de vista de las existencias. Es un mundo
extraordinariamente raro, inusual o improbable.
Lo que afirma el principio antrópico
fuerte es trivial: a saber, que el universo –este universo- tiene que ser un
universo tal que conduzca a la aparición de observadores porque si no, no
estaríamos aquí para observarlo.
El PAD sólo alude a nuestra
ubicación en el universo, en este universo que observamos.
El PAF alude al universo mismo.
Afirma que hay infinitos universos posibles pero que sólo existe este. Ha
tenido lugar una selección natural, darwiniana de universos. De esa selección
natural ha resultado nuestro universo. No haría falta entonces un Dios creador
que creara de entre una infinidad de universos posibles el mejor de los
posibles.
Según afirma S. Hawking, el
principio antrópico fuerte establece que “o hay muchos universos diferentes, o
muchas regiones diferentes de un único universo, cada uno/a con su propia
configuración inicial y, tal vez, con su propio conjunto de leyes de la
ciencia. En la mayoría de estos universos, las condiciones no serían apropiadas
para el desarrollo de organismos complicados; solamente en los pocos universos
que son como el nuestro se desarrollarían seres inteligentes que se harían la
siguiente pregunta: ¿Por qué es el universo como lo vemos? La respuesta,
entonces es simple: si hubiese sido diferente, ¡nosotros no estaríamos aquí!.”
Hawking afirma que las constantes
de la naturaleza pueden tomarse o bien como prueba de un propósito divino en la
creación y en la elección de las leyes de la ciencia, o bien como sostén del
principio antrópico fuerte.
Hawking es un crítico de la mayor
parte de estas especulaciones antrópicas metafísicas. Formula dos principales
objeciones. 1ª Contra la propuesta de considerar la existencia de infinitos
universos, Hawking apela al principio de economía según el cual hay que
eliminarlos de la teoría. Por lo demás, si hay varias regiones en un solo
universo, las leyes de la ciencia tienen que ser las mismas en cada región,
porque de otro modo un no podría moverse con continuidad de una región a otra.
En este caso las únicas diferencias entre las regiones estarían en sus configuraciones
iniciales y, por lo tanto, el principio antrópico fuerte se reduciría al
principio antrópico débil.
2ª La segunda objeción de Hawking
afirma que el PAF va contra la historia de la ciencia por su carácter
metafísico y teleológico.
El PAD señala la posición
antropocéntrica privilegiada del observador humano en el único universo
realmente existente.
En cambio, para el PAF este es el
universo posible que realmente existe porque estamos nosotros precisamente en
él. Puede haber infinitos universos, pero
sólo existe éste, el único realmente existente porque si no, no podríamos
hablar de él. Leibniz diría que vivimos en el mejor de los mundos posibles
porque este es el único mundo posible realmente existente. Este mundo real es
el mejor de todos los mundos posibles porque es el único que existe.
El PAF exige una teoría de los
mundos posibles. La diferencia con Leibniz es que los partidarios del PAF
hablan de que todos los infinitos universos posibles son reales, esto es,
existen.
La justificación de la multiplicidad
de universos reales radica en la afirmación de que un conjunto de otros
diferentes universos es necesario para la existencia de nuestro mundo. Llegamos
así al principio antrópico final: El procesamiento inteligente de información
tiene que llegar a existir en el universo y, una vez que llegue a existir,
nunca perecerá. En un número infinito de universos, basta con que exista una
leve posibilidad o probabilidad de que tenga lugar algo, para que ese algo se
repita infinitas veces. Los universos paralelos, aparecen dentro del contexto
del principio antrópico. Pueden existir múltiples universos entre los cuales
sólo algunos serán aptos para la presencia del hombre, uno de los cuales será
el nuestro.
Según la teoría de H. Everett, cada
resultado de una medición lleva asociado un universo distinto. En 1957 Hugh
Everett especuló con la teoría de la existencia de infinitos universos, donde
copias del nuestro con leves variaciones siguen sus propias vidas o
trayectorias. La teoría de los muchos mundos de Hugh Everett se basa en que
ciertas observaciones en mecánica cuántica no pueden predecirse del todo, en
cambio, hay una amplia gama de posibles observaciones con una diferente
probabilidad: cada una de las posibles observaciones corresponde a otro universo.
La matemática cuántica, tiene unas ecuaciones algebraicas que admiten varias
soluciones como ocurre con las ecuaciones de segundo grado. Las soluciones de
las cuales son varias y sólo una concuerda con la realidad del problema
correspondiente. Imaginemos que para determinar el número de objetos que se
encuentran en un recipiente cerrado se plantea la ecuación x2+5x+6= 0 cuyas
soluciones son x=2 y x=3. Mientras no se abra el recipiente estaremos en la
duda de si serán 2 ó 3 los objetos, o, siguiendo el lenguaje de la mecánica
cuántica, la situación es un estado de superposición 50% 2 objetos, 50% 3
objetos (1). Diremos que al abrir y comprobar que son digamos 3 los objetos,
hemos hecho la reducción de la expresión 1. Según Everett, consecuente en esto
con la mecánica cuántica, al comprobarse que son 3 los objetos, al producirse
la reducción de una expresión como (1) ocurre en ese instante una dicotomía de
universos. Uno de ellos es el universo en el que ha ocurrido la comprobación de
3 objetos y en el otro ha tenido lugar la comprobación 2.
En la mecánica cuántica, siguiendo
la interpretación de Copenhague, en el micromundo, la ecuación que hay que
considerar es la de Schrödinger HΨ=EΨ, donde Ψ es la función de onda, la cual
define el estado cuántico del que se trate, la cual tiene múltiples soluciones
o posibilidades para Ψ, por lo cual con cada reducción o determinación de la
misma, se producirá una dicotomía de universos paralelos en la concepción de
Everett. Puede ser múltiple el surgimiento de universos, pues múltiple puede
ser el resultado. Ninguno de los universos producidos en la reducción descrita
tendrá conocimiento de4l otro. No obstante si uno de ellos tuviera noticias del
otro, de que ha habido tal dicotomía y que en ese universo la solución para la
función de Ψ ha sido digamos a, del estado de superposición de a y b en el otro
universo, será b. No obstante, en esto último consiste la llamada paradoja EPR.
A pesar de la imposibilidad de velocidades superiores a la velocidad de la luz.
Esta es la teoría seminal, precursora de la
teoría posterior del multiverso o de los mundos paralelos. Al observar o
decidir o medir nos bifurcamos hacia otro universo donde habita un doble
nuestro y así hasta el infinito. Cada vez que se explora una nueva posibilidad
física, el universo se divide. Para cada alternativa posible se crea un
universo propio. Hoy se tiende a pensar que en una extensión infinita del
espacio-tiempo nos encontraríamos con infinitos yoes como el mío si pudiéramos
recorrer el espacio-tiempo absolutamente. Estos dobles variarán por detalles
insignificantes o más bien, también otros variarán casi infinitamente.
Según John A. Wheeler todo universo
sólo puede ser posible si produce vida, conciencia y observación. Los
observadores son necesarios para que exista el universo. Así, se formula el
PAP, Principio Antrópico Participatorio. El PAP es altamente especulativo y
metafísico. Wheeler se pregunta si no serán los observadores unos seres
necesarios para la existencia del universo.
George Ellis sostiene en 1979 que
un universo inhomogéneo y caótico contendría una multiplicidad infinita de
universos en miniatura, miniuniversos. El universo que observamos sería uno de
ellos. Formuló así el principio antrópico cristiano según el cual Dios creó el
universo para que existieran seres inteligentes, responsables y libres que
fueran capaces de amar, y así hacer partícipes de sus cualidades más excelsas a
algunas criaturas.
La doctrina de Barrow-Tipler aboca
a la tesis del diseño inteligente. El principio antrópico se relaciona entonces
con la tesis del diseño inteligente, con la causa final que dirige la creación
del universo y su evolución.
El Principio Antrópico Fuerte
afirma que existe un universo posible diseñado con el fin de generar y
sustentar observadores. Esta sería la versión teleológica.
Para que un universo contenga vida
inteligente con observadores humanos es necesario que inicialmente haya un
conjunto de otros universos diferentes al nuestro. El principio antrópico
fuerte desemboca en la teoría de los infinitos universos.
El Principio Antrópico Final
sostiene que el procesamiento de información tiene que llegar a existir en el
universo y, una vez que llegue a existir, nunca perecerá. El Principo Antrópico
Final es un Principio Antrópico finalista, teleológico. Hay sentido en el
universo, o al menos en algún universo, puesto que la evolución de algún
universo está abocada a la aparición de la vida humana, de la vida inteligente
para que el universo pueda ser observado, al menos algún universo podrá ser
observado y podrá aparecer así una teoría del universo, que en un multiverso
bien podría abocar a una cantidad infinita de teorías del universo al haber una
pluralidad infinita de observadores inteligentes en diversos universos y en
diversos mundos. En un tiempo infinito, con elementos en número finito, puede
producirse perfectamente el eterno retorno de lo idéntico que sostenían
Heráclito, los estoicos y Nietzsche.
Según afirma John D. Barrow en “El
libro de los universos”, hace ya “tiempo que los cosmólogos han percibido la
existencia de vínculo sorprendentemente estrecho entre las propiedades del
universo a gran escala y la existencia de vida en él.” Barrow afirma que el
principio antrópico no es una teoría científica cuya verdad o falsedad pueda
probarse. Es “únicamente un principio metodológico que impide sacar
conclusiones erróneas a partir de las pruebas. Reconoce que hay propiedades del
universo que son necesarias para la evolución y persistencia de la vida en él, de
modo que no es posible observar que sean distintas de lo que son.”
Es necesario tener en cuenta el
principio antrópico, utilizarlo: “El singular comportamiento de los universos
inflacionarios eternos y caóticos indica por qué es esencial tener en cuenta la
selección antrópica.”
El principio antrópico obliga a
considerar los universos posibles: “no nos queda más remedio que reconocer que
los distintos “universos” generados por la inflación eterna podrían mostrar
también físicas muy distintas.”
El principio antrópico manejado por
Barrow nos obliga a limitar nuestra atención a los universos en los que pueda
surgir vida inteligente y observadores conscientes. El principio antrópico es
una consecuencia de la existencia de los hombres.
2.
El principio antrópico cosmológico (1986).
En “The anthropic cosmological
principle” (1986) John Barrow y Frank J. Tipler dan un tratamiento exhaustivo
del principio antrópico, sus clases, su historia y de todas las cuestiones
filosóficas y categoriales con él relacionadas. Vamos a señalar algunos de los
contenidos más importantes en relación con lo que buscamos establecer: una
historia del principio antrópico y algunas doctrinas de los autores del libro y
de otros autores mencionados en relación con el principio antrópico.
El principio antrópico está
relacionado con la 5ª vía de Santo Tomás de Aquino, esto es, con el argumento
físico-teleológico tal y como lo expone Kant, esto es, con la doctrina del
diseño inteligente. Es el más comprensivo, exhaustivo análisis del principio
antrópico y en su relación con la 5ª vía
de Santo Tomás. Sin embargo, el principio antrópico desde la perspectiva que
aparece en el libro de Barrow y Tipler, más bien podría considerarse desde la
perspectiva opuesta, a saber, se trataría de completar el trabajo empezado por
la evolución darwiniana de desmantelamiento del argumento teleológico,
mostrando que la apariencia de diseño en las cantidades físicas y químicas del
universo es justamente eso: una apariencia debida al factor de autoselección
impuesto en nuestras observaciones por nuestra propia existencia. Si Barrow y
Tipler están en lo cierto, entonces el amplio argumento de Tennant prueba no de
forma más efectiva que el estrecho argumento teleológico de sus predecesores.
En el prólogo John A. Wheeler
afirma que no es posible concebir un universo sin vida. No tiene sentido hablar
sobre un universo a menos que alguien esté allí para hablar de ello. No sólo el
hombre está adaptado al universo, sino que además el universo está adaptado al
hombre.
Según el principio antrópico la
vida está en el centro de la maquinaria entera del diseño del mundo.
El principio antrópico es una mera
tautología. El universo tiene que admitir vida en algún lugar, en algún punto
de su historia porque nosotros estamos aquí.
Según Brandon Carter el principio
copernicano debe ser moderado por el principio antrópico a efectos de que
nuestra localización en el universo es necesariamente privilegiada. La
existencia de vida excluye otros universos. Ciertas propiedades son prerrequisitos
para que haya observadores que observan el universo. El universo, la ciencia
están a la escala del cuerpo humano.
El principio de autoselección,
dicen Tipler y Barrow, es la versión más básica del principio antrópico. Se
está hablando aquí del principio antrópico débil.
El principio antrópico en todas sus
manifestaciones, pero particularmente en su versión débil es muy análogo a los
argumentos de autorreferencia en matemáticas y en ciencia computacional.
El principio antrópico muestra que
la estructura observada del universo está restringida por el hecho de que
nosotros estamos observando esta estructura; por el hecho de que por así
decirlo, el universo está observándose a sí mismo a través de nosotros.
“El Santo Grial de la física
moderna es explicar por qué estas constantes numéricas –cantidades como la
ratio de las masas de protones y electrones por ejemplo- tienen los
particulares valores que ellos tienen”[7]
El principio antrópico es una norma
regulativa de nuestro conocimiento, en el sentido de que nos advierte de los
posibles errores que cometeríamos si no tuviésemos en cuanta el sesgo producido
por nuestra propia existencia.
¿Tendrá acaso el principio
antrópico una doble faz, lo histórico por un lado, -evolución del universo- y
lo ahistórico –leyes físicas y químicas-?
Posteriormente, en “Teorías del
todo”, Crítica, Barcelona, 1994, John D. Barrow añade algunas afirmaciones a
sus tesis de 1986. Por ejemplo, en la página 14 declara que nuestro
conocimiento del universo se halla influido por ocho ingredientes esenciales:
1. Las leyes de la naturaleza.
2. Las condiciones iniciales.
3. La identidad de las fuerzas y de las partículas.
4. Las constantes de la naturaleza.
5. Las simetrías rotas.
6. Los principios organizadores.
7. Los sesgos de selección.
8. Las categorías del pensamiento.
El principio antrópico débil es “el
reconocimiento de que nuestra propia existencia requiere que se satisfagan
ciertas condiciones necesarias respecto a la estructura pasada y presente del
universo visible.
Nuestras observaciones no deben ser
tomadas como si hubieran sido extraídas de un algún conjunto ilimitado de
posibilidades, sino de un subconjunto restringido por las condiciones necesarias
para que observadores basados en el carbono como nosotros mismos puedan
aparecer y evolucionar antes de que las estrellas mueran. Los cosmólogos ven el
principio antrópico débil como una restricción al célebre dicho de Copérnico
según el cual el hombre no ocupa un lugar especial en el universo. Pues aunque
tengamos razón en no admitir el prejuicio de que nuestro lugar en el universo
es especial en todos los sentidos, no deberíamos concluir de ello que nuestro
lugar no pueda ser especial en algún sentido.”[8]
Si negamos el principio antrópico
débil incurrimos en consecuencias erróneas. “Una de las características más
importantes del principio antrópico débil es que su negación conduce a
conclusiones erróneas acerca de la estructura del universo”.[9]
El objeto y el sujeto cognoscente
son inseparables: “La estructura a gran escala del universo está vinculada, en
contra de lo esperado, a esas condiciones necesarias para la existencia de
observadores vivos en su seno. Cuando los cosmólogos se enfrentan a alguna
propiedad extraordinaria del universo, deben moderar su sorpresa preguntándose
quién estaría aquí para verse sorprendido si el universo fuera
significativamente diferente. Este tipo de consideración “antrópica débil” no
es una conjetura o una teoría falsable.”[10]
Y aquí precisamente entra el tema
de la pluralidad o infinidad de mundos posibles o reales relacionados con el
principio antrópico: “Si existe algún elemento intrínsecamente aleatorio en la
composición del universo, el papel de los sesgos resultará crucial en nuestro
programa dirigido al entendimiento del mundo físico. Si tiene una única
estructura posible y necesaria, por existir sólo un universo posible,
lógicamente consistente, el efecto de nuestra selección antrópica débil apenas
nos deja concluir algo más que nuestra buena fortuna por haber permitido “el”
universo que la vida evolucionase en su seno”….Existen aspectos del universo
que podrían haber sido de otra forma y, de hecho, puede que sean efectivamente
de otra forma en partes diferentes del cosmos.”[11]
El principio antrópico débil afirma
que los valores observados de todas las cantidades físicas y cosmológicas no
son igualmente probables, sino que ellos toman sus valores de manera
restringida por la exigencia de que haya lugares en los que la vida basada en
el carbono pueda evolucionar y por el requisito de que el universo sea lo
suficientemente viejo como para que ya haya tenido lugar eso.[12]
Barrow y Tipler distinguen cuatro
principios antrópicos: el principio antrópico débil, el principio antrópico
fuerte, el principio antrópico participatorio de Wheeler y el principio
antrópico final de Barrow y Tipler.
Es esencial tener en cuenta las
limitaciones de un aparato de medición cuando uno interpreta sus observaciones.
Nuestra existencia como
observadores no explica el aspecto del universo. Collins y Hawking en 1973
decían al contestar a la pregunta de por qué el universo es isotrópico que la
isotropía del universo es una consecuencia de nuestra existencia. Esto lleva al
desprestigio al principio antrópico.
El principio antrópico más bien
sostiene que debemos observar que el universo posee ciertas características (no
que el universo deba poseer ciertas características) y la filosofía antrópica
sostiene que las características básicas del universo fueron traidas
precisamente por nuestras observaciones.
Si hubiera características en el
universo incompatibles con nuestra existencia, nosotros ya no estaríamos aquí
para observarlas.
En su libro de 2013, “Las
constantes de la naturaleza” Crítica, Barcelona, 2013, John D. Barrow considera al principio
antrópico como un principio metodológico “Es simplemente un principio
metodológico que si se ignora o se pasa por alto, nos llevará a extraer
conclusiones incorrectas.”[13]
El principio antrópico fuerte
afirma que el universo (y con él, los parámetros fundamentales de los que
depende) debe ser tal que admita la creación de observadores dentro de él en
alguna etapa.
John Wheeler propone el principio
antrópico participativo.
Finalmente, Frank Tipler y John
Barrow proponen el principio antrópico final: “Es sólo una hipótesis que
debería poderse demostrar verdadera o falsa utilizando las leyes de la física y
el estado observado del universo. Se denomina principio (o conjetura) antrópico
final, y propone que una vez que la vida emerge en el universo, no
desaparecerá.”[14]
Volviendo a “El principio antrópico
cosmológico”, los autores afirman refiriéndose al Principio antrópico débil que
desde él se introduce necesariamente la idea de un conjunto de universos
posibles.
El principio antrópico fuerte
afirma que el universo tiene que tener tales propiedades que permitan el
surgimiento de la vida en alguna etapa de su desarrollo.[15] De aquí se llega al argumento teleológico o del diseño inteligente. 1ª
tesis: (A) Hay un universo posible diseñado con la finalidad de generar y
sostener observadores.[16]
Wheeler ha establecido el Principio
antrópico participativo para una segunda posible interpretación del principio
antrópico fuerte:
Otra posibilidad de interpretar el
principio antrópico fuerte sería la siguiente: (C) Un conjunto de diferentes
universos es necesario para la existencia de nuestro universo.[18]
Finalmente aparece el Principio
Antrópico final: El procesamiento inteligente de información debe venir a la
existencia en el universo y una vez que haya aparecido, no podrá desaparecer.[19]
El principio antrópico final y el
principio antrópico fuerte son muy especulativos, por el contrario, el
principio antrópico débil es precisamente uno de los mejor establecidos
principios de la ciencia, ya que es esencial tomar en cuenta las limitaciones
de los aparatos de medida cuando interpretamos las observaciones de uno de
ellos.
El principio antrópico fuerte y el
principio antrópico final sugieren de alguna manera que la mente está ligada
esencialmente al cosmos. Por ello están ligados de alguna manera a los
argumentos teleológicos.
El origen del principio antrópico
débil lo debemos a la relación entre las constantes del universo con las
condiciones para que surja la vida.
“La moderna forma del principio
antrópico débil surgió de los intentos de relacionar la existencia de aspectos
invariables de la estructura del Universo con aquellas condiciones necesarias
para generar observadores”.[20]
El interés en las coincidencias
cosmológicas envolviendo los grandes números de Eddington y Dirac junto con la
posibilidad de variaciones temporales en las constantes fundamentales catalizó
el desarrollo de una nueva perspectiva cosmológica. Un punto de vista que
condujo a los cosmólogos directamente a la forma moderna del principio
antrópico.[21]
En 1957 Dicke estableció la
conexión entre los factores biológicos y las coincidencias en los grandes
números.[22] Dicke y Whitrow nos suministraron los primeros ejemplos de un principio
antrópico débil, a saber, que ciertos fenómenos destacables de la estructura
del universo eran necesarios para nuestra propia existencia.
A partir de ahí hizo su aparición
el argumento del diseño inteligente, esto es, que el universo debe dar lugar al
surgimiento de la vida o que está diseñado para que tenga lugar en él. Carter
denominó a este principio antrópico como principio antrópico fuerte para
subrayar la idea de que el universo debe ser cognoscible y admita la creación
de observadores dentro de él en alguna etapa. Este enfoque puede ser empleado
para “retrodecir” (“retrodict”) ciertos fenómenos de un universo cognoscible.
Wheeler ha especulado que el
universo puede ser cíclico infinitamente, alternándose la expansión y la
contracción. En los infinitos ciclos sucesivos pueden darse muchos universos
con vida, con observadores. El problema es que esto no es verificable.
Una más atractiva posibilidad que
no emplea nociones especulativas en lo que respecta a los universos cíclicos es
la sugerida por Ellis. Si el universo es infinito en el espacio y en el tiempo,
entonces nuestro conjunto ya existe. Un acontecimiento debe estar ocurriendo
simultáneamente en un infinito número de lugares en el universo.
Finalmente, la teoría de los
multiversos de Everett, derivada de la mecánica cuántica es un intento de
superar el número de profundas paradojas inerentes a la interpretación de la mecánica
cuántica y a la teoría de la medida. La mecánica cuántica requiere la
existencia de un superespacio de mundos alcanzando el rango de todas las
posibles observaciones.
3. Gustavo Bueno y el principio antrópico.
Gustavo
Bueno desde la perspectiva del materialismo filosófico, en el ámbito
epistemológico referente a la teoría del conocimiento distingue entre el
idealismo (los fenómenos como proyecciones de formas del sujeto hacia el locus
apparens de los objetos) y el realismo (los fenómenos como reflejos en mi
cerebro de objetos).
El mundo
objetivo se nos presenta como una suerte de espectro de absorción practicado
por nuestra subjetividad al intervenir en una realidad envolvente. La
morfología del mundo de la ciencia tiene que estar dada en segmentos suyos
esenciales, a escala del cuerpo humano y este es el fundamento más profundo en
el que podría asentarse el llamado principio antrópico. El objeto real es el
mismo objeto conocido.
Según
afirma G. Bueno en su doctrina del cierre categorial, “las categorías
científicas ofrecen las bases más seguras para la posibilidad misma de la vida
del hombre en el mundo (siempre que esta vida se suponga ya dada).” Nunca hay
que olvidar que la ciencia es el resultado del conjunto de operaciones
realizadas por los sujetos operatorios humanos y que por ello mismo el mundo,
la realidad se mide a escala humana, las manipulaciones humanas son a escala
del hombre lógicamente.
Por lo
demás, las relaciones existentes entre los términos de un campo gnoseológico de
objetos materiales y que constituyen las identidades sintéticas de las ciencias
tienen lugar siempre a escala de las operaciones quirúrgicas. Esto significa
que tales operaciones y tales relaciones
no son independientes del propio sujeto operatorio que las ejecuta. “Esto es
tanto como reconocer que las leyes de la naturaleza (que son conjuntos de esas
relaciones) no son leyendas metafísicas o absolutas, sino leyes de la
naturaleza “centrada en torno al hombre”, es decir, leyes del mundo del
hombre.” Si el mundo hubiera sido diferente, los hombres habrían formulado
otras leyes físicas.
4. Demócrito y los infinitos mundos.
Demócrito
con su doctrina filosófica del universo, de los infinitos universos supone un
gran paso hacia un materialismo complejo, pluralista y acosmista.
El
atomismo de Demócrito postuló la existencia de infinitos mundos. Si hay un
número infinito de átomos en un vacío infinito, tiene que haber un infinito
número de mundos que se están formando y destruyendo continua y eternamente.
“Hay infinitos mundos, que son engendrados y perecederos”. Diógenes Laercio
(IX).
“Dice Demócrito que existen infinitos mundos. Algunos
de los cuales no solo son semejantes entre sí, sino que no hay ninguna
diferencia entre ellos”. Cicerón.
La tesis
de los infinitos universos sostenida por Demócrito es una de las más curiosas
del atomismo griego. Es una verdadera anomalía filosófica en el mundo antiguo,
caracterizado por su monismo y por su cosmismo.
En la
doctrina atomista está ausente la teleología en un espacio vacío infinito y con
un número infinito de átomos y con infinita variedad de átomos. La consecuencia
es clara: Un infinito número de mundos.
“Los
mundos son infinitos, y diferentes en tamaño. En algunos no hay sol ni luna, en
otros son más grandes que en el nuestro y en otros más numerosos. Los
intervalos entre los mundos son desiguales, y en unas partes hay más y en otras
menos: unos están creciendo, otros en su plenitud, otros decayendo; y en unas
partes nacen y en otras perecen. Se destruyen al chocar unos con otros. Hay
algunos mundos desprovistos de animales y de plantas y de toda humedad”.
La
doctrina atomista establece que los mundos están sujetos a la generación y a la
corrupción. Claro, también puede pensarse en un multiverso, un universo
infinito…Infinitud y unidad parecen incompatibles. Un cosmos infinito es una
expresión contradictoria.
“Demócrito supone que el universo es infinito porque
no ha sido creado por un ser cualquiera, afirmando además que es inmutable y
expone de un modo racional como está constituido. Las causas de los fenómenos
actuales no han tenido principio, porque las cosas presentes y futuras están
absolutamente predeterminadas desde la eternidad”.
No hay
cosmos, porque no hay orden ni sentido del universo en el caso de que se
interprete a Demócrito en el sentido de un universo único, pero infinito, como
un multiverso ni de ninguno de los universos infinitos en número existentes.
Como no hay causa final, no hay ni unicidad ni eternidad del cosmos. En un vacío
infinito hay innumerables o infinitos mundos y tales mundos son distintos entre
sí. Hay una infinita variedad de mundos y de universos.
5. Giordano Bruno (1548-1600).
El
universo es infinito y existen infinitos mundos en su seno. No hay un mundo,
sino más bien muchos. Desemboca así Bruno en un acosmismo. Los infinitos mundos
se mueven todos sin excepción. Además, los infinitos mundos del universo están
habitados y en ellos existen seres vivos e inteligentes. Todos los infinitos
mundos existentes son similares al
nuestro. En “Del infinito universo y de los mundos” Diálogo V, se afirma
respecto al espacio infinito, que “En él existen infinitos mundos semejantes a
este y no diferentes de éste en su género”. Y antes, en el diálogo III,
“Existen pues, innumerables soles; existen infinitas tierras que giran
igualmente en torno a dichos soles, del mismo modo que vemos a estos siete
(planetas) girar en torno a este sol que está cerca de nosotros.”
6. Gottfried Leibniz (1646-1716).
Según Leibniz, este mundo que existe
es uno de los infinitos mundos posibles. Esta posibilidad pertenece al orden de
las esencias, más no al de las existencias. Según Barrow, “Aunque el universo
inflacionario no crea “todos” los mundos posibles –en el sentido metafísico de
crear todas las variaciones imaginables de todos los aspectos de un universo-,
sí es capaz de explorar todas las variaciones autocoherentes de la física
permitidas por la teoría de cuerdas. Al parecer, el número de ellas es el
colosal 10500 que vimos antes.”
Barrow sin embargo añade que “En el
momento en que uno se toma en serio que todos (o casi todos) los posibles
universos pueden existir (o existen), una resbaladiza pendiente se abre”. Es la
pendiente que conduce a la metafísica del eterno retorno de lo idéntico y de la
infinita repetición. “En un universo de tamaño y extensión material infinitos,
cualquier cosa que tenga una posibilidad distinta de cero de ocurrir en algún
lugar ocurrirá con una frecuencia infinita. Actualmente, debe haber un número
infinito de copias idénticas de nosotros haciendo exactamente lo que estamos
haciendo ahora.” La filosofía de Leibniz es cosmista porque vivimos en el mejor
de los mundos posibles, en el único universo existente, mientras que los demás
posibles no existen, pertenecen al orden de las esencias, no de las
existencias. Es que la cosmología actual merced al PAF es acosmista porque
afirma la coexistencia de infinitos universos. Pero esta infinitud como hemos
visto tiene consecuencias que nos aproximan a la teoría del eterno retorno.
Cualquier cosa que tenga una probabilidad finita de ocurrir habrá ocurrido una
infinidad de veces en el pasado.
Un
sistema de esencias composibles entre sí, sin contradicciones es un mundo
posible. El principio de no contradicción domina la esfera de los mundos
posibles, de las esencias y de los composibles.
No todos
los mundos posibles son composibles. Las esencias tienen que ser compatibles
entre sí….El mundo ha de ser viable. Dios calcula según el principio de lo
mejor y por el principio de razón suficiente. Cum Deus calculat, fit mundus.
Dios ha
creado el mejor de los mundos posibles. La finalidad aflora aquí. La
preocupación por la teodicea es la que se advierte tras la teoría leibniziana
de los mundos posibles. Si Deus est, unde malum? He aquí la cuestión decisiva
que determina la tarea de la teodicea.
Los
posibles son infinitos, pero no todos ellos llegan a la existencia. Sólo
aquellos que sean composibles entre sí y responden a la totalidad de
condiciones necesarias para poder existir llegan a la existencia. Hay una
selección divina. Decir que el mundo que hay es el mejor es una redundancia
porque si este mundo es el único que hay ello es porque es el mejor; y es el
mejor, justa y precisamente porque lo hay.
En
virtud de la necesidad moral el mundo actual es el mejor de los mundos
posibles.
Hay una
infinidad de mundos posibles y distintos con los que Dios habría podido llenar
el espacio y el tiempo. Pero hay uno sólo real, que se distingue de todos y es
precisamente el elegido por Dios como mejor entre todos los mundos posibles.
Hay que
concebir los mundos posibles como una colección infinita de mundos en los
cuales cada substancia se halla completamente ajustada a las substancias del
mundo correspondiente. Actualmente se habla de los universos burbuja, doctrina
consistente en afirmar que otros universos podrían surgir de lo que se conoce
como inflación eterna. Nuestro universo ha terminado de expandirse y otros en
cambio siguen haciéndolo. En lugares muy extraños surgirían universos con otras
leyes físicas aisladas. Un multiverso (o
metauniverso) es el conjunto hipotético de múltiples universos posibles
(incluyendo nuestro universo) que en conjunto constituyen toda la realidad. Los diferentes universos dentro de un
multiverso son a veces llamados universos paralelos. Se habla así de universos
paralelos, que están ligados a la teoría de las supercuerdas. También se habla
de universos-branas, son éstos universos paralelos apenas fuera del alcance del
nuestro en dimensiones extras al espacio tridimensional cotidiano. Los
universos-branas podrían flotar dentro de nuestro mismo espacio-tiempo en
dimensiones superiores. Los universos hijos hacen alusión a lo siguiente: es
posible que todos los posibles resultados dentro de una situación ocurran en
sus propios universos separados. En cada universo existe una copia de ti mismo
presenciando uno de los resultados- pensando que tu realidad es la única
realidad.
Según
algunos matemáticos de Oxford, las matemáticas demuestran que los universos
paralelos existen realmente. Esta noticia nos indica la importancia de estas
teorías de los multiversos generadas desde 1957 pero sobre todo desde hace
treinta años aproximadamente, Neoteo, nt 27.IX-2007, Matemáticos de la
Universidad de Oxford demuestran matemáticamente que el concepto de estructura
de árbol de nuestro universo es real. Los universos alternativos son
matemáticamente posibles. El Dr. David Deutsch afirma que la estructura del
universo contiene infinitas bifurcaciones creadas al dividirse en versiones
paralelas de sí mismo, que puedan explicar la naturaleza probabilística de los
resultados cuánticos. La línea del espacio-tiempo del universo tendría así una
estructura arborescente infinita.
Entonces,
finalmente podemos concluir que el principio antrópico se dice de al menos
cuatro maneras: 1. Principio antrópico débil. 2. Principio antrópico fuerte. 3.
Principio antrópico participatorio y 4. Principio antrópico final. Sólo desde
la ciencia y desde una filosofía rigurosa podría únicamente el Principio
Antrópico Débil ser aceptable sin incurrir en la mala metafísica grosera y
zafia de los que sostienen el PAF con sus delirios incontrolados y que desde
luego el Materialismo Filosófico también sostiene una suerte de principio
antrópico al afirmar que la ciencia y nuestro mundo está hecho desde la
perspectiva humana y a escala del cuerpo humano y de las operaciones realizadas
por los sujetos corpóreos humanos operatorios.
Felipe Giménez Pérez, Pioz, 16 de Julio de 2015.
[3] S. Hawking. C. B.
Collins 1973, “Why is the universo isotropic”, The astrophysical Journal, 180,
317-334, pág. 317.
[5] 1974. Statistical
physics, partielle masses, and the cosmological coincidences”. Nature, 252,
págs. 538-539.
[6] 1979, “The
anthropic principle and the Structure of the physical world”…Nature, 278. Págs.
605-612.
[7] John D. Barrow,
Frank J. Tipler, The anthropic cosmological principle, 1986, Clarendon Press,
Oxford, Oxford University Press, N. York, pág. 5 “The Holy Grail of modern
physics is to explain why these numerical constants –quantities like the ratio
of the proton and electron masses for example-have the particular numerical
values they do.”
[12] “The observed
values of all physical and cosmological quantities are not equally probable,
but they take on values restricted by the requirement that there exists sites
where carbon-based life can evolve and by the requirement that the Universe be
old enough for it to have already done so” John D. Barrow, Frank J. Tipler, op.
Cit. Pág. 16.
[15] “El principio
antrópico cosmológico”, 1986, op. Cit. Pág 21. Strong Anthropic Principle
(SAP): The Universe must have those properties which allow life to develop
within it at some stage in its history.
[16] (A) There exists
one posible Universe “designed” with the goal of generating and sustaining
“observers”. Op. Cit. Pág 22.
[18] Op. Cit. Pág. 22
(C) An ensemble of other different universes is necessary for the existence of
our Universe.
[19] Op. Cit. Pág. 23.
“Final Anthropic Principle (FAP: Intelligent information-processing must come
into existence in the Universe, and, once it comes into existence, it wil never
die out.”
[20] Op. Cit. Pág 219.
“The modern form of the Weak Anthropic Principle arose from attempts to relate
the existence of invariant aspects of the Universe´s structure to those
conditions necessary to generate “observers”.
[21] Tipler y Barrow,
op. Cit. Págs 243-244. “The interest in cosmological coincidences involving the
large dimensionless numbers of Eddington and Dirac together with the
possibility of time variation in fundamental constants catalysed the
development of a new cosmological perspective. A point of view that was to lead
cosmologists directly to a modern form of the Anthropic Principle.”
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